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Ya hay más beneficiarios de ayuda asistencial que de paro

Hay más beneficiarios de subsidios asistenciales que de prestaciones contributivas. EFE

Ana Requena Aguilar

Madrid —

Con la crisis, las listas del paro y los beneficiarios de prestaciones se dispararon. Sin embargo, la tendencia comenzó a cambiar hace apenas un año: a pesar de mantener niveles muy elevados de desempleo, los perceptores de prestaciones comenzaron a reducirse. No solo eso, sino que ya son más las personas que cobran algún tipo de subsidio asistencial que las que perciben prestaciones contributivas. Se trata de una clara señal de que la crisis se alarga, el empleo no llega y es la red asistencial, de prestaciones más escasas, la que funciona como sostén social.

En febrero –el último dato disponible–, había 1.187.202 de personas cobrando una prestación contributiva por desempleo y 1.305.335 percibían una prestación de nivel asistencial, especialmente subsidios por desempleo. La diferencia entre prestaciones contributivas y asistenciales se ensancha aún más si sumamos a estas últimas la renta activa de inserción, que cobran 257.537 personas, y la ayuda de 426 euros para parados que hayan agotado sus prestaciones, de la que no hay datos actualizados.

Es decir, al menos 1.562.872 de personas cobran una ayuda asistencial frente a 1.187.202 que perciben prestaciones contributivas, por las que han aportado cotizaciones mientras trabajaban. El problema de que se generalicen las ayudas asistenciales, además de su escaso importe individual, es que el Estado tiene que aportar todos los recursos de Presupuestos para cubrir la aportación que en ningún caso se sufraga con las aportaciones de los trabajadores. Estas prestaciones asistenciales además, no cotizan a la Seguridad Social.

Cuando estalló la crisis, la tendencia era precisamente la contraria. En 2008, por ejemplo, 1.100.879 personas cobraban prestaciones contributivas y 646.186, subsidios asistenciales. Fue a partir de 2010 cuando la diferencia entre unos beneficiarios y otros se redujo considerablemente: conforme las personas que habían llegado al paro durante la primera parte de la crisis seguían sin encontrar un nuevo empleo y agotaban sus prestaciones, pasaban a engrosar las listas de beneficiarios de subsidios asistenciales.

Desde septiembre de 2013, la brecha entre unas prestaciones y otras se ha ido estrechando aún más hasta que en septiembre de 2013 finalmente la tendencia se invirtió. No es raro si se analiza la evolución del mercado laboral: la creación de empleo es aún muy leve y no absorbe toda la población activa que está buscando un puesto de trabajo. Buena parte de esa mano de obra es parada de larga duración, es decir, lleva más de un año en desempleo, por lo que sus prestaciones contributivas ya se han agotado.

Por otro lado, muchas personas ingresan en el paro procedentes de trabajos que no han durado lo suficiente para generar prestaciones contributivas o, si lo hacen, son de apenas unos meses.

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