Protegiendo los derechos de las mujeres

Una mujer se ve forzada a abandonar su hogar para salvar su vida en medio de un conflicto. Deja atrás sus pertenencias y sus medios de vida; pero principalmente a su comunidad y, muchas veces, incluso a su familia.

Las leyes que la protegían son ahora más difíciles de aplicar y reclamar. Su familia, sus amigas y su comunidad han sido reemplazadas por un grupo de personas desconocidas. Es difícil saber en quién puede confiar ahora.

Además, por el hecho de ser mujer está en situación de especial vulnerabilidad frente a algunos peligros como las agresiones sexuales. Puede que sea una niña separada de su familia, una anciana que no puede desplazarse o una mujer que no ha tenido la posibilidad de estudiar y no conoce sus derechos.

Sus circunstancias son difíciles y para salir adelante tendrá que esforzarse mucho y volver a construir una comunidad.

Parece el guión de una película pero ésta es la situación a la que miles de mujeres se enfrentan a diario. Si ser mujer ya es difícil en muchos países, en situaciones de conflicto la realidad se vuelve mucho más peligrosa.

Por ello, ACNUR apuesta por los derechos de las mujeres, garantizando su participación en la toma de decisiones y reforzando su autosuficiencia económica. Y todo ello mediante el trabajo en red en todas las etapas, desde la huida, pasando por la situación de desplazamiento hasta el retorno o el reasentamiento en terceros países.

Y en todo este proceso la palabra clave es la confianza, la mejor herramienta para defender sus derechos. Un ejemplo que se puede ver en Uvira, provincia de Kivu Sur, República Democrática del Congo (RDC), donde ACNUR junto a la ONG Women for Women International (WWI) lleva a cabo un proyecto para dar a conocer sus derechos a mujeres desplazadas dentro de su país. Mujeres que han huido de zonas de conflicto, que han regresado a sus comunidades cuando la calma ha vuelto a ellas y que quieren conocer sus derechos y buscar su medio de vida.

Si bien el principal foco está en la reinserción económica, las mujeres también aprenden a conocer sus derechos, a mejorar sus capacidades y a tomar de decisiones con otras mujeres. Las mujeres ganan confianza y animan a otras, generándose un efecto multiplicador. Allí las mujeres de la comunidad que son primero asistentes a los talleres se convierten después en monitoras de otras integrantes de la comunidad.

“Imaginaros una mujer embarazada que va al campo cargando un fardo a la espalda. Ella trae las hojas de yuca y la leña para el fuego, teniendo en cuenta que la distancia entre la casa y el campo es enorme. La mujer llega a casa destrozada y ni siquiera tiene tiempo para comer porque todavía tiene que preparar la comida para el resto de la familia. El marido entonces tiene todavía la osadía de amenazar a su esposa diciéndole ”por qué te has quedado rezagada por el camino. Dame gracias por poder vivir en esta casa“. Esto es tan sólo un ejemplo de la violencia que hemos de soportar de forma cotidiana. Queremos agradecer a ACNUR y a ”Women for Women“ por habernos enseñado la manera de no tener que pasar más veces por esta situación. Gracias al oficio que hemos aprendido pronto dejaremos de sufrir”, afirma Yohari, desplazada congoleña.

Sabemos que una mujer con confianza y conocedora de sus derechos es una mujer con futuro. En el Día de la Mujer queremos rendir un homenaje a todas estas mujeres que luchan por él día a día.