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Susana Díaz dice que Chaves y Griñán “no tienen nada que ocultar y nada que temer”

Pleno de noviembre en el Parlamento de Andalucía.

Olga Granado

La ocasión se la ha servido en bandeja este jueves el Tribunal Supremo (TS) a la oposición en Andalucía: justo cuando se conocía que iniciará una causa contra los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán, entre otros, por el caso ERE se debatía en el Parlamento de Andalucía una proposición no de ley de los populares con medidas contra la corrupción.

El diputado Antonio Sanz, que ya había escuchado las razones del PSOE-A y de IU para votar en contra, subía en su segundo turno a la tribuna –cuando la noticia estaba ya colgada en varios medios de comunicación y corría por las redes sociales– y, como si vertiera un jarro de agua fría sobre la bancada del PSOE-A, exhibiendo un folio en el que le habían impreso el despacho de última hora. Sólo parecía lamentar que la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, que había abandonado la sala después de la sesión de control, no estuviera presente.

De este modo, el diputado del PP-A ha saboreado el momento e incluso ha dado por sentado que los dos expresidentes serán imputados, por lo que ha conminado a la presidenta a “cumplir ahora su palabra”, en referencia a su compromiso de hace unas semanas de reclamar el escaño a cualquier miembro del PSOE-A que se encontrase en esta situación: “Pues aquí lo tiene”.

En este sentido, Antonio Sanz se ha preguntado “cuántos minutos va a tardar” en exigirles los escaños de senadores y congresistas para “tener un mínimo de credibilidad en este asunto”. Y ha recordado que, junto a sus predecesores, la causa del TS afectaría también a los exconsejeros –y también aforados– José Antonio Viera, Gaspar Zarrías y Mar Moreno.

“¿Se va a cumplir la palabra de Susana Díaz o la palabra de Alfonso Guerra?”, ha precisado Antonio Sanz, recordando que el veterano diputado, actualmente en retirada, salía esta semana en contra de la medida propuesta por la secretaria general del PSOE-A de expulsar a los imputados, cuestión en la que Susana Díaz tampoco ha recibido todavía públicamente el respaldo del líder del partido, Pedro Sánchez.

Así las cosas, Antonio Sanz le ha exigido que “no le tiemble el pulso”, e incluso le ha afeado –era la segunda vez que el PP-A recurría a ello la mañana de este jueves– que en un mitin posterior en Sevilla hubiera manifestado “que el corazón le decía que los quería mucho y que además creía profundamente en ellos”.

En realidad, Susana Díaz había subrayado en ese mitin, el pasado sábado, que creía plenamente en la “honestidad” de los expresidentes y lo ha reiterado este jueves por la tarde en los pasillos del Parlamento de Andalucía, cuando se ha acercado a los medios de comunicación después de la tormenta que había originado la noticia.

La presidenta ha insistido en que cree en la “honradez” de sus predecesores –a los que había molestado el aviso que les lanzó hace un par de semanas– y ha incidido en que van a declarar voluntariamente en el TS “porque no tienen nada que ocultar y nada que temer”. Igualmente, ha matizado que el TS ha iniciado una causa, sin que todavía haya nadie imputado.

El problema de la corrupción ya había irrumpido durante la sesión de control en el pleno, donde, cuando Gobierno y oposición no se echan en cara esta papeleta, usan las cifras del paro para responsabilizarse mutuamente de los problemas que más preocupan a los ciudadanos. En este sentido, Susana Díaz había fijado la posición del PSOE-A con respecto a la propuesta de pacto contra la corrupción de los populares con una frase tajante: “Si de verdad quieren combatirla, limpien su casa”.

Les recordaba con ello que “los ciudadanos ya están hartos” de pactos como el que traía el PP-A a este pleno, mientras este partido permite “que haya candidatos a alcaldes condenados por prevaricación”, en referencia a Vícar (Almería), o que “sigan campando por Andalucía” los que han cambiado bolsos por alcaldías, por el caso Bormujos.

Claro que el portavoz parlamentario del PP-A, Carlos Rojas, tenía preparada la respuesta: “Usted no ha limpiado su casa, sino que ha metido todos los problemas de fraudes y las explicaciones debajo de las alfombras”, le replicaba a la presidenta.

En la misma línea, le echaba en cara a Susana Díaz la “incoherencia y demagogia” de prometer la expulsión de los aforados si son imputados y “mantener en su Gobierno” a altos cargos que ya lo están, como el ex secretario general de Universidades, Francisco Trigueros, “pese a que tiene un mandato parlamentario” para destituirlo.

Pactos pasados de moda

El resultado ha sido que el PSOE-A e IU han rechazado las medidas del PP-A, en las que junto a ese pacto contra la corrupción se pedía que se presente en este periodo de sesiones el proyecto de Ley del Buen Gobierno y el Estatuto del Alto Cargo, donde se incluya la publicación de sus gastos (desde manutención a dietas, pluses de productividad y demás conceptos). También proponía el PP-A que en la modificación de la Ley de la Cámara de Cuentas de Andalucía se pueda conocer en tiempo real la base de datos de contrataciones de la Junta de Andalucía o se aceleren los plazos de rendición de cuentas.

Sin embargo, el PSOE-A, por boca del diputado Enrique Benítez, ha pedido más “seriedad” a la oposición. Tras mostrar el interés de su partido por que se aclare el caso ERE, ha hecho hincapié en “la necesidad de separar el grano de la paja, esté en el ojo propio o en el ajeno”.

No cree el PSOE-A –lleva tiempo diciéndolo su secretaria general y este jueves lo ha vuelto a recordar– que un pacto como el que propone el PP-A tenga sentido, y eso a pesar de que hace un año Susana Díaz fue con una idea similar a Mariano Rajoy nada más ser nombrada presidenta y con la idea de trabajar por la “regeneración democrática” y la recuperación de la “confianza de la ciudadanía”, terminología que, venga de donde venga la propuesta, se repite sin que ninguno parezca dar con la tecla.

En términos parecidos se ha expresado el portavoz parlamentario de IU, José Antonio Castro, quien no ha dudado en parafrasear a Podemos –el fenómeno que ha irrumpido con fuerza entre la propuesta de uno y otro pacto– para rechazar esos “acuerdos de la casta”, que no tienen “ninguna credibilidad” en la lucha contra la corrupción. En su opinión, los ciudadanos que hayan escuchado los argumentos de Antonio Sanz “pensarán qué nos viene a contar este hombre que representa a un partido que, un día sí y un día no, está en los medios de comunicación por casos de corrupción”.

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