Danza como receta para el cuerpo y el alma

Es el arte una de las mayores señas de identidad de una cultura. Es un reflejo de la historia de un lugar pues cuenta cómo ha sido, cómo es y hacia dónde va una sociedad. La clasificación de las artes ha variado a lo largo de los siglos, dando lugar a partir del Renacimiento a las seis artes: la arquitectura, la pintura, la escultura, la música, la poesía y la danza. A ellas se uniría después el cine, conocido como el séptimo arte.

Cada 29 de abril se celebra el Día Internacional de la Danza, una jornada para prestar atención al arte del que Terpsícore era musa en la Antigua Grecia. Una reivindicación de la danza como lenguaje universal y de su poder de transmisión de valores.

La danza, además de un regalo para los sentidos, también puede ser un regalo para la salud. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Granada ha demostrado que asistir a funciones de artes escénicas influyen de forma positiva en el estado de ánimo del espectador y ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares.

Igualmente la danza puede ser un espacio de comunicación con los bebés, una oportunidad para conectar y acceder al mundo de los más pequeños. La compañía Da.Te Danza lo sabe y por ello se ha convertido en una compañía pionera en producción de espectáculos de danza contemporánea dirigidos a un público infantil.

La danza también puede ser una propuesta de vida para personas con capacidades diferentes. Es la realidad de la compañía Vinculados, compuesta por una veintena de jóvenes con diferentes capacidades psíquicas y físicas en los que arte e inclusión social se dan la mano.

La danza, en todos sus géneros, ayuda al ser humano a relacionarse con el mundo y a enriquecerse de él. Pero va más allá. La danza, además de un arte, es una receta para el cuerpo y el alma.