Geógrafos andaluces dan su “apoyo crítico” al Plan de Protección del Corredor Litoral y presentan 29 alegaciones

En un comunicado, el Colegio explica que la situación del territorio litoral andaluz refleja, de manera “clara y objetiva”, el resultado de una acción masiva y, en muchos casos, “indiscriminada”, de consumo de territorio desde hace décadas. Desde nuestro colectivo profesional, venimos desde hace años abogando por “una urgente necesidad de poner fin a estos procesos insostenibles de todo punto de vista”.

Por todo ello, saluda “la oportunidad y necesidad urgente de disponer de este instrumento que es sin duda el esfuerzo mas serio emprendido hasta ahora por poner coto a la destrucción masiva que se ha venido produciendo en un elemento estratégico para el presente y futuro de Andalucía como es el litoral”. Y de hecho hemos dado nuestro apoyo al Plan de Protección del Corredor Litoral de Andalucía en la pasada reunión de la Comisión de Ordenación del Territorio y Urbanismo de Andalucía, de la que formamos parte, ha recordado.

No obstante, desde su punto de vista es “preciso un mayor esfuerzo, tanto cualitativo como cuantitativo” por asegurar y ampliar los niveles de protección de nuestro litoral presentados en el Plan. “Es necesario ser mucho más decididos y ambiciosos en la salvación de lo que nos queda del litoral, que es un recurso territorial estratégico para los andaluces de hoy y del futuro”, resalta.

Por ejemplo, una de las alegaciones solicita ampliar el ámbito territorial del Plan al dominio territorial litoral completo, como estableció en 2006 el modelo territorial del Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA), entendiendo el litoral de manera integral y en base a criterios territoriales, en contraposición a la interpretación restrictiva que ahora hace el Plan presentado, que limita este ámbito solo a una franja de 500 metros.

También se han redactado un gran número de alegaciones solicitando que se establezcan de manera “más clara y explícita” cuáles serán las actuaciones permitidas en las zonas de protección y cuáles no, ya que el plan es lo suficientemente ambiguo en muchos aspectos como para permitir interpretaciones que finalmente sean “coladeros” que desvirtúen su aplicación.