La vida padre

Los de siempre viven como nunca. Más vale deber tropecientos millones que caer en desgracia por un simple marrón. Todavía hay clases. Maneras de vivir y de robar. Tu banco, y cada día el de más gente, se expone más de la cuenta. Los ricos, los nuevos ricos empobrecidos y los satélites del amor trincan lo que pueden: indemnizaciones de autoservicio, manteca colorá y mucho cariño. Los intocables de la Piel de Toro juegan cada tarde al tute. Tú te arruinas, yo me bajo aquí, tú verás, yo me piro, que tengo un asesor en la puerta esperándome desde hace un rato. Se llama Rodrigo, antiguo baranda del FBI del dinero, salvador de la patria, pez volador, branquias bajo el agua. Es el baile de actualidad.

Lo que da coraje es ver cómo se ríen de los paganinis estos mequetrefes del tocateja, mientras todo se desangra. Los que nos han buscado la ruina se pegan la vida padre a costa del creyente contribuyente, sin apenas disimulo, y salga el sol por donde quiera. Por donde dicten los tiranos de larga napia y escasa vergüenza, cero coma cero de escrúpulos y una familia a la que atender. Al Cupone se hizo santo por correspondencia.

Ahora que no hay dinero pa ná, ni pa emborrachar a nuestros erasmos más allá de los Pirineos, solivianta presenciar en segunda fila este espectáculo sin fin, este saqueo permanente, esta exposición universal de caciques de alta graduación. Lo peorcito de cada casa.

Al presunto banquero no le dio tiempo ni de arrojar la pastilla de jabón al suelo de la ducha pública de la trena, qué pena, con la cantidad de ladrones de poca monta que aguardaban ansiosos el gran momento. Pa dársela mortal. Ese tipo con nombre de yogur caducao, amigote del Bigote, toca el violín en estos instantes, encaramado en el tejado de su kelly, interpretando la bella melodía titulada Si yo fuera honrado.

Caminando por el lado salvaje de la vida corres el riesgo de toparte con alguien justo y coherente. En este país, lo que hay es falta de mantenimién, afirma el jefe de la brigada municipal de chapús, tapamos hoyos con la mirada, acojonamos a la gente a escupitajos, organizamos mercados medievales por toda Andalucía. Al fin, la edad media, el rocanrol animal.

No cabe un alfiler, como suele decirse, en el palco de honor. Esta tarde se disputa la final del mundial del paripé y entre las autoridades incompetentes se rifan un montón de años de condena. Destacan sobremanera los untadores de vanidades, el empresariado digno de encomio, el señor pitiminí despojado de su segundo apellido que debe hasta de callarse y su señora la heroína del papel pintado. Delincuentes respetables. Gente gamuza, gentuza indecente que se llevan calientes sus miles de billetes mientras ejecutan lindos eres que fusilan la vida de los incautos mileuristas. Las cuentas claras: el que gana 200.000 manda a la calle al que pierde 1.000. Y apenas paga impuestos. Seguimos para bingo. Que suene el rock de la cárcel de mínima seguridad.

Moraleja: nos pueden matar, también asesinar, todo el dinero nos pueden robar, pero lo que nunca lograrán es pisarnos los zapatos, zapatos de gamuza azul.

Penúltima hora: Rajoy anuncia a tonto y platillo que a finales de la legislatura, al fondo a la derecha, estará la cosa mejorcita. Repetimos: al final de la legislatura, prórroga y penaltis. Mariano, contigo hasta el final, como la pesadilla de Morfeo. Aquí unos pagan la fianza de 4,3 y otros pierden la confianza y el asco de 6,2 millones.