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Las muertes por violencia de género que no figuran en las estadísticas oficiales

Las víctimas mortales indirectas en agresiones de violencia de género no figuran en las estadísticas oficiales.

Laura Olías

La localidad asturiana de Degaña perdió en mayo de 2011 a tres de sus vecinos. Tres hombres fueron asesinados por ser padre, hermano y pareja, respectivamente, de una mujer a la que su exmarido quiso quitar la vida. En el ataque dejó heridas a ella y a su madre. Pero la magnitud de este incidente es invisible para las estadísticas oficiales públicas de la Delegación de Gobierno para la violencia de género, ya que solo registra los datos de las mujeres víctimas mortales, los suicidios de agresores y, desde 2013, de los niños que quedaron huérfanos debido a una agresión machista.

Visibilizar a las “víctimas indirectas” o colaterales de la violencia de género es uno de los objetivos de una reciente Proposición no de Ley registrada por el grupo parlamentario socialista y que se debatirá “a principios de diciembre en la próxima Comisión de Igualdad”, afirma la diputada del PSOE Ángeles Álvarez. La propuesta pretende ampliar la información pública que facilita la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género con el objetivo de que estas víctimas no queden olvidadas, ni desvinculadas de los motivos por los que perdieron la vida. “Esta situación minimiza la dimensión real de la violencia contra las mujeres”, apunta el texto, al que ha tenido acceso eldiario.es.

En el seguimiento llevado a cabo por los socialistas de las informaciones publicadas en los medios de comunicación han contado al menos 22 casos de personas que murieron en ataques por violencia sexista “sin ser contabilizadas en las estadísticas oficiales”. “Lo que pretendemos es que la estadística refleje de manera fiel el impacto real en la sociedad de este tipo de violencia, que también afecta a personas que prestan apoyo a la mujer”, explica la diputada socialista miembro de la Comisión de Igualdad.

Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno para la Violencia de Género, considera positivas todas aquellas medidas que amplíen la información disponible en este campo, que ayuden a conocer más sus caracteríticas y, así, “podamos mejorar la prevención”. Entre las precauciones, advierte de la necesidad de “no diluir el impacto sobre las mujeres”, que son el verdadero objetivo del agresor y diferenciar estas víctimas de las mujeres asesinadas. “Pueden darse situaciones en las que se trate de una violencia extrendida, en la que se agrede a personas del entorno de la mujer, como los hijos, para herirla”, explica Lorente.

Las estadísticas oficiales reducen el impacto sobre las mujeres en el número de víctimas mortales. Hasta el 18 de noviembre, 44 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas. Se detalla si habían iniciado acciones judiciales contra su agresor, las medidas de protección vigentes, su lugar de residencia y su relación con el maltratador. Si no hay muerte, como en el caso de Degaña, no aparece en estas bases de datos.

Hay que recordar que las mujeres asesinadas por hombres con los que no mantienen una relación afectiva no se consideran violencia de género. Esta definición deja también fuera del recuento a las prostitutas asesinadas por sus clientes, por ejemplo, una exclusión denunciada por algunas organizaciones sociales.

De los 22 casos de víctimas indirectas recogidos por la Red Feminista desde 2006, 11 de las personas asesinadas eran las actuales parejas de las mujeres acosadas, siete víctimas eran los padres o hermanos, y los cuatro restantes eran terceros que intercedieron en auxilio de las mujeres.

Marisa Soleto, directora de la Fundación Mujeres, coincide con Lorente en que “toda la mejora estadística para estudiar la violencia de género es positiva”. Con el tiempo, apunta, “ha aumentado la información que ofrece la Delegación de Gobierno, como las cifras de suicidios de los agresores y la de los menores que quedan huérfanos por estas agresiones”. Hasta la fecha, 32 menores han perdido a su madre por este motivo en lo que va de año. “Interesa todo lo que sucede en el entorno de la mujer porque las dimensiones de la violencia de género generan graves daños sociales, para los que necesitamos indicadores más amplios”.

Registrar también los ingresos hospitalarios

En la proposición del PSOE también se solicita que “más allá de los informes sobre fallecimientos se incluya, igualmente, el número de ingresos hospitalarios, lesiones y bajas sanitarias como consecuencia de los daños producidos por la violencia de género”. Marisa Soleto indica que la cifra de víctimas mortales tiene mucha importancia pero “hay que superar ese indicador”. En su opinión, la información sobre los daños a la salud de la víctima, aunque sean más complejos de recabar, pueden aportar luz sobre el maltrato que no deja rastro en las estadísticas.

Miguel Lorente señala que, con la información disponible, existe la percepción de que se pasa “de la nada a la muerte” en el maltrato machista. “Cuando en medio hay muchos grados de agresiones, algunas muy graves que dejan secuelas muy serias”, continúa.

Marta Anguita, protagonista del documental “La maleta de Marta”, fue brutalmente agredida por su expareja hace 13 años. La mujer recibió 16 puñaladas, que han dejado una profunda huella en su vida, pero no en las bases de datos.

En opinión de Lorente, conocer las distintas formas de actuar de los agresores puede ayudar a evaluar riesgos. “Hay que tener cuidado con la información pública sobre el tipo de lesiones, para proteger la intimidad de las víctimas. Habría que homogeneizar los datos por tipos de daños, por ejemplo, entre leves y graves”, afirma. Según su experiencia, recabar la información es factible mediante el cruce de datos de dos fuentes: las entidades sanitarias y las sentencias y la información de los juzgados que cursan estos casos.

Con el décimo aniversario de la ley contra la violencia de género, revolucionaria a nivel mundial en el momento de su aprobación, diferentes organizaciones han planteado la necesidad de mejorarla tras estos años de experiencia. La ministra de Sanidad Ana Mato ya se ha reunido con alguno colectivos para revisar la norma, que previsiblemete incluirá como víctimas directas a los menores que hayan vivido en un entorno marcado por la violencia de género. “Hay que medir el daño global que provoca este tipo de violencia, pero siempre destacando y tratando de manera diferenciada su objetivo: la mujer”, concluye Marisa Soleto.

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