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El juzgado investiga cómo el fosfuro de aluminio causó la muerte de la familia de Alcalá

EUROPA PRESS

SEVILLA —

El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Nº 2 de Alcalá de Guadaira (Sevilla), encargado del caso de la muerte de tres miembros de una familia de la localidad el pasado 14 de diciembre, se encuentra investigando el fosfuro de aluminio, al que todo apunta como el responsable de la intoxicación, y cómo, si fue éste, pudo provocar los fallecimientos.

Según informa el TSJA en un comunicado, todo apunta a este elemento o a alguno de sus componentes, aunque ahora se trataría de averiguar el modo en que este tóxico causó las muertes. Según subraya, “no hay ningún informe ni preliminar ni definitivo que confirme si la intoxicación se produjo vía alimentaria o vía inhalatoria”.

Así, el alto tribunal añade que el citado juzgado de la localidad sevillana continúa investigando estos hechos con todos los medios a su disposición.

Ya este jueves fuentes de la investigación informaron a Europa Press de que la juez de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Alcalá había ordenado limpiar la vivienda y que la Policía Nacional volverá al domicilio a practicar diligencias antes de que se lleve a cabo dicha limpieza.

Las citadas fuentes explican respecto al deceso del matrimonio compuesto por Enrique Caño, de 61 años de edad, y Concepción Bautista, de 50 años, y una hija de 14 años, que los agentes del Grupo de Investigación de la Policía Nacional de Alcalá de Guadaíra mantienen su investigación “abierta” y tienen previsto entrar en la vivienda a practicar una serie de diligencias antes de que se entre a limpiar el inmueble, para lo que no hay una fecha concreta.

La única superviviente fue una hija del matrimonio, de 13 años de edad, que fue explorada --es decir, prestó declaración judicial-- la pasada semana en una comparecencia en la que no aportó ningún dato relevante para la causa, relatando lo que cenaron la fatídica noche. Así, ella cenó un bocadillo de jamón mientras los fallecidos comieron cazón en adobo y flamenquines.

Por el momento, el Instituto Nacional de Toxicología no ha remitido al Juzgado su informe definitivo sobre la causa de las muertes, aunque se trabaja en base a posibilidades como el consumo de comida en mal estado o la ingestión accidental de algún tipo de toxina, han señalado a Europa Press fuentes del caso, que descartan que el caso pueda responder a un suicidio o a un homicidio.

Un experto dice que la sustancia es “mortalmente tóxica”

El profesor de Toxicología de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla, Guillermo Repetto, ha asegurado este viernes que la sustancia que supuestamente mató a la familia de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) es “mortalmente tóxica”, por lo que con toda probabilidad los servicios sanitarios no podrían haber hecho “nada” por salvar sus vidas incluso habiéndolas trasladado a un centro hospitalario, “dada la rapidez con que avanzó el producto tóxico”.

En declaraciones a Europa Press Televisión, el experto en Toxicología ha explicado que los datos apuntan a que los “tapones” que aparecieron en la vivienda de esta familia sevillana correspondían al “recipiente de un plaguicida muy tóxico”, en referencia al fósforo de aluminio. En este sentido, ha añadido que dichos tapones podrían contener restos de este componente, que en contacto con la humedad desprende una sustancia tóxica llamada fosfuro de hidrógeno.

Según Repetto, esta sustancia es un gas que provoca la muerte de la persona por inhalación “a las pocas horas” de estar expuesta al mismo. Por ello, ha opinado que probablemente la hija que ha sobrevivido llegó a la vivienda cuando “ya habrían disminuido los niveles de esta sustancia”.

Además, ha recordado que este componente presenta una característica concreta, que consiste en que se va eliminando al tiempo que se va respirando, por lo que el cuerpo de las personas fallecidas “ya no presentaba cantidad suficiente de dicha sustancia”, que pudiera ser detectada en la analítica posterior que se les practicó.

El profesor de Toxicología de la UPO ha manifestado que “probablemente” los alimentos que ingirió esa noche la familia “no tuvieron nada que ver” en su fallecimiento. De hecho, ha insistido en que la intoxicación se ha producido por inhalación del gas generado a partir de los tapones.

En cuanto a la sintomatología, ha afirmado que puede confundirse con un problema alimentario, ya que provoca “vómitos y diarreas”. Asimismo, ha añadido que, pasado un tiempo, a estos síntomas se le suman otros como “alteraciones sensoriales” basadas en la pérdida de visión y audición, concluyendo en una parada cardiorrespiratoria.

Por otra parte, ha señalado que este tipo de tapones “nunca pueden aparecer en una vivienda”, ya que tanto el recipiente como el tapón se consideran residuos “peligrosos”. Por tanto, ha asegurado que “deben ser tratados por una serie de gestores de residuos peligrosos autorizados para ello y nunca pueden llegar ni a un contenedor normal ni a un vertedero”.

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