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La cuerda se tensa con los empleados de limpieza

La basura aflora en el aeropuerto de Barajas durante la huelga de los empleados de Pilsa y Eulen

Elena Cabrera

Decía Antonia Ruiz, empleada de limpieza de la Base Aérea de Albacete, que a los limpiadores les llaman “personal no productivo”. No generan riqueza, no venden productos, no incrementan los beneficios de la empresa. Su trabajo es invisible: de manera discreta quitaron el polvo de la mesa antes de que alguien se sentara allí, fregaron la taza del váter antes de que algún compañero entrara a usarlo, limpiaron los cristales después de que lloviera y enceraron el suelo antes de otros trabajadores lo pisaran. “Productivos no, pero necesarios sí”, recuerda Antonia.

El trabajador de la limpieza es el eslabón más débil de la cadena de trabajo en España. Crece el número de subcontratas que despide o paga con retraso a sus empleados. A los casos de Esabe, Ecomed, Pilsa o Eulen, se une la preocupación de los trabajadores de Cejal Limpiezas y Conservación de Edificios y Exteriores (CEE), cuyos 250 empleados adscritos a 15 de las escuelas de la Universidad Politécnica de Madrid no han recibido la paga de diciembre y temen por la de enero.

Ya lo han decidido. El 29 de enero cuelgan las escobas indefinidamente si antes de ese día no han cobrado la paga de diciembre. Y si la reciben, pero antes del 4 de febrero no les ingresan enero, ese día estarán convocados de nuevo a la huelga.

Pagadores públicos

Según la empresa Cejal, este problema es tan sólo “una discrepancia en los pagos” ya que “los trabajadores están cobrando” aunque con algo de retraso y que “las relaciones con la Universidad son excelentes”, sin querer revelar cuánto tiempo hace que la institución no les paga.

Fuentes sindicales apuntan que la última factura que abonó la Universidad a la empresa de limpieza tuvo lugar en julio, y que habitualmente realiza los pagos trimestralmente. La Universidad, a su vez, sufre los recortes de la comunidad autónoma. Cejal obtuvo el concurso de limpieza en la Escuela Superior de Telecomunicaciones hace ocho años pero es en el actual contexto de recortes y retrasos en cadena cuando los empleados de limpieza han empezado a preocuparse. Los trabajadores del servicio de limpieza de esta escuela opinan que, al no pagarles, la empresa les está utilizando para presionar a la Universidad. Se sienten marionetas, no trabajadores.

La UPM es un cliente importante para Cejal, donde tiene a 140 trabajadores, pero en total emplea a más de 400 personas y los únicos que no han recibido la paga de diciembre son los de la Politécnica. Esta universidad tiene seis empresas de limpieza contratadas: Clece, Seguriber, Valoriza y Crespo, además de Cejal y CEE. En 2008 y 2009 la polémica empresa Esabe había conseguido tres licitaciones con la Universidad, pero ésta es una empresa que debe dinero a cientos de trabajadores y que está acusada de un presunto fraude a la Seguridad Social de 30 millones de euros, un escándalo laboral del que eldiario.es ha venido informando. La propia Universidad Politécnica se ha visto obligada a incautar 60.000 euros de la garantía que Esabe depositó al obtener este contrato de limpieza en tres de sus edificios, como informaba el miércoles eldiario.es.

Pitos y coraje

De los tres edificios que tenía Esabe, Valoriza se quedó con la Escuela de Navales, Crespo con el Instituto de Investigación del Automóvil y Cejal con la Escuela de Agrícolas desde el 7 de junio de 2012, pero ha renunciado a ello debido a la gran deuda que dejó Esabe y que se vieron obligados a asumir con la subrogación. 13 trabajadores con impagos que van desde los 4.000 a los 6.000 euros, que están a la espera de juicio con Esabe y que se vieron obligados a denunciar también a Cejal por esta herencia. Sin haber cobrado diciembre y con pocas esperanzas de cobrar enero, sin saber qué empresa se hará cargo de ellas, estas personas siguen haciendo su trabajo, limpian cada día lo que los estudiantes y profesores manchan y cada mañana sin falta a las 10 en punto se concentran en la puerta de la Escuela, al menos cinco personas, armados con pitos y coraje.

Las empresas de limpieza tienen firmado un contrato para todo 2013, que se prevé difícil y conflictivo. En este escenario, la Universidad quiere que se acepte una prórroga pero reduciendo el coste un 60 por ciento. En esas condiciones las empresas prefieren renunciar a la prórroga. El Rectorado ha ofrecido a las empresas a cambio de esta gran reducción de dinero que supondría muchos despidos y recortes de sueldo, que el contrato se extienda hasta cuatro años. “Cuatro años para despedir con mayor comodidad”, apuntan los trabajadores.

“Somos el último eslabón” dice el delegado sindical Francisco Marugán en referencia a los empleados de limpieza. Pero Francisco coincide con Antonia en que no se trata del último, sino del primero. Sin limpieza no hay condiciones de higiene ni salubridad para que los demás puedan realizar sus trabajos y esto es algo que sólo se visibiliza con las huelgas. Si no se reactiva la cadena de pagos, los pasillos, despachos y aulas de la Universidad Politécnica harán visible una suciedad que es más que eso, será la foto de un símbolo de cómo la cadena estalla por el eslabón más débil.

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