Divulga que algo queda

No hace mucho, en una tertulia televisiva, dos de nuestros eruditos nacionales se mofaban, comentando el experimento Bicep2, de no tener ni idea de qué eran las ondas gravitacionales. Es más, uno de ellos hacía gala de su ignorancia confesando que a él le habían suspendido en quebrados. Se refería, supongo, a los números racionales, no a su cerebro. No sé por qué extraña razón resulta tan cool ser un ignorante en este país. Claro que solo así se entiende que la televisión pública, la de todos, tenga en plantilla a una señora que asegura que no está científicamente demostrado que el alma, (sí, señores, han leído bien, el alma) no se transmita en los trasplantes de órganos. O que una determinada carta la firma un tal Q.E.P.D. En fin...

Parecía que todos teníamos claro, cuando nos imaginamos el futuro, que éste sería cada vez más tecnológico (videollamadas, coches que vuelan...) gracias a los avances de la ciencia y tecnología pero, como decía Asimov, me da a mí que no estaremos a la altura para entenderlo. Es más, a la vista de este tipo de cosas, hay quien parece no querer entenderlo.

Puede que peque de ingenua, pero a estas altura del siglo XXI, nadie debería dudar de que la cultura, lo que llamamos cultura general, incluye (o debería incluir) unos conocimientos básicos de Ciencia. Y no sólo porque, como he dicho, sea imprescindible en la cultura, sino porque el conocimiento de la Ciencia hace a los ciudadanos más libres y menos vulnerables. Por ejemplo, frente a productos bancarios o complementos alimenticios milagrosos. Es por ello que el desconocimiento de la ciencia nos pone muchas veces en peligro o nos hace tomar decisiones erróneas en nuestras vidas.

La Ciencia ha conseguido que vivamos más años, muchos más años; que dichos años los afrontemos con una mayor calidad de vida; que tengamos más tiempo libre, que podamos desplazarnos de una forma más eficiente tanto en tiempo como en dinero y conocer, por consiguiente, otros lugares, culturas y costumbres con todo lo que ello conlleva de enriquecedor. Los países que más cultivan la Ciencia son más ricos, más libres. Pero, a pesar de todo ello, vemos todos los días, en estos tiempos sin duda difíciles, que se aparcan las inversiones en Ciencia por no considerarlas imprescindibles. Pero toda la culpa no recae sólo en los gobernantes que hemos tenido a bien escoger, porque ellos deberían tener claro que unas elecciones no son un cheque en blanco y se ha demostrado en estos días que una presión popular puede hacer caer un ministro (el menos afín al Presidente, con mucha probabilidad, y el que más convenía eliminar según las encuestas, pero un ministro al fin y al cabo). Así que el problema no es sólo que el Gobierno desprecie la Ciencia, sino que la sociedad no es consciente de su importancia y prioridad. En este sentido, hemos de recordar que alguien dijo que los países pobres creen que los países ricos invierten en Ciencia porque son ricos, pero que estos saben que son ricos porque invierten en Ciencia.

Es evidente que con la vida que llevamos todos se hace complicado ponerse a estudiar Ciencia para adquirir estos conceptos básicos de los que hablamos. Lo sé. Pero, afortunadamente, en este país, contamos con una colección bastante buena de divulgadores de Ciencia que desde sus blogs, la radio, la prensa o sus libros, tratan de acercar la Ciencia, en un lenguaje amable y atractivo, a aquellos que quieren conocerla. Una parte importante de estos divulgadores españoles participarán este viernes y sábado en el Evento Naukas 2014, en Bilbao. Sí, queda un poco lejos de Andalucía, pero se podrá ver en streaming. Déjenme que se lo recomiende con fuerza. Mejor si pueden ir, pero en cualquier caso, estén atentos. Porque en charlas de 10 minutos, ni uno más, ni uno menos, podrán disfrutar de pequeñas dosis de Ciencia, y en un tono relajado y simpático.

Pero no quedan ahí las propuestas para este fin de semana: el día 26 se celebra en toda España, en toda Europa “La noche de los investigadores”. Busca la información de las actividades que se celebran en tu ciudad y seguro que si asistes a alguna de ellas, te sentirás recompensado y contribuirás a esa concienciación ciudadana que tan importante es.

En una u otra actividad, aprendan y, sobre todo, pero muy sobre todo, disfruten. Porque, en medio de este panorama desolador, no se me ocurre nada mejor que deleitarse, por ejemplo, con la poesía suprema que se esconde en el hecho de que las células del sistema inmune de la madre se suiciden cuando detectan al embrión para no matar al niño.

La Ciencia es cultura.