¿Sex o no Sex?

A veces se nos olvida que la sociedad es machista y que el machismo significa tomar un sexo como referencia y dominante (el masculino), y el otro (el femenino) como subordinado. Y cuando esto se articula como parte de una cultura que distribuye roles, funciones, reconocimientos y críticas sobre estos argumentos, hablamos de una construcción identificada con el género. El sexo es la base y el género la función, una división dicotómica que no sólo ha divido por la mitad la convivencia, sino que al mismo tiempo ha limitado otras opciones y posibilidades.

Los hombres son la medida de todas las cosas y las mujeres pasan a ser medidas para los hombres. Si dices 20 cms puede significar muchas cosas, reales o virtuales, pero si dices 90-60-90 todo el mundo sabe a qué se refiere, aunque no sea verdad.

Todo en la sociedad está impregnado por ese machismo esencial y todo es sexismo en su aplicación, aunque al final se relegue este adjetivo a las cuestiones relacionadas de forma más directa con la sexualidad.

El Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA) va a liderar la constitución del Grupo de Trabajo de la Red Mediterránea de Reguladores Audiovisuales, para elaborar un catálogo de indicadores que permitan detectar el sexismo en televisión, a través de la identificación de los estereotipos construidos sobre esa referencia dicotómica del género.

La iniciativa es necesaria y oportuna, pero debe tener en consideración varios elementos para evitar que sus conclusiones queden en un buen informe más sobre estas cuestiones. Algunas de ellas son las siguientes:

- No confundir el sexismo con lo excesivo, lo mismo que no debe tomarse como machismo las manifestaciones más graves de la desigualdad. El sexismo y el machismo están en la propia referencia de la desigualdad, y a partir de ahí habrá diferentes manifestaciones, pero la gran mayoría vendrán impregnadas por los elementos que las definen, que serán sexistas y machistas. Por eso ocurre lo que ocurre y las cosas están como están a pesar de todo lo que se ha avanzado en Igualdad. Este matiz es importante, porque de lo contrario se establece una especie de umbral que permite “ciertas expresiones” pero no otras, sin ser conscientes de que lo que se facilita a la larga es la permanencia del sexismo en televisión por medio de esas manifestaciones consideradas como “leves”.

- Ante una situación como la anterior, es más importante ser capaces de construir la crítica que prohibir la manifestación sexista, especialmente en el apartado de creación. La realidad no se cambia escondiéndola, sino mediante su cuestionamiento y su corrección para corregirla, y ello requiere que se conozca tal y como se ve por quien luego la recrea.

- Diferente es la manifestación sexista en la publicidad, puesto que ésta busca condicionar la respuesta inmediata de la audiencia sin más historia y contexto que su propio mensaje. La publicidad no convive con anuncios históricos como parte de una presencia continua, como ocurre con el cine, sino que se renueva en cada anuncio y temporada. Una situación intermedia la ocupan las series y los programas de entretenimiento, que deben ser analizados desde esa doble referencia de la creatividad, la de las historias que nacen de la realidad, y la de los mensajes que pretenden influir sobre la conducta de las personas con relación a determinados productos.

- Junto al análisis y la identificación del sexismo, y su corrección bajo las referencias indicadas para que sea la capacidad crítica el elemento fundamental que se aporte a la sociedad, debería insistirse mucho en la emisión de mensajes y producciones que reflejen un modelo alternativo, y todo aquello que se pretende conseguir bajo la referencia de la igualdad. Presentar “la igualdad en igualdad” y todo lo que significa el feminismo, el movimiento de mujeres y los avances en esta línea, propuestas que habitualmente son rechazadas por las cadenas de televisión, y que apenas tienen encaje en las programaciones a no ser que se haga alrededor de alguna de las manifestaciones más graves del sexismo y del machismo, como ocurre cuando se produce algún homicidio por violencia de género.

No se trata de un debate sobre el sexo o la sexualidad en televisión, ni de censura o permisividad, sino de responsabilidad. Las conductas sexistas en niños y adolescentes, incluso en forma de violencia, nos indican que los mensajes machistas están presentes y que se ven reforzados al reproducir los estereotipos presentados como exitosos. Necesitamos incorporar la visión crítica de la realidad a la audiencia, y del mismo modo que la sociedad es capaz de cuestionar determinadas decisiones políticas, sociales, deportivas… también deberíamos dar argumentos a la gente para que entienda qué significa el sexismo, y cómo contribuye a la cosificación de las mujeres.

Esas “mujeres objeto” son las que ven los maltratadores o los violadores cuando deciden ejercer su violencia. Así de terrible y así de sencillo de evitar.