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“Desde las catacumbas empieza a crearse una respuesta ideológica y política”

Javier López Menacho, autor de "Yo precario" (foto de Ana Portnoy)

María Iglesias

Javier López Menacho, diplomado en Turismo, de vocación escritor, es un jerezano de treinta años y emigrado a Barcelona, cuya primera novela, Yo, precario, está siendo un éxito de ventas en el complicado panorama literario nacional. Su libro es crónica de las dificultades laborales que sufren hoy los españoles, sobre todo jóvenes. Agotó su tirada de 2.500 ejemplares, lo que ha convencido a la editorial Libros del Lince para reimprimir. La clave que, pese a que López Menacho se resista a ser estandarte, su texto da en la diana de la preocupación generacional: la precariedad. Y también la voz: un tono de denuncia del capitalismo, con la ternura y humor como tablas de salvación, y autenticidad en el compromiso “por cambiar el mundo”. López Menacho atiende a eldiario.es/andalucia con motivo de la presentación de Yo precario en Sevilla. Y, en contra de lo usual, frente a la obra, el autor no defrauda.

¿El libro es manifiesto generacional?manifiesto generacional

Me incomoda que digan que soy estandarte o que la novela es un manifiesto o un panfleto. Es un muestrario de lo que vive cualquiera con empleos que dan para vivir con poquito. Aunque es indudable que muestra los entresijos del micro-capitalismo.

¿Somos una generación perdida?

La respuesta es no. La generación anterior ha puesto los cimientos de una sociedad que dificulta que ésta salga adelante. Pero frente a ese destino, esta generación está llena de gente preparada, titulada, buscavidas, camaleónica, capaz de reinventarse y mantener la esperanza. Eso no es una generación perdida, sino que aporta mucho.

¿Quién es el culpable?

Hay una responsabilidad de la generación anterior que ha construido una sociedad injusta social y laboralmente; de los bancos codiciosos, de los políticos deshonestos en cada escalón de la Administración. Y general, por entregarnos al capitalismo desmesurado. La mezcla ha hecho precipitarse a la sociedad española en un abismo del que va a costar salir. Como sociedad no debemos permitir trabajos precarios. Todos, por surrealistas que sean, deben tener un salario digno que permita para pagar alquiler, comida y cultura.

¿Qué quería ser y cuál ha sido su mejor momento laboral?

Cuando estudié Turismo no lo sabía; al hacer el Máster de creación literaria comprendí que quería escribir. Hoy me gano el sustento como redactor de ofertas publicitarias y publico artículos como complemento. Mi mejor trabajo fue paradójicamente para la Caja de Ahorros del Mediterráneo, como educador ambiental. Pero duró lo que tardaron los banqueros en ver las orejas al lobo y recortar.

¿La frustración es irremediable?

Quieras que no te frustras. Muchos amigos se han ido del país, ves a gente sufrir, no ganas para tener piso, formar familia (yo no podría mantener a una criatura) y todo eso son frustraciones, no hay que esconderlas. Pero es bueno cultivar la ilusión por avanzar y conseguir tus sueños. Sin ir más lejos, yo me entregué a mi sueño de escribir y no ha ido mal por ahora. Tenemos la obligación de seguir, resistir y caminar.

¿Detecta resignación o ambiente para una reacción?

Entre los jóvenes veo dos sectores: por un lado, los veinteañeros ultra-formados que vienen con optimismo, crean sus oportunidades laborales o buscan salidas fuera del país. Gente cuyo ímpetu e ilusión es fundamental para reconducir todo esto. Y por otro, los “treintañeros de segundo ciclo” (más de 35) que, tras vivir una situación laboral buena, empiezan a recibir palos. A ésos los veo más hundidos.

¿La política es la solución o el problema?

Comparto la desafección general. Miras y no ves una alternativa honesta, sin corrupción, ni juegos de influencias. Es duro porque termina alejándote de algo bonito, la política como trabajo por mejorar una sociedad. Los políticos tienen que reflexionar. Y actuar. No puede ser que en España nadie asuma responsabilidades por los casos ERE, Payerolls y Bárcenas. En Inglaterra, un político dimite por una multa; aquí nadie se baja de carro. Yo estoy muy, muy, muy decepcionado con los políticos pero creo que es necesario hacer política. Y creo que van a llegar propuestas que estimulen a la población, un nuevo partido honesto y sincero que hoy falta en el Parlamento.

Escribe sobre cuatro empleos precarios: mascota de una marca de chocolatinas, controlador de máquinas de tabaco, repartidor de publicidad de telefonía y speaker de fútbol. ¿No ha sufrido precariedad en el Turismo o en el Periodismo?

