Turismo carroñero

El paro baja en España este verano 2015 y el gobierno del PP se apunta el tanto mientras en la legislatura de ZP lo atribuía a la estacionalidad. El turismo, la gran industria del país, tira del carro. Y, aunque la patronal hotelera lo niegue, investigadores universitarios sostienen que el sector crece por la inestabilidad en países del Mediterráneo oriental y sur y Oriente Medio.

Las pirámides egipcias están insólitamente vacías de europeos, asiáticos y norteamericanos, igual que el tunecino museo del Bardo, las ruinas de Palmira en Siria, o el yemení Palacio de Ghumdan. “El futuro turístico de España sigue siendo positivo porque algunos conflictos no se han resuelto y presentan malas perspectivas”, escriben Cuadrado-Roura y López Morales. Lógico, ¿quién se va a arriesgar a ser masacrado por gozar de una playa o monumento por más que sea extraordinario?

Total, parajes y ruinas bellos también los tiene Grecia y allí no hay conflicto bélico aunque... No, veranear en Grecia tampoco, descartado. Porque los griegos, obcecados en no pagar sus deudas y desobedecer a la Troika, viven un corralito que, aunque no afecta a los turistas, deja a los nativos cara de preocupados. Un corta-punto para cualquier viajero.

Mejor Italia, pues, el sur, la costa. Aunque eligiendo con tino. No vaya a ser que plantemos la toalla en Lampedusa y en plena puesta de sol veamos llegar, o peor hundirse, barcos repletos de desgraciados que huyen de guerras que nosotros propiciamos y olvidamos. (¡Hoy, como el enemigo es ISIS, se negocia con Irán y se rehabilita al sirio Bassar el Assad, al que ya en 2001 agasajaron en Córdoba Juan Carlos I, Manuel Chaves y la hoy consejera de Cultura y entonces alcaldesa Rosa Aguilar).

España y Andalucía -tras Canarias y Cataluña- emergen como destinos atractivos y seguros. Mantienen un equilibrio: exóticos por el legado árabe sin ser foco de fanatismo -no más que Londres, París o Nueva York-; con amplias y bellas playas en las que no recalan tantas barcas de inmigrantes como en las italianas; con alojamientos y bares baratos gracias a la crisis y explotación laboral que, como es menos extrema que la griega, permite al turista británico o alemán aprovecharse de la circunstancia sin sentirse fatal.

Somos, españoles y andaluces, privilegiados. Aprovechemos el dolor ajeno para crear riqueza y empleo. Aunque sea trabajo efímero de sueldos sub-mileuristas. Saquemos provecho hasta que el capitalismo insaciable, creador simultáneo de riqueza y exclusión -según análisis de Thomas Piketty- decida que para que el más selecto grupo crezca sin límite también nosotros nos tenemos que condenar.

Los ricos se replegarán a sus länder o estados federados. Y cuando, tras sus suburbios obreros, también sacrifiquen en el altar del lucro a sus clases medias, se acabarán encerrando en sus urbanizaciones alambradas, estén en América, Norte de Europa o Asia. Recluidos para siempre en casas de puertas blindadas. Harán turismo virtual vía Google Earth, mientras nosotros, el resto, los infectos, malvivimos, nos matamos, morimos, nos extinguimos con nuestros paisajes, patrimonios arquitectónicos, culturales, lingüísticos, todo cuanto fuimos... Si no nos rebelamos contra el destino, feo y estéril, que ellos han escrito.