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Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar

Estos tipos también se enamoran

'Kóblic', de Sebastián Borensztein, interpretado por Ricardo Darín

Ana I. Bernal Triviño

Hablaba en el pasado Festival de Málaga con el director Sebastián Borensztein sobre su última película, 'Kóblic'. En ella, Ricardo Darín interpreta a un teniente de la Armada de la dictadura argentina, que pilotaba uno de los Vuelos de la Muerte. Arrepentido, se da a la fuga y vive apartado en un paraje de Buenos Aires.

En la primera noche en la que duerme sólo, en ese lugar solitario y desconocido, siente un ruido. Enciende la linterna, en alerta, hasta que descubre que se trata de un perrito herido. Kóblic se acerca, y con una gran compasión, él mismo se encarga de coserle la herida y desinfectarla. Es decir, el mismo que participaba en lanzar personas desde aviones al mar, salvaba la vida de un perro. Poco después, se enamora perdidamente del personaje que interpreta Inma Cuesta. El Kóblic frío y distante, calculador, tenía un trocito de corazón. Comentaba con el director justo este lado del personaje cuando me respondió:

“Es que estos tipos… los hijos de puta también se enamoran… y también tienen perro. No hay que confundirse. Hemos visto montones de documentales de Hitler jugando con su perro y eso no lo convierte en menos criminal de lo que fue. Lo que pasa es que nos incomoda ver eso, porque nos gustaría más pensar que esa gente ni siquiera son personas, sino alienígenas. Pero esa gente pertenece a la especie humana, igual que vos y que yo. Y la especie humana ofrece desde gente buena hasta tipos temibles. Que cuando llegan a casa le dan un beso a su mujer, le leen un cuento a los niños, van con flores a ver a su madre o bien se las llevan a la tumba. Lo monstruoso no es que sean monstruos, es que sean seres humanos. Y una vez fuera de ese entorno, cuando se tienen que mezclar con los demás, se comportan como seres humanos”.

Desde entonces, durante esta campaña electoral, he podido repetir esta reflexión unas cincuenta veces. Salvando las diferencias, especifico que no llego a realizar una comparación directa con Hitler, afortunadamente. Pero todo lo que hemos vivido, todo lo que hemos padecido, no es fruto de una casualidad. No podemos ver al PP, a Rajoy y a todos sus ministros como simples personas atadas de pies y manos que, víctimas de las circunstancias, no pudieron hacer otra cosa. España es líder en gran parte de las estadísticas que reflejan pobreza y precariedad:

-Segundo país de la Unión Europea con más tasa de paro de larga duración.

-Segundo país de Europa con más paro femenino (50%).

-Más trabajo temporal. Sólo el 8.3% de los contratos son indefinidos.

-Un 30% menos de ayudas a los desempleados.

-54.000 hogares con todos sus miembros en paro.

-El 80% de los parados vive gracias a sus familias.

-Un 4% de los españoles no puede afrontar el copago farmacéutico.

-46.5 % de paro juvenil. (Incluso tuvimos la tasa más alta de Europa).

-Pobreza infantil del 29%, de las más altas de la Unión Europea.

-Familias que no pueden comprar productos frescos.

-Contratos de más horas por menos sueldo.

-Reforma laboral que deja la mayor precariedad de la zona euro.

-País de la OCDE donde más ha crecido la desigualdad social.

-1 de cada 5 españoles en riesgo de pobreza.

-Misma carga fiscal para ricos y para pobres.

Para conseguir cifras así hay que tener mucha frialdad a la hora de aplicarlas. Y, a pesar de esto, aún hay gente que los aplaude y sonríe cuando los ven en campaña abrazados a niños y ancianos, mientras defienden la patria con golpes en el pecho. Acuden a ellos para besar sus manos como si fueran santos, posan con orgullo junto a sus fotografías (las mismas donde parecen personas bondadosas) y asienten con sus mentiras, que admiten como si fuesen dogmas. En sus mentes sólo se instala que vamos a estar como Grecia cuando, en realidad, con la gestión del PP, en pobreza o paro, estamos muy cerquita de ese país. Los elevan a los altares y los votan.

A esa función se suma un séquito de periodistas que los apoyan o los consienten. Periodistas que duermen con la conciencia tranquila después de ocultar en portada noticias como la del ministro Fernández Díaz. Los mismos que se obsesionan con llevar a Venezuela en titulares todos los días. Y en ellos, también esos periodistas que preguntan si alguien es comunista, como si de una caza de brujas se tratase y como si fuese un pecado… mientras nunca, jamás, preguntan a los miembros del PP si se sienten franquistas.

Hay personas que ven en algunos programas de televisión la parte más personal de Rajoy o de nuestros ministros y se enternecen. Mientras juega al futbolín con Bertín Osborne o habla con Trancas y Barrancas en El Hormiguero. Compadecen su situación, sienten que son “buena gente y campechana”. Además, van al Rastrillo y acuden a actos de caridad. Y, al final, acaban convencidos de que quien está en la cuneta de la crisis es porque se lo merecía y no se ha esforzado lo suficiente.

Pero resulta que los mismos que hablan de su madre y de su padre con fervor, son los que recortan a tu madre y a tu padre cuando necesita la dependencia, los que provocan la lista de espera del hospital público, o los que impiden que otros puedan pagar sus medicamentos.

Los mismos que besan a los niños en sus mítines son los que les da igual las cifras de pobreza infantil, que sean víctimas de desahucios, que terminen bebiendo leche con agua y que algunos sólo dependan de los bancos de alimentos y de los comedores escolares.

Los mismos que llevan a sus hijos a sus escuelas y universidades privadas son los que luego recortan a los tuyos en la escuela y en la universidad pública, teniendo incluso que dejar de estudiar.

Los mismos que ganan su buen sueldo a finales de mes o, si les falla, están en el consejo de administración de una multinacional, son los que te lo han recortado, te han precarizado o incluso no te dan ayudas si estás en el paro.

Los mismos que llevan flores a sus fallecidos son los que no reparan en tus muertos. Los mismos que no asumen como un asunto de Estado dar sepultura digna a los que siguen en fosas, los que no toman medidas eficaces contra la violencia machista (que deja más asesinatos que los realizado por ETA) o los que ignoraron a las personas suicidadas ante la falta de ayudas en esta crisis.

Los mismos que disfrutan de sus vacaciones en parajes naturales y se emocionan con unas alcachofas, pero que legislan en contra del medio ambiente, a favor del fracking, que permiten la recalificación en los montes quemados y que dejan en desamparo a las familias que invirtieron en renovables.

Son los mismos. Estos tipos aman a los suyos, tienen perro, les gusta viajar, ver atardeceres, y defienden a sus madres. Pero eso no quita todo el mal que han hecho. Gobiernan así porque piensan que eso es lo correcto. No ha sido un error. Y junto a ellos, los que desde instituciones como la Unión Europa o el FMI se obsesionan por implantar esa ideología, ese neoliberalismo en busca del máximo beneficio que nos ha llevado a esas estadísticas. Cifras con personas que viven y sufren esa situación.

Lo que hemos vivido no es fruto de una crisis pasajera. Es fruto de un plan y de una estrategia ideológica que cada vez mete sus raíces más adentro. Y sólo nosotros, con nuestro voto, podemos arrancar y talar ese árbol antes de que siga creciendo. Más nos vale.

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