Busqué trabajo en Turismo o Periodismo pero sólo me salieron los empleos que cito. Los cogí, aunque con algunos perdía dinero, porque podía haber seguido cobrando el paro. Pero necesitaba sentirme trabajador, era básico para mi autoestima hacer más que entregar CV. Pero es cierto que la precariedad ha llegado a oficios que hace quince años estaban bien pagados y reconocidos. En todos los sectores hay falsos becarios que son trabajadores sin salario. En fin, la precariedad ha llegado al mundo laboral y tenemos que extirparla porque tiene efecto contagio muy nocivo.

Andaluz emigrado a Barcelona. ¿Aquí es más difícil encontrar hasta empleo precario? ¿Por qué?

Sin duda. Porque no se ha desarrollado industria y así estamos condenados al sector servicios y a la estacionalidad. Pero también hay responsabilidad política. Más de un 35% de paro quiere decir que las cosas aquí no se han hecho bien.

En el libro destaca que lo peor es sentirse cómplice del sistema.

Es la clave: sentirse colaboracionista. Yo trabajé para una de las empresas que más detesto del país, de telefonía. Lo hice por necesidad. Intentaba no conseguir clientes a toda costa, sino sólo los que quisieran contratar esos servicios telefónicos, y ahorraran dinero así. Trataba de no colaborar con el sistema. Pero lo hacía. Porque cada cliente engrandecía la empresa. Y es duro enfrentar tus principios a la terrible realidad del dinero.

¿Cómo es posible que -como denuncia- cueste cobrar por trabajar?

Porque hay muy poca vergüenza. Si tú no puedes mantener una empresa, pues no lo hagas. Busca otra alternativa, pero no trabajadores gratis. El trabajo debe pagarse y al pequeño empresario lo tienen que ayudar los gobiernos: no pedir el IVA antes de que lo cobren, no permitir plazos de pago de 3, 6, 9 meses, dar rebajas fiscales... para que el empresario de al empleado sus derechos básicos. Tenemos que ayudar entre todos: la Administración a los empresarios, éstos siendo honestos, sacrificados y no aprovechándose; y los trabajadores, dando todo para que la empresa siga. No se puede decir: “el emprendedor es la salvación” y luego subirle el IRPF o el IVA.

Escribe de la frustración de crecer con la idea de que el trabajo da sentido a la vida y verse desempleado ¿Falla la economía o la filosofía de vida?

El sistema económico es consecuencia del modo de pensar. Se adoptó el capitalismo creyendo que era la manera de avanzar pero no funciona. En el capitalismo -¡y no es que yo sea un comunista así!-, hay mucha codicia. Y la conciencia colectiva ha interiorizado mecanismos que le llevan a querer siempre más, y eso no es bueno. Debe haber solidaridad y que uno, aun teniendo mucho, abogue por la justicia social. Yo creo en eso teniendo poco y me gustaría seguir creyéndolo si mañana tengo más. Filosóficamente hemos errado. Pero en vez de reconocerlo, intentamos occidentalizar el mundo. Habrá que respetar al que crea que vivir no es pasar 10 h en el trabajo, llegar a casa, ver una peli y dormir. Yo siento la necesidad de escapar de este sistema injusto.

¿Añora un relato ético, moral, religioso, ideológico y político alternativo?

He perdido la esperanza en la gente del poder: filósofos, ideólogos, grandes estadistas europeos, políticos... En cambio, tengo esperanza en que los grandes discursos alternativos están viniendo de abajo. Creo que desde las catacumbas ideológicas están empezando a crearse los cimientos de un pensamiento alternativo capaz de cohesionar, poliédrico, respetuoso, integrador. Y veo que eso surge desde muy abajo: movimientos sociales, personas capaces de organizarse independientemente del poder. Creo que no va a haber una gran figura que personifique el mensaje sino que éste va a venir desde muy abajo y con mucha gente participando en él. No sé si un análisis objetivo o mi deseo de que ocurra. Quiero creer que lo primero.

¿Triunfar con un libro llamado Yo precario da un placer especial?Yo precario

Es una paradoja enorme. Me dicen: “El Yo precario te va a sacar de precario”. Hombre, casi nadie vive de la literatura. Pero publicar con el editor Enrique Murillo, portada de Miguel Brieva y prólogo de Manuel Rivas, para mí, es un triunfo. Aunque el mayor es que te lean y digan: “Tu libro me da esperanza” o “Me ha enternecido” o “Hecho daño”. Porque significa que tienes capacidad de emocionar. Si me dieran a elegir: “O todos los que te han leído o 15.000 euros”, contestaría: “Los que me han leído”. Lo tengo clarinete. Porque la escritura es mi manera de vencer a la muerte. Me iré y no sé en qué habré trabajado, ni qué va a ser de mi vida pero voy a dejar mucho escrito y ése es el objetivo: que mi pensamiento, mi ser, mi manera de entender esta sociedad perviva. Ése es el éxito, y Yo precario es la primera piedra ¡Ahí me he puesto trascendente!

¿Qué porcentaje del precio de un libro se lleva su autor? ¿Es justo o precario?

