Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Las decepciones, con cariño,  son menos

Regino Hernández con sus seguidores, amigos y familiares

Alejandro Morales

Regino Hernández y África Martín durmieron anoche mucho peor que su hijo, que estaba concentrado en una de las carreras más importante de su vida y, desde luego, la más emotiva. Esta no es la crónica de un éxito, porque el deporte es así, pero sí la de una mañana de tensión y nervios hasta el límite y la del cariño en grado superlativo que el rider de Sierra Nevada se llevó para siempre. Aunque no fue bien, el malagueño nunca olvidará el Mundial de 2017. Su sonrisa apenas unos minutos después de la decepción, y aunque la procesión vaya por dentro, así lo dejó claro.

Los padres del artista se fueron poniendo cardíacos conforme fue pasando la mañana del día de la final de snowcross, dirimida con suerte desigual para el que era una de las firmes opciones de medalla del equipo español. Medio centenar de amigos y familiares ocuparon parte de la grada y una hora antes del arranque de la prueba estaban ya instalados en la zona de meta, conscientes seguramente de que, de no estar rápidos, se quedaban sin sitio. En efecto, a las 11:30 horas ya no dejaban pasar a nadie a una grada atestada en la que el bullicio de los andaluces y los vascos (seguidores de Lucas Eguibar, plata al final) ponían la nota de color y festiva, superando incluso en atención a la visita de Felipe VI, que volvió a seguir las competiciones in situ, como ya hizo ayer sábado. Los padres de Regino llegaron a Sierra Nevada acompañados por una legión de seguidores del andaluz, aspirante a todo en ‘sus’ mundiales.

Y es que para el rider afincado en Mijas Costa desde que su familia llegara allí hace 26 años, la prueba de hoy era como correr en la puerta de su casa, pues se hizo deportista, creció y entró en la élite deslizándose una y otra vez por las laderas de la estación granadina. “Esto es un sinvivir, estoy nerviosísimo”, advertía el padre de la criatura, que no era capaz de ocupar su asiento apenas 20 minutos antes de que su vástago se lanzara ladera abajo. “Hoy hemos hablado poco con él, sólo le hemos preguntado cómo está por whatsapp, pero queramos dejarlo tranquilo, que se concentré al cien por cien”. La madre, África, prefería aguardar sentada junto a la ‘tropa’ llegada de Ceuta y de Málaga e incluso comentaba a eldiario.es que no podía ni hablar, que fuéramos a preguntarle al padre.

“Nosotros lo estamos pasando peor que él, no me gusta ir a verlo porque es casi como ir a ver a un hijo torero, tienes una gran tensión por que consiga el objetivo y también porque se puede hacer mucho daño”, reconocía el padre, dejando traslucir en su rostro una curiosa mezcla de ilusión y de tensión. Casi miedo, se diría. Carteles de ánimo, banderas, bocinas y gritos en español se mezclaban con multitud de acentos foráneos. A la armada andaluza y vasca le intentaba hacer sombra la legión de seguidores franceses, aunque con poco éxito: éramos mayoría. Cada vez que los españoles se dejaban ver por la zona de meta tras alguna bajada de calentamiento, el bullicio dejaba claro quién corría en casa.

Todo ocurrió muy rápido, aunque parezca una soberana perogrullada. La primera caída del andaluz fue acompañada por un quejido unánime del graderío, que seguía las evoluciones de la prueba a través de una gran pantalla. Cuando se recuperó y volvió a meterse tercero, gran ovación, y segundos después de nuevo ese lamento sordo, con la segunda caída. Igual que cuando el toro arremete contra el torero en la plaza. Las emociones subieron y bajaron a la misma velocidad de vértigo que los protagonistas de la carrera.

Los mejores amigos de Regino, su chica, e incluso Josito Aragón, que no perdió detalle de lo sucedido, arroparon al malagueño en los minutos siguientes, a pie de meta, charlando animadamente, aunque la procesión, ya se sabe… fuera interna. Escuchándolos hablar y reír nadie diría que minutos antes el andaluz se había jugado seguir vivo en la final del Mundial. Pero esto es lo que tiene el deporte, a veces se gana, otras, no… pero siempre, y más en casa, se disfruta.

Etiquetas
stats