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El presidente del Consejo de Seguridad Nuclear se va de viaje a Viena para no dar la cara ante el Congreso

El presidente del CSN, Fernando Marti.

Antonio M. Vélez

“Pretextos. Nunca te faltarán para dejar de cumplir tus deberes. ¡Qué abundancia de razonadas sinrazones! No te detengas a considerarlas. Recházalas y haz tu obligación”, reza una cita atribuida a Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, la organización religiosa a la que, como muchos miembros del Gobierno en funciones, pertenece el presidente del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Fernando Marti.

Ajeno a esa máxima, Marti lleva sin comparecer ante el Congreso de los Diputados desde noviembre de 2014 y, pese al requerimiento unánime de los grupos parlamentarios, se ha negado a dar la cara esta semana ante la Comisión de Industria de la Cámara Baja, de la que depende el CSN, para dar cuenta de su gestión en plena polémica por los procesos para la reapertura de la central nuclear de Garoña y por el visto bueno a la construcción del almacén temporal centralizado (ATC) de Villar de Cañas (Cuenca).

Inicialmente, el CSN había esgrimido “motivos de trabajo” para esa ausencia, y esa sería la excusa por la que Marti decidió adelantar al martes el pleno del regulador inicialmente convocado para el miércoles 27 de abril y se sacó dos billetes de avión a Viena (Austria), sede del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Marti se marchó de viaje tras redactar una carta dirigida este martes al presidente de la Comisión de Industria del Congreso y vicesecretario general de Organización del PP, Fernando Martínez-Maíllo, en la que le expone por qué no podrá comparecer en el Congreso.

Ese viaje a Viena, no confirmado oficialmente por el CSN (que tampoco comenta este asunto), no aparece en la misiva, a la que ha tenido acceso eldiario.es. En ella, Marti esgrime otras razones para no pisar el Congreso esta semana. La primera, que la fecha de las comparecencias del presidente del regulador nuclear en la Cámara Baja “siempre ha sido fijada con un mes y medio de antelación y de mutuo acuerdo”. “Este plazo ha sido el aconsejable para facilitar el esquema de ordenación de los trabajos de la ponencia en anteriores legislaturas, con carácter previo a la comparecencia del Presidente del CSN, y dependiendo de la agenda de los miembros de la ponencia, así como de las posibles comparecientes”, expone.

Marti también cree que, antes que él, deberían desfilar por el Congreso, entre otros, los representantes de las eléctricas, las empresas públicas que gestionan el combustible y los residuos nucleares (Enusa y Enresa), las organizaciones ecologistas y la Asociación de Municipios de Centrales nucleares (AMAC).

El “máximo interés”

En la misiva, fechada el pasado martes, Marti insiste en comparecer como pronto el 4 de mayo y asegura que tiene el “máximo interés” en hacerlo, pese a que, para entonces, las Cortes ya estarán disueltas, ante la imposibilidad de formar Gobierno y la previsible convocatoria de nuevas elecciones generales para el 26 de junio.

Fuentes cercanas al Parlamento recuerdan que el Congreso lleva citando al presidente del CSN sin éxito desde 2014. El nuevo Congreso lo convocó en febrero, y en vista de que toreaba a la Comisión de Industria, la Cámara Baja constituyó la ponencia parlamentaria de relaciones con el CSN, que pidió su comparecencia con idéntica suerte.

Tal y como avanzó Sabemos, esa ponencia envió la semana pasada un requerimiento al jefe del supervisor nuclear en el que le proponía dos fechas para comparecer: “El miércoles 27 de abril por la mañana o el jueves 28 de abril por la tarde, ambos días en la hora más conveniente para V. E.”, según una carta remitida el pasado 20 de abril a Marti por Martínez-Maíllo. 

Marti, que antes de ser colocado por el Gobierno al frente del CSN (en diciembre de 2012) fue el primer secretario de Estado de Energía con José Manuel Soria en el Ministerio de Industria, “quiere escaparse hasta noviembre de este año, seguramente, que será cuando lo vuelva a llamar el Parlamento”, resumen fuentes conocedoras de la situación.

Para entonces, el CSN ya habrá evacuado su informe sobre la reapertura de Garoña (previsto para junio o julio) y habrá avanzado en el licenciamiento del ATC de Villar de Cañas, dos de las decisiones más importantes de la historia del organismo. Todo ello, sin que su presidente tenga que rendir cuentas ante el Congreso.

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