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“Las textiles de El Salvador son como campos de concentración”

Montserrat Arévalo, portavoz de 'Mujeres transformando' en la sede de SETEM Hego Haizea.

Patricia Burgo Muñoz

Vitoria-Gasteiz —

La organización ‘Mujeres transformando’ lleva más de 10 años denunciando las condiciones laborales que sufren las trabajadoras textiles -conocidas como maquileras- en El Salvador, y sacando a la luz lo que las grandes marcas no quieren que se vea. “Las maquileras soportan jornadas extenuantes, maltrato y riesgo de enfermedades. Las maquilas son como campos de concentración”. Lo denuncia Montserrat Arévalo, portavoz de la organización salvadoreña, que ha visitado Euskadi para visibilizar estas vulneraciones de los derechos laborales en“el norte”, donde se consume gran parte de la ropa que allí se fabrica.

Pregunta: ¿Cómo es la fotografía de la industria textil en El Salvador?

Respuesta: La maquila en El Salvador es casi la única fuente de empleo formal para las mujeres, hay un estimado de entre 70.000 y 80.000 personas trabajando en las maquilas y de éstas el 80% son mujeres. Esto no es casual, tiene que ver con la exclusión y la discriminación, ya que la mayoría de las mujeres en El Salvador son muy pobres y no tiene acceso a la educación, lo que las hace no tener muchas otras opciones para insertarse en otro tipo de empleo, a parte que es que no hay mucho más empleo.

Para ellas en realidad la única opción es meterse a la maquila, ahí se quedan soportando jornadas extenuantes, mucho maltrato, mucha explotación, porque además son en su mayoría madres solteras que tienen que llevar sí o sí el dinero ellas a la casa, entonces se quedan en las maquilas soportando todo por este tema de llevar la comida a la casa y hacer que sus hijos vayan adelante.

P: ¿Y cuál es el trabajo de ‘Mujeres transformado’ en este sentido?

R: Buscamos promover y fortalecer la organización de las mujeres, en este caso, el de la mujeres trabajadoras de la maquila textil para, de esta manera, poder acompañar y desarrollar capacidades en ellas para la incidencia política y la defensa de sus derechos humanos laborales, principalmente.

Tenemos una estrategia comunicativa en zonas donde ellas viven y así es como vamos impulsando la creación de grupos de obreras y vamos a la par desarrollando procesos formativos.Por un lado, todo el tema de legislación nacional e internacional en materia laboral, pero también trabajamos la parte de empoderamiento de las mujeres porque necesitan reconocerse como ser humano que tiene dignidad, que es humana, y que no es una máquina.

P: ¿Cómo son las condiciones laborales de las mujeres en las fábricas?

R: Son muy duras. Cada día una mujer tiene una meta. La empresa le dice: tienes que sacar 1.500 camisetas, esos significa que cada hora me vas a tener que estar dando 60 camisetas, casi una por minuto.Para conseguir esos números las mujeres no toman agua para no levantarse al baño, están esclavizadas a la máquina, tienen que soportar malos tratos y una presión constante. Muchas veces no almuerzan y alargan sus jornadas laborales para alcanzar esa meta. Los baños están cerrados con llave, hay cámaras de vigilancia… es como un campo de concentración. Esto se traduce en 6 dolares con 25 centavos al día, un salario de 202 dólares mensuales, en un país caro como El Salvador, y eso no les alcanza para vivir.

P: Además los riesgos para la salud de las trabajadoras son altos, ¿no?

R: Sí porque no tienen equipos de protección personal, no se les da mascarillas, El Salvador es un país tropical, hace mucho calor, mucha humedad. Soportan temperaturas de hasta 38 grados sin ventilación, respiran la pelusa de la tela y van perdiendo capacidad respiratoria, van enfermando. Y al final para la maquila dejan de ser productivas a los 35 años, porque han dado tanto de sí desde muy jovencitas y el cuerpo ya no resiste ese ritmo febril, y si ya no va a poder dar esa cantidad de camisetas que necesito, ya no servís para la maquila. Deja personas enfermas que jamás van a poder salir con ese salario de la pobreza. Te estoy hablando de mujeres, madres solteras en su mayoría de 3 o 4 hijos, que con este trabajo no tienen la capacidad de proyectarse y planificar su futuro. Generalmente las jóvenes hijas de las maquileras luego a su vez se insertan en la maquila, y no tienen más que la capacidad de ir administrando la pobreza con ese salario que tienen.

P: ¿Por qué no salen a la luz estas vulneraciones?

R: Las empresas cuidan mucho los intereses a las marcas transnacionales, se trata de que esto na salga para que las marcas tengan su imagen intacta. Es escandaloso luego ver las ganancias que estas empresas reportan en el todo el mundo. O que por ejemplo te venden un estilo de vida cuando consumes esas marcas que no tiene para nada ninguna relación con la cotidianeidad y la vida de las mujeres que confeccionan esas prendas.

P: ¿De qué manera luchais contra estas situaciones?

R: Tratamos de hacer ver esa realidad y hacer una campaña de presión a estas marcas para que garanticen los derechos laborales de las personas que fabrican las ropas en el sur, que puede ser Asia o Centroamérica. Es muy importante hacer todo lo que se pueda de sensibilización acá, porque nuestra experiencia es que en la medida que hay consumidores conscientes y que quieren ver más allá, las marcas reaccionan. Hemos tenido experiencias que por la movilización en los países del norte, se han logrado cambios, mucho más allá de lo que pueda ser el Estado, porque tenemos Estados débiles que no garantizan los derechos y miran para otro lado. A veces se logran cosas más rápido, por la vía de la presión a las marcas que si nos vamos a un juzgado por laboral, que te puede llevar años y al final no te garantiza que se vaya a pronunciar a favor de la trabajadora, así que es muy importante la concienciación en el norte.

P: ¿De qué marcas estamos hablando?

R: Puma, Nike, Adidas, GAP, North Face, Lacoste, Columbia, y otras más consumidas en el mercado norteamericano. Son marcas que tienen un mensaje hacia los consumidores de respetuosas con los derechos y el medio ambiente y es una mentira porque al hablar con las obreras salen una serie de violaciones de los derechos laborales de las personas.

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