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Paseo entre los cadáveres arquitectónicos de Pedro Antonio Sánchez en Puerto Lumbreras

Auditorio de Puerto Lumbreras / Miguel Aznar

Elisa Reche

Puerto Lumbreras (Murcia) —

La avenida Presidente Adolfo Suárez divide la localidad murciana de Puerto Lumbreras en dos. Desde la antigua carretera N-340 pueden verse decenas de edificios nuevos aún en venta con las persianas echadas. Al final de la la avenida, girando a la derecha, aparece un edificio de ladrillo y cemento abandonado: el esqueleto del Teatro-Auditorio.

Son las ruinas que tienen en jaque al presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, quien fue alcalde de este municipio de 14.000 habitantes entre 2003 y 2013. Sánchez será elegido presidente del PP regional en el congreso que se celebra este fin de semana con un apoyo masivo en el partido.

El exalcalde de Puerto Lumbreras y ahore presidente regional está imputado en el Caso Auditorio por los presuntos delitos de prevaricación, falsedad documental y malversación de fondos públicos en el Tribunal Superior de Justicia de Murcia. El centro cultural, que recibió una subvención de la Comunidad por valor de 6 millones de euros, fue recepcionado por el municipio en 2011 sin estar terminado. La Fiscalía señala que aún queda un 38% por construir. Un informe de la Guardia Civil certifica que el Ayuntamiento pagó más de dos millones de euros por materiales que no se encuentran en el edificio o, mejor dicho, sus ruinas.

Pero el auditorio no es la única obra a medio construir de las que Sánchez decidió erigir mientras fue alcalde del pueblo. Desperdigados por Puerto Lumbreras se encuentran los cadáveres arquitectónicos de un nuevo Ayuntamiento, un Centro Integral de Seguridad y Emergencias, un Museo Folclórico y un Centro de Atención Policial.

Los presupuestos de estos cuatro proyectos inacabados suman prácticamente otros 6 millones de euros, el mismo montante que el auditorio. La localidad está lindando con Almería y vive principalmente de la agricultura.

“Para llenarlo hubiera hecho falta llamar a toda Murcia”

Los alrededores del auditorio inacabado están vacíos. Tan sólo hay un grupo de ancianos sentados en el banco de un parque infantil. “Tendría que haber sido la residencia de ancianos que se planeó al principio. Se llegó a poner la primera piedra, pero luego cambiaron de idea”, dice Juan de 76 años.

“Esto es muy exagerado, tiene mucho espíritu de grandeza, desde luego para llenarlo hubiera hecho falta llamar a toda Murcia y toda Lorca y ni con esas”, señala el vecino en dirección al auditorio que iba a contar con entre 900 y 1.200 localidades. “Pedro Antonio es hijo de Puerto Lumbreras. Aquí todos le conocemos a él y a su familia, que vendía artesanía”, añade.

El teatro-auditorio iba a ser un complejo cultural de 10.000 metros cuadrados formado por tres edificios, un anfiteatro y una pérgola que los unía a los tres. Uno de ellos, el más acabado, llegó a albergar una exposición inaugural de tallas de madera justo antes de las elecciones autonómicas de mayo de 2015, cuando Sánchez se hizo con el Gobierno regional. Todavía se ven los carteles de la exposición colgados en el interior vacío. Cada cierto tiempo, el edificio sufre episodios de vandalismo y no es raro encontrarse con los cristales rotos.

“La construcción de este edificio no fue otra cosa que un trampolín de Pedro Antonio Sánchez para vender en Murcia que se merecía la presidencia de la comunidad. Se ha estado preparando para eso desde que era joven”, señala José Manuel Miravete, concejal socialista que está detrás de la demanda del caso Auditorio.

Los medios de comunicación informaron de que el arquitecto Martín Lejárraga iba a ser el autor del diseño del auditorio antes de que saliera a concurso. El proyecto que presentó costaba exactamente lo mismo que la subvención que pagó la comunidad. Lejárraga también fue el arquitecto que diseñó la pasarela que discurre por la rambla Nogalte en el centro de Puerto Lumbreras y que, como el auditorio, protagonizó una investigación judicial por diversas irregularidades en su construcción.

El de la pasarela fue el primer caso de corrupción sobreseído en España por acabarse el periodo de tiempo de instrucción que impone la nueva ley de Enjuiciamiento Criminal.

Al lado de la rambla se encuentra el Centro Cívico Cultural de Puerto Lumbreras donde está alojado de forma provisional el Ayuntamiento. El edificio del nuevo consistorio que se empezó a levantar durante el mandato de Sánchez nunca llegó a terminarse. Se invirtieron 1.490.877 euros. La bandera de España de la plaza consistorial ondea ante un edificio con los pilares y los ladrillos al descubierto.

Para comenzar la obra, en 2006, se derribó la antigua sede “que no tenía ningún problema”, señala Miravete. “El centro cívico siempre tuvo bastante actividad cultural, pero ahora se hacen menos cosas porque el Ayuntamiento está ocupando parte del espacio”, añade.

Solo se ve pasear a gente en los alrededores de la rambla. El resto de las calles del pueblo están prácticamente vacías. En el bar de la antigua N-340, Los Rosales, una clienta señala que “al menos podían haber terminado el auditorio”. “También podían haber montado la escuela de cocina en el antiguo parador, tal y como se dijo”, remata. El parador fue trasladado en 2012 a la localidad vecina de Lorca, con más patrimonio cultural.

La construcción del nuevo Centro Integral de Seguridad y Emergencias contó con un presupuesto de 2.747.222 euros. Las obras comenzaron en junio de 2009 y debían estar terminadas para principios de 2011. El edificio iba a contar con un helipuerto para asistir al suroeste de la región. La inversión para el Centro de Atención Policial de La Estación-Esparragal fue más modesta, con una cifra de de 759.224 euros. En ambos edificios los pilares y vigas están al descubierto rodeados de matojos.

En el Museo-Centro Folklórico Virgen del Rosario no hay matojos, pero tampoco hay vida. Obtuvo una subvención de casi un millón de euros: 920.188 para ser exactos. Su fachada exterior luce blanca, pero está cerrado a cal y canto. Las ventanas de la primera planta están tapiadas. “Dejaron los aparatos de aire acondicionado colocados y los robaron enseguida”, explica Miravete.

El coste de todos estos edificios sin terminar de construir junto con el del propio auditorio ronda los 12 millones de euros. “Más o menos el presupuesto anual de Puerto Lumbreras”, precisa Miravete.

Unas cuantas ruinas modernas salpican el pueblo de 14.000 habitantes. El castillo de Nogalte, cuya reconstrucción, esta sí, concluyó en 2012, vigila Puerto Lumbreras desde las alturas. También está vacío.

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