Un país tropical

Míralos, ya se han mosqueao los subcampeones de la confederación de vividores. Arenas es como Arbeloa, un coladero de sobresueldos nescafé por la banda derecha. La descafeinada Expaña padece un alarmante déficit de actimel, se está quedando sin defensas. A falta de curro, siempre nos quedará el diestro de Camas, héroe de Maracaná.

Sevilla, ya EREs 4G, je, je. Tremenda ironía publicitaria de color colorado colgada del edificio principal de la avenida del solazo. Ya se sabe que Sevilla tiene un calor especial, pero cuatro gracias como vírgenes vodafones de la subvención descarada no se conocían ni en los mejores tiempos del incienso, el oro y la mirra. Por cierto, Dolores de Senegal garantiza el futuro, el futuro de la sanidad, la educación y la cuenta bancaria de su maromo. También dice que la corrupción hay que “cercenarla”. Y de paso, “barcenarla”. Gracias, Dolores, tú sí que eres 4G. Gracias, Guerrero, por la paga de pega. Estamos rodeaos.

Mariano, por sus partes, se remite al silencio bochornoso, siempre tan oportuno; emite una nota de prensa de quince palabras y pide el rescate a un desnortado socorrista de Mataslascañas, no es coña, y se produce el inevitable maridaje entre la mentira y la poca vergüenza. ¡Viva el vino! ¡Vivaporús! Todo por la desigualdad de oportunidades.

Estudiantes con los ojos como brecas acuden en tropel a sellar su desesperación y encuentran mil razones para huir de este estado permanente de extorsión. Saca la biblia, levanta la mano y toma posesión de algún incauto, por error, por omisión o por detrás. Antes muertos que sencillos, los salvadores de la patria perdonan la vida a los becarios, sólo en cines.

Hay que ver cómo se ha puesto la gente con las notas de Rajoy y Ánsar. Un respeto a los repetidores. Qué te apuestas a que Montoro de Osborne sobornó a un economista peruano pelirrojo para que suplantase su personalidad en el examen final de economía. No alcanzó el 6,5, of course, ni falta que le hizo. Los políticos no necesitan estar preparados, listos, ya. Somos sus damnificados quienes permanecemos al loro, esfínteres apretados, por si las moscas de caballo. Toda la culpa, no obstante, la tuvo, la tiene y la tendrá Yoko Ono.

Lo dicho. Los becarios, con el pasaporte entre los dientes, aplauden a rabiar lash nuevash reformash. El ejército de cateados del siglo pasado se dispone a desfilar en fila india, por la sombrita, dispuesto a entrar en combate. Los futuros cospedales arruinados eclipsan a los pobres de toda la vida; no hay derecho, se está perdiendo tó, la tercera generación del zapato gorila exige su porción de estricnina, dame veneno que quiero morir.

La letra con sangre penetra, los chavales copian y pegan consignas con la lengua fuera, se agotó el presupuesto, se lo han comido los bancos, los becarios y los créditos. El señor Wert para creer está perdiendo facultades. Los reyes de la usura salen ganando. Firman autógrafos en la esquina los autores de las tropelías más sonadas, suelos de hipotecas, estafas preferentes, ya sabe, lo típico.

Los últimos embustes a medias hablan de tasas criminales hasta por respirar aire acondicionado, sospechosos ibis para los constructores de castillos en la arena, jueces arrinconados, rabonas al mediodía, becas y limosnas. El trío de los Azares, finalmente, lo echa a suertes. Y Griñán despierta una mijita azorado. Habrá erecciones anticipadas. Ya cuentan chistes bordes sobre el tesorero, el banquero y el empresario trincón, las duchas del trullo y una pastilla de jabón. Hay que saber perder.