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La agenda 'española' de PP y Cs eclipsa las políticas andaluzas en la precampaña electoral

Casado sitúa al PP como único partido alternativo a la "felonía" del Gobierno

Daniel Cela

La precampaña de las elecciones andaluzas está teniendo dos biorritmos distintos: los partidos conservadores, PP y Ciudadanos, han empezado con un arranque frenético, acaparan titulares de prensa con mensajes llamativos y provocadores, y celebran actos multitudinarios donde la presencia de los líderes nacionales termina eclipsando a sus propios candidatos a la Presidencia de la Junta.

En cambio, los partidos progresistas, PSOE y la coalición de Podemos e IU (Adelante Andalucía), están más centrados en una precampaña de proximidad con su electorado, de perfil bajo, con presentación de candidatos en actos pequeños, compartiendo ideas con los sindicatos y otros agentes sociales. De momento, el PSOE andaluz y los líderes regionales de Podemos e IU actúan casi huérfanos de sus dirigentes nacionales. Ni los de aquí tiene prisa por que se sumen a su campaña, ni los de allí se muestran ansiosos por venir. En lo que sí coinciden es en la necesidad o la conveniencia de que estos comicios aborden asuntos andaluces, que “lo que pase en Andalucía se queda en Andalucía”.

Pablo Iglesias aún no ha venido a arropar a Teresa Rodríguez, candidata de Adelante Andalucía. Lo hará por primera vez este jueves, en un acto pensado en clave nacional, para difundir su pacto con Pedro Sánchez sobre los Presupuestos Generales de 2019. A su vez, el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE acompañó a Susana Díaz en su proclamación como candidata durante un acto de partido, y diez días después regresó a Sevilla en modo institucional para celebrar un Consejo de Ministros extraordinario. Ya se sabe que Sánchez no participará activamente de la campaña andaluza, porque su agenda internacional le llevará esos días de ruta por Latinoamérica. Pero sus ministros -cuatro de ellos andaluces- tampoco han pisado Andalucía en precampaña.

Catalunya y la negociación de los presupuestos

La presencia constante de Pablo Casado y Albert Rivera en la precampaña andaluza contrasta con la ausencia de Iglesias y de Sánchez. Los dirigentes conservadores traen consigo su agenda nacional y su oposición al Gobierno de Sánchez, hablan constantemente de Catalunya y denuncian que el presidente es “rehén” de los independentistas catalanes. En cada mitin defienden con vehemencia la unidad de España, lucen banderas rojigualdas y sólo de soslayo dedican un espacio a jalear a sus candidatos andaluces y a promocionar su campaña. Casado y Rivera se han volcado personalmente en las andaluzas, vienen con sus equipos -muchos ex ministros de Rajoy, y la líder catalana de Cs, Inés Arrimadas- y acaparan los minutos en las radios y las televisiones para hacer política nacional desde la plataforma electoral andaluza.

Casado y su número dos, Teodoro García Egea, tendrán sus propias caravanas electorales, que hará mítines en paralelo al candidato oficial del PP andaluz. Rivera y Arrimadas no harán campaña por separado, se turnarán para acompañar a su púgil electoral por todas las provincias andaluzas, y prevén recorrer 10.000 kilómetros. El secretario de Organización nacional de Cs, Fran Herviás, coordinará la campaña andaluza, junto con el secretario de comunicación del partido, Fernando de Páramo. Ambos se han trasladado con sus equipos hasta Sevilla para organizarlo todo y coordinarse con el equipo de Marín.

Entretanto, Juan Manuel Moreno, aspirante popular a la Presidencia de la Junta de Andalucía, y Juan Marín, candidato de Ciudadanos, acompañan a sus líderes en su ruta andaluza, y en cada acto público articulan un doble discurso en el que se entremezclan los asuntos propios de la política andaluza con los temas nacionales. No hay un solo mitin donde Moreno y Marín no hayan cargado contra Pedro Sánchez, pedido la dimisión de la ministra Dolores Delgado (por su grabación con el ex comisario Villarejo); y hablado hasta la saciedad de Catalunya, de los independentistas y del “pacto de Presupuestos en la cárcel” entre Iglesias y el líder de ERC, Oriol Llunqueras.

“¿Sabéis a quién presenta Susana Díaz en las listas andaluzas?: a Sánchez, a Iglesias, a Torra, a Otegi”, dijo Casado en Sevilla. Luego la fórmula la ha seguido repitiendo Moreno, como parte de un argumentario cacofónico que suena en todas sus intervenciones. “Susana Díaz calla mientras mientras Llunqueras decide en la cárcel cuánto dinero viene a Andalucía”, sentenció Arrimadas hace dos días en Málaga, una frase que también repite como un mantra Marín.

