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Lorca fuera de las aulas: metáfora de una sociedad que fabrica seres de usar y tirar

Federico García Lorca.

Juan Miguel Baquero

“Maldigo a todos los que quiten a Lorca de las escuelas”. Venía a decir eso. Aunque Luis García Montero iba a hablar del poeta universal, de su huella como lector. Pero resulta que al poeta lo presenta el escritor y periodista Juan José Téllez y