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Lorenzo Silva: “La proporción oscura de la sociedad es muy grande”

Lorenzo Silva fotografía el engranaje corrupto del poder político y social en 'Los cuerpos extraños'.

Juan Miguel Baquero

“En un país gestionado por pícaros no circula la riqueza”, dice Lorenzo Silva (Madrid, 1966). Contra ese poso ilícito sobre el que asienta la gran “proporción oscura de la sociedad”, el autor lanza en su última novela, Los cuerpos extraños (Destino, 2014), a los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro. La obra refleja la fotografía de un país que confundió “aprovechar una oportunidad” con “construir una economía” sobre la corrupción. Es un nuevo caso en manos de sus más conocidos personajes. Pero, ésta vez, la investigación topa con el engranaje del lavado de dinero que opera en la base del poder político y social.

Culmina con Los cuerpos extraños una trilogía sobre la base corrupta en la que asientan determinados pilares de este país. ¿Qué sabor queda?Los cuerpos extraños

Tampoco completamente amargo. Aunque se haya incurrido mucho en conductas reprobables y la respuesta siga siendo ineficaz, también hay una porción suficiente del tejido social español donde la gente asume el deber y la responsabilidad de ser íntegro. Esto no se ha hundido del todo porque hay quien cada mañana se levanta a hacer su trabajo.

Corrupción y España: ¿Unión indisoluble?

La corrupción es indisoluble con el género humano. Siempre hay jugadores de la estafa. La unión de facto que hay en este momento en España es entre tramposos y respuesta débil o no lo suficientemente contundente. Pero, como ha habido un batacazo tan gordo, la conciencia de la gente es mayor y ahora sabemos que en un país gestionado por pícaros no circula la riqueza, se gasta mal.

¿Aquel supuesto desarrollo económico fue entonces una muestra de los valores que circulan alrededor del dinero?

El dinero tiene una fuerza atractiva y corruptora muy grande. Es rápido, tiene componentes de fiebre. Cuando es mucho y en un tiempo reducido la gente pierde la cabeza. Sobre ese punto de partida general hemos tenido una gran capacidad de auto engañarnos. Una cosa es aprovechar una oportunidad, no dejarla escapar, y otra edificar una sociedad sobre la corrupción, construir una economía sobre eso, encomendarle todas las esperanzas de futuro.

¿Y de aquellos ladrillos, estas construcciones de precariedad y exclusión social?

Claro. Hemos tenido muchos recursos, los que generaba el país y otros prestados, y los hemos gastado en cosas que no valen nada. Cuando tienes la riqueza invertida en patrimonio improductivo y sigues debiendo lo que debes, estás sentenciado.

La fotografía social que dibuja, ¿muestra un universo más oscuro del que se maneja a nivel de la calle?

El 25% de los billetes nadie sabe dónde están, no están en ningún banco. La proporción oscura de la sociedad es muy grande. No sé si la gente tiene esa percepción. El caso más claro: en este país cada mañana se levanta un montón de gente que necesita drogas para llegar a la noche. Son todas ilegales. ¿Quién les provee? ¿Quién pone ese servicio público básico? El crimen organizado. ¿Y ese dinero se genera y queda ahí confinado en una catacumba? No, ese dinero vuelve, se reinvierte. Hay restaurantes, polígonos… Puedes estar muchas veces en el local de un criminal, no están tan en los márgenes como creemos. Puede que no entre nadie con metralleta todavía, pero están gestionando una parte significativa de esta sociedad.

La obra parte de un crimen, el asesinato de una alcaldesa. ¿La frágil línea entre realidad y ficción?

Me interesan los conflictos reales, los analizas y sacas historias basadas en su dinámica. Lo que pasa es que la realidad va y te escribe una historia que es igual o que te supera. Cuando esta novela estaba en imprenta, me encuentro con un asesinato de una política y tiene ribetes que no me hubiera atrevido. La realidad a veces no usa los mismos recursos de la ficción si no que los saca elevados al infinito.

Y todo ese inmenso engranaje oscuro aparece como el territorio más hostil para el investigador.

Tampoco me lo invento, tu propio periódico ha informado mucho de esto. Mandos policiales, por ejemplo, que han sido especialmente diligentes en casos de corrupción y han acabado apostados en una comisaría lejana de la geografía española. Está en las hemerotecas.

Le habrán preguntado muchas veces por cómo se atrevió a colocar a dos guardias civiles de protagonistas.

Era una enorme oportunidad, no lo había hecho nadie. Un personaje real, que existe, interesante, con matices, paradojas, contradicciones y claroscuros, es lo que uno quiere en un personaje literario. Me pareció asombroso tener ese personaje a mi disposición. Me costó publicarlo y pensé que me había equivocado, pero de mis decisiones como novelista es la que me ha salido mejor.

¿Qué estereotipos rompen Bevilacqua y Chamorro?

El Guardia Civil siempre pasa por ser un personaje cazurro, poco cultivado, poco complejo, militar, muy tradicional… Bueno, conozco muchos que sí. También otros que carecen de algunos de esos rasgos y otros que son exactamente lo contrario. Es la saludable diversidad de un sociedad desarrollada, mínimamente abierta. La Guardia Civil se ha transformado en la medida que lo ha hecho la sociedad española. Afortunadamente en muchos sentidos.

¿Cómo enfrentan esta nueva investigación?

Es probablemente la más complicada. Tienen que entrar en la escena del poder, muy delicada, y se encuentran con una investigación en marcha, que lleva meses, una trama de corrupción que va mucho más allá de la ciudad en la que están. Tienen que hacer equilibrios sutiles.

¿Habrá más casos para esta pareja policíaca?

Bevilacqua tiene 15 años por delante, no más. En 2028 se jubila, si no suben la jubilación de los guardias, que ya veremos, a los 65 les dan una patada y los mandan a su casa. Ese es el horizonte. Chamorro tiene más tiempo por delante y otros personajes de la serie también. Ya veremos.

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