Ronda el 10% y, sobre la justicia, depende. Yo he trabajado con todos los miembros de mi editorial y tienen derecho a comer de su trabajo; pero en las grandes, con más beneficios, deberían subir la parte del autor porque no tienen tanto riesgo.

¿El arte es un bien básico o un lujo prescindible en tiempos de crisis?

La manera de evolucionar de una sociedad es a través de la cultura. Cuanto mejor respondamos a las preguntas de quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos la sociedad será más justa y mejor. Yo no puedo prescindir de los libros, el cine, la pintura... Y en lo que concierne a los autores deben actuar con el rigor de un trabajo. Yo escribo “para cambiar el mundo”, aunque suene grandilocuente. Otra cosa es que la sociedad, igual que no proporciona trabajo digno, no de al escritor la posibilidad de vivir de su oficio.

¿Qué dice de los lectores que el libro más vendidos sea Las sombras de Grey?Las sombras de Grey

A veces se recurre a la literatura o cine como vía de desconexión y entretenimiento. Los libros serios exigen implicarse, dar vueltas a la cabeza. Entiendo que a muchos no les apetezca. Pero a otros sí nos motiva. El problema viene cuando se estrechan las posibilidades de sacar un libro a priori más arriesgado comercialmente.

¿Qué opina de la piratería?

A un precario no le puedo pedir que se gaste los 16 euros que vale mi libro. El sistema debería tender a pagos tipo Spotify, que den acceso a mucho y variado, a un precio justo y que de ingresos a los autores para vivir y crear. Aunque ya hay maneras de acceder a la cultura sin violar nada, como las bibliotecas.

La denuncia de Yo precario es seria aunque el tono sea cómico. ¿Le preocupa que se pierda de vista lo grave del asunto?Yo precario

Me preocupa que ejemplifiquen en mí el tema de la precariedad y me señalen como el precario; el morbo del anecdotario divertido o el amarillismo de cierto periodismo que titula “La chocolatina que escribe”. Pero tengo que vivir con ello.

¿La crisis tiene efectos psico-sociales?

Totalmente. Para empezar, las familias que sufren los desahucios están marcadas por generaciones, hay treintañeros muy decaídos, angustia en despedidos de más de 45 años. ¿Quién se hace responsable de esta depresión social, del dolor por estas injusticias? Muchos señores del poder tienen que responde por articular la sociedad así. Por eso, cuando tengo ocasión digo: “Ojalá mi libro llegue a personas de muy arriba y les sonroje un poquito, ojalá”.

Escribes del individualismo, la competitividad, el racismo que aflora con la crisis, ¿teme que haya conflictos sociales, incluso violencia?

Hablando con amigos concluimos que sí tememos que la frustración general busque una cabeza a la que apuntar y se equivoque. Señalando a la inmigración, por ejemplo. ¡Si ahora emigramos nosotros! Los culpables, de bancos o partidos; y se han ido de rositas.

¿Qué opina de los dos paradigmas que se imponen como solución: emigración y emprendimiento?

Me enojan al máximo. Los políticos no pueden pedir responsabilidades de motor de empleo a los emprendedores, que éstos saquen las castañas del fuego, cuando los responsables de la crisis son los ya comentados. Yo soy partidario que se convierta en empresario quien tenga una enorme ilusión u oportunidad. Lo que no puede ser es que el emprendimiento sea el camino obligado para toda una generación. Es un error. Porque en España de cada 10 emprendedores fracasan 9, y eso deja a muchos afectados por la pérdida de tiempo, dinero, ilusiones, endeudados y frustrados. Y sobre la inmigración, alguien que como yo no ve a sus amigos de Jerez porque han emigrado no puede soportar que un ministro diga que la gente se va por “sentido aventurero”. Usted no tiene vergüenza, ni sabe de la realidad. Y ahí está gran parte del problema: que los políticos de sueldazos y sobresueldos en B viven otra realidad.

¿Hace falta recortar el paro para incentivar la búsqueda de empleo?

Decir eso es banalizar y vulgarizar el drama de muchos que, como yo, hemos dado todo por conseguir trabajo. No lo consiento porque sé que nadie está tirado en casa esperando a que le llamen. La desesperación te lleva a moverte.

¿Qué proyectos personales tiene usted?

Mi Itaca es vivir escribiendo libros pero sé las circunstancias del mercado y la realidad. Yo voy a escribir hasta el día en que muera. Que eso me da ingresos, lo aprovecharé. Que no, seguiré escribiendo porque es mi manera de vivir. Prefiero publicar con una editorial que autoeditar porque necesito que venga alguien y reconozca el valor de mis textos, pero quizá cambie mi filosofía. Y para vivir, trabajaré de lo que esté formado o me siga formando y tenga oportunidad. Si me dan un billete hoy para currar en Miami, lo cojo.

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