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Los retos ambientales de Andalucía en plena crisis

Cañada de los Pájaros, un valioso humedal de Doñana, en peligro de extinción / EFE

Ana Carretero

Andalucía alcanza el 33 aniversario de la conquista de su autogobierno el 28-F con un mandato claro en el Estatuto de Autonomía: la calidad de vida de los andaluces pasa por la conservación de medio ambiente. A ello dedica la norma básica andaluza un título entero que, desde la protección de la biodiversidad al uso eficiente del suelo, detalla políticas esenciales para hacer realidad el derecho a un desarrollo sostenible. Expertos y ecologistas sostienen que son muchos los retos a los que la comunidad autónoma ha de hacer frente en un difícil contexto de crisis económica en el que el medio ambiente, según coinciden, retrocede de las prioridades presupuestarias.

Valdevaqueros resucita los fantasmas. Las consecuencias de la voracidad urbanística están subrayadas en rojo entre las preocupaciones conservacionistas. El Algarrobico, un gigantesco hotel en pleno Parque Natural Cabo de Gata, es desde hace tiempo un paradigma de los desmanes en el litoral. Mientras los tribunales deciden quién paga su demolición, el nuevo macroproyecto hotelero de Valdevaqueros, en el Parque Natural del Estrecho ha devuelto a la actualidad un debate que parecía superado: ¿Hasta dónde puede avanzar el ladrillo en la costa si reporta beneficio económico? Con los parabienes de los ecologistas, la Junta de Andalucía ha marcado en un decreto una hoja de ruta para ampliar la protección frente al hormigón del litoral andaluz (en los primeros 500 metros) ahora que se ha flexibilizado la Ley estatal de Costas.

Conservar la mayor Red de Espacios Protegidos. Más del 30% del territorio de la comunidad se incluye dentro de alguna figura de protección. Dos de los 156 existentes, el Espacio Natural de Doñana y el Espacio Natural de Sierra Nevada, cuentan, además, con la máxima protección estatal, la de Parque Nacional.

“Vivimos en la comunidad más protegida de la UE y una buena red de espacios protegidos garantiza la protección de la biodiversidad que se refuerza, por ejemplo, con el Inventario de Especies Exóticas Invasoras, que constituyen una de las mayores amenazas para los ecosistemas”, asegura Enrique Figueroa, catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla. A su juicio, “en Andalucía se tomaron medidas muy pronto y las distintas acciones de protección han sido constantes en el tiempo”. Cita como éxitos planes en materia de conservación como el del lince ibérico o el quebrantahuesos. Este año, sin embargo, la Junta ha reducido su presupuesto en materia de medio ambiente hasta un 9,9%.

Además, pese al camino recorrido en materia legal, las tensiones siguen existiendo. Lo ponen de manifiesto proyectos como el dragado del Guadalquivir o la ampliación de la explotación gasífera de Doñana que, con la publicación en el BOE el pasado enero de la Declaración de Impacto Ambiental favorable, avanza con el apoyo de vecinos y la contra de los ecologistas.

Hacia una nueva cultura del agua. El agua es uno de los puntos negros de la gestión ambiental. Una de las asignaturas pendientes sigue siendo completar el mapa de saneamiento y depuración. La demanda de recursos de la agricultura intensiva o la industria ha derivado en la sobreexplotación de los acuíferos o la proliferación de pozos ilegales. Tan sólo en Doñana hay más de 1000 tomas de agua ilegal, según datos de WWF. “Hay una demanda muy alta de agua”, sostiene Leandro del Moral, presidente de la Fundación Nueva Cultura del Agua.

A su juicio “la clave no está en seguir construyendo infraestructuras, sino en mejorar las prácticas agrícolas y cambiar los sistemas de cultivo”. Uno de los proyectos más polémicos en este ámbito está planificado en Huelva, la presa de Alcolea que, según Del Moral, a los consabidos impactos ambientales suma la falta de calidad de sus aguas, según conclusiones de un informe de la Universidad de Huelva.

El futuro ya llegó: agricultura ecológica. La producción ecológica en Andalucía ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos 20 años, con un 70% de cultivos ecológicos de España, según Enrique Figueroa. Unas 900.000 hectáreas del territorio están registradas como espacio en donde se produce exclusivamente con criterios ecológicos, lo que supone una gran reducción de la utilización fertilizantes y fitosanitarios con un alto potencial contaminante. Con un importante camino recorrido en prácticas 'verdes' en cultivos tradicionales como el olivar, Andalucía afronta las reformas comunitarias en una posición en la que la condicionalidad medioambiental le puede beneficiar en el reparto de ayudas de la UE.

Adaptación al cambio climático con menos renovables. Por su ubicación geográfica y las características de su clima, Andalucía es una de las regiones más vulnerables a los efectos del cambio climático, según explica el Plan de Adaptación al Cambio Climático que, para Figueroa, es “pionero en Europa”.

La apuesta más ambiciosa en relación a la mitigación de los efectos del cambio climático es el desarrollo de tecnología y la implantación de las energías renovables que, hasta la supresión temporal de la prima que recibían las empresas del sector por parte del Ministerio de Industria, había sido creciente. “La situación ahora mismo es preocupante. Hay un parón generalizado de las tres renovables con más perspectiva: la termosolar, la eólica y la biomasa”, cuenta Daniel López, de Ecologistas en Acción.

Con la paralización de las primas a las renovables se estima a junio de 2012, que 4.300 MW están en el aire en instalaciones renovables ya priorizadas por la Junta de Andalucía, en las que hay comprometidas inversiones de casi 12.000 millones de €. “España se ha convertido en un mercado inseguro. No se garantiza la retribución económica necesaria a las empresas”, añade.

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