A la izquierda la dinámica es distinta, entre otras cosas, por la compleja relación que mantiene Susana Díaz con Sánchez y Teresa Rodríguez con Iglesias. Las candidatas andaluzas de PSOE y Adelante Andalucía no han reclamado más presencia de sus líderes nacionales, no necesitan la sobrexposición de los mandatarios, prefieren afrontar esta campaña en solitario. De momento, Díaz y Rodríguez mantienen un distanciamiento táctico de sus homólogos en Madrid, convencidas de que así lograrán una campaña centrada exclusivamente en Andalucía y sus problemas. “Mientras los líderes de PP y Cs van a Andalucía a hablar de Madrid, nosotros venimos a Madrid a hablar de Andalucía”, dijo Rodríguez la semana pasada, tras una visita relámpago a la capital. “A Casado y a Rivera no les importa Andalucía, están usando esta campaña para librar su guerra de las derechas. Yo espero una campaña con acento andaluz, que haya propuestas y que se hable bien de Andalucía”, dice la presidenta de la Junta.

El problema es que, por ahora, esta estrategia aún no ha encontrado tanto hueco mediático como la de PP y Cs. La líder de Podemos Andalucía y su número dos, el coordinador regional de IU, Antonio Maíllo, regresaron de Madrid habiendo respondido más preguntas sobre asuntos nacionales que andaluces. Susana Díaz ha pasado de esquivar a la prensa a multiplicar sus entrevistas en medios escritos, y en todas ellas le preguntan por asuntos de índole nacional -los temas en los que más se explayaba hace año y medio, antes de su derrota en las primarias del PSOE- pero que ahora rehuye alegando que “no le corresponde opinar” o que “no tiene información suficiente”. “Estoy centrada en Andalucía”, afirma.

Termómetro

Las elecciones del 2 de diciembre se adelantan en un ciclo electoral largo que amenaza con cambiar el mapa político del país: en 2019 habrá elecciones municipales, autonómicas, europeas, y posiblemente generales y catalanas. Todos los medios de comunicación ven en la cita andaluza del 2 de diciembre un termómetro de las tensiones políticas de España.

Las andaluzas, admiten los partidos regionales, no parecen despertar interés por sí mismas, pero sí son un potente foco de atracción como brújula de las incertidumbres políticas que se avecinan en el futuro inmediato: las debilidades y fortalezas del Gobierno de Pedro Sánchez, la posibilidad de sacar adelante los Presupuestos Generales y culminar la legislatura o de que se precipite un adelanto electoral; el recién estrenado liderazgo de Pablo Casado en un PP que pelea contra su pasado, salpicado por la corrupción que emana de las grabaciones del ex comisario Villarejo; la urgencia de Albert Rivera por medir el auge de Ciudadanos más allá de la órbita catalana, y su interés acelerado por desbancar al PP como partido hegemónico de la derecha.

Susana Díaz adelantó las elecciones andaluzas al 2 de diciembre “para no tener una campaña de seis meses”, aunque algunos líderes nacionales parecen haber iniciado en Andalucía una campaña aún más larga, que culminará cuando se convoquen las generales. Por ahora la política nacional ha invadido el debate preelectoral andaluz. Ninguno de los candidatos a la Presidencia de la Junta ha presentado aún oficialmente su programa de Gobierno. En Andalucía hay 815.452 desempleados registrados, según los datos facilitados por el Ministerio de Empleo esta semana. Uno de cada tres andaluces está en riesgo de exclusión social diez años después del inicio de la crisis.

En esta legislatura de tres años y medio se han vivido las mayores movilizaciones del sector sanitario contra los recortes y el deterioro progresivo de la salud pública. La caída de la natalidad y el aumento de la plantilla docente no se ha traducido siempre en una mejor distribución del número de niños por clase. En muchos casos, la ratio profesor-alumnos sigue sobrepasando el mínimo legal. La presión migratoria en las costas ha evidenciado una carencia de recursos suficientes para atender a todos los menores inmigrantes no acompañados. La Junta y la oposición han denunciado la falta de infraestructuras esenciales para hacer más competitiva la economía regional, y la ausencia de inversiones básicas para la ciudadanía, como el tren a Granada. El incremento de los precios del alquiler, el retraso en las ayudas públicas de arrendamiento, y la asfixia del mercado inmobiliario por el boom de los pisos turísticos no ha encontrado aún una respuesta política. La campaña andaluza no empieza hasta la semana que viene, pero los temas a tratar están ahí, esperando a que los candidatos hablen de ellos.

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