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El PP y las mujeres

Mª Dolores de Cospedal, durante un acto con mujeres el pasado 8 de marzo. / PP

Luz Sanchis

El recurso del PP contra la Ley de Igualdad aprobada por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero provocó en 2007 una bronca a gritos entre Josep Piqué y Sebastián González, por entonces coordinador de organización del partido. Durante una convención del PP en Valladolid, al dirigente catalán se le atragantó la cena al enterarse de que su partido había decidido recurrir la ley porque las cuotas “restringían los derechos de las personas en atención a su género. ”¡Sólo nos faltaba eso, ya hemos metido la pata en muchas cosas como para que encima pasemos por machistas oficiales!“, bramó antes de abandonar la mesa.

El PP siempre se ha defendido de las acusaciones de machismo con el argumento de que fue el primer partido en situar a mujeres en cargos relevantes. Eso no le impidió recurrir ante el Tribunal Constitucional las tres leyes más importantes del gobierno socialista y que constituyeron un avance más importante para las mujeres: la de Igualdad, la ley integral contra la violencia de Género y la ley de plazos que permite interrumpir el embarazo. A falta de que el tribunal se pronuncie sobre la última, el PP perdió los dos primeros.

Entre los ejemplos de los puestos de importancia ocupados por mujeres del partido conservador se encuentran las primeras presidentas del Congreso y del Senado, Luisa Fernanda Rudi y Esperanza Aguirre. También las alcaldesas de grandes ciudades como Rita Barberá en Valencia, Rudi en Zaragoza, Teófila Martínez en Cádiz y Celia Villalobos en Málaga. En la actualidad, Villalobos es vicepresidenta primera de la Cámara Baja y Soraya Sáenz de Santamaría es la número dos de Mariano Rajoy en el Gobierno y ministra de la presidencia.

Pero el hecho de que muchas hayan sido aupadas a puestos relevantes ha convivido con el silencio de la mayoría cuando alguno de sus compañeros de filas se ha despachado con declaraciones machistas. En la última polémica protagonizada por el alcalde de Valladolid, el patrón de respuesta se ha repetido y ninguna mujer ha desautorizado de forma explícita a Javier León de la Riva. Sólo Susana Camarero, secretaria de Estado de Igualdad, ha expresado una condena genérica sobre ese tipo de declaraciones, pero sin nombrar a De la Riva o al PP.

La máxima responsable del PP, Mª Dolores de Cospedal, aprovechaba el Día Internacional de la Mujer para insistir es esa idea y en su oposición a reservar puestos a mujeres para avanzar en cuanto a paridad. “Siempre hemos tenido en las listas a mujeres. Hay algunos que no las llevan de primeras, pero siempre llenan la cuota. Es muy ofensivo y lo más machista que hay para una mujer”, declaró.

Las siglas por delante de los principios

En ese encuentro con mujeres, la secretaria general consideró necesario aclarar que nunca ha querido “ser un hombre ni ser tratada como tal” y cosechó muchos aplausos. Pero unos meses después, cuando Miguel Arias Cañete se refugió en la dificultad de debatir con Elena Valenciano para que su presunta superioridad intelectual no se interpretara como machista, Cospedal y el resto de mujeres del PP quitaron hierro al asunto. “Desafortunada” o “lamentable” son los adjetivos más contundentes que utilizaron.

Hasta el momento, ninguna otra mujer con peso en el PP se ha atrevido a exigirle que pidiera perdón por su ofensa y por sus acusaciones sobre violaciones falsas. Ana Mato, Esperanza Aguirre, Cristina Cifuentes, Celia Villalobos, muy beligerante cuando se trata de defender el derecho al aborto, o la vicepresidenta han permanecido calladas. De esta forma, ha resultado evidente su decisión de anteponer la pertenencia al partido a la defensa de sus ideas.

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