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El efecto de la Gran Coalición alemana

La nueva coalición de Merkel mantendrá su política de ajustes para Europa

Julian Priestley

  • Según Julian Priestley, representa el primer paso hacia un reequilibrio de la economía europea y hacia una mayor flexibilidad sobre las cuestiones clave en la gobernanza del euro

Artículo publicado previamente en Policy Network - 'The German Grand coalition effect'. Traducción: Eduard Güell'The German Grand coalition effect'Eduard Güell. Nota: el texto fue escrito y publicado antes que el pacto entre ambos partidos fuera ratificado por la militancia del SPD.ratificado por la militancia del SPD

Aún está por confirmar por parte de los miembros del SPD, que deberán votar en unos días, pero parece que Alemania tendrá una Gran Coalición otra vez. Antes de analizar cómo este hecho puede afectar a las elecciones de 2014, el acuerdo entre los partidos merece un breve desvío.

Primero es necesario observar cuál podría haber sido la alternativa. Si no hubiera habido acuerdo el pasado 26 de noviembre, Alemania habría estado obligada a celebrar nuevas elecciones; los mercados que han estado estables durante las largas negociaciones habrían empezado a tener grandes ansiedades. Unas nuevas elecciones habrían dado una nueva oportunidad a los euroescépticos. El compromiso alemán de sacar a Europa de su crisis económica y social habría quedado en suspenso.

No obstante, habrá algunos entre la izquierda que antes de leer el texto chillen a los líderes del SPD “vendidos”. Una apreciación más sensata empieza reconociendo que el SPD no ganó las elecciones y que Merkel estuvo a pocos escaños de la mayoría absoluta.

Así que el acuerdo nunca iba a entusiasmar a la izquierda. Es un compromiso, pero marca un alejamiento en política europea que la izquierda europea debería observar con atención. En términos nacionales, tener por primera vez un salario mínimo y una reforma de las pensiones socialmente progresiva es importante; para Europa, significa el primer estadio hacia un reequilibrio de la economía europea.

Su línea en regulación financiera marca un cambio significativo. Existe un nuevo compromiso en contra del dumping social.

Respecto a la Unión Bancaria, el resultado es más temperado. Sí, el Bundestag deberá votar cada vez que se recurra al MEDE (aunque sea difícil para los demócratas oponerse a unos Parlamentos nacionales que mantienen a sus Gobiernos una estricta rendición de cuentas); y el esquema de los fondos de garantía de depósitos europeos ha sido rechazado.

Por otro lado, el bloqueo se ha roto: el nuevo Gobierno no insistirá en un cambio de tratado como precio a pagar para conseguir la Unión Bancaria. La recapitalización directa de los bancos ha sido aceptada como último recurso. Y el fin del bloqueo sobre un fondo de resolución europeo es crucial, como lo es la aprobación de un fondo común financiado por la industria.

El resultado es que una Unión Bancaria Europea está de nuevo en la agenda y constituirá una de las prioridades más relevantes para las instituciones, que saldrán renovadas después de las elecciones. Además, la intransigencia y el dogmatismo ideológico que a menudo ha parecido ser la característica visible de la política europea de Alemania durante los años CDU/CSU/FDP, ahora estarán compensados por una voluntad de abrir un debate sobre reequilibrar la economía alemana y una mayor flexibilidad sobre las cuestiones clave en la gobernanza del euro.

El cambio no tiene que ser exagerado, la nueva coalición continuará insistiendo en la necesidad de que los Estados miembro aborden el déficit público y emprendan reformas. Parece que ahora Alemania aceptaría que el camino que debe seguir Europa es a través de un compromiso entre un gasto público responsable, crecimiento económico e incentivos para la inversión.

¿Qué puede significar para las elecciones de 2014? No existe ningún pacto entre la CDU/CSU y el SPD. Ambos van a competir entre ellos en las elecciones. Todas las señales indican que las elecciones no serán ninguna cuestión de orden menor, sino que seguramente se luchará de manera tenaz.

El candidato de la CDU David McAllister, exprimer ministro de Baja Sajonia y quien fuera el sucesor elegido por la cancillería, es una figura política importante que estará buscando tener un mayor rol en la UE. Escogiendo a Matthias Mechnig como jefe de campaña, el SPD ha dado confianza al arquitecto de las victorias electorales de Schroeder, un político que ha destacado por méritos propios y que presentó su dimisión como ministro de Economía en Turingia para hacer este trabajo.

Tiene la reputación de ser la versión alemana de James Carville (el “raging Cajun” de Bill Clinton) pero para mí es demasiado pronto para poder decir si esta comparación es injusta para Mechnig o lo es en realidad para Carville. Este no va a ser un asunto agradable, y ambas partes no darán cuartel al euroescéptico Alternative für Deutschland, que por poco no alcanza el límite del 5% en septiembre y estará buscando sus primeros escaños en el Parlamento Europeo.

¿Qué puede significar para las posibilidades de que Martin Schulz sea el próximo presidente de la Comisión Europea? No hay ningún trato. No hay ni siquiera un acuerdo sobre quién será el próximo comisario alemán, así que queda más lejos aún un posible acuerdo tácito sobre a quién dará su apoyo el Gobierno federal para la presidencia. Mientras las negociaciones se estaban llevando a cabo, se ha visto más claro que el Partido Popular Europeo elegirá su propio candidato para la presidencia de la Comisión.

Esto significa, sin embargo, que aún está todo por jugar. Una renovación del antiguo gobierno CDU/CSU/FDP habría hecho improbable que un socialdemócrata pudiera ser el nominado por un sitio en la Comisión.

Así que, para Martin Schulz, el camino que tiene ahora es complicado. Liderar una campaña socialdemócrata para que sea el grupo más grande capaz de configurar una mayoría en el Parlamento; después, tener el apoyo de una mayoría cualificada de los Estados miembros para que el Consejo Europeo lo nomine y, finalmente, ganar el apoyo de 376 diputados del PE para que lo elijan como presidente. Estas tres fases electivas están abiertas y el camino por delante está lleno de baches. Pero gracias al acuerdo de coalición –dando por sentado que será ratificado por su propio partido–, para Martin Schulz esto es un “empieza el juego”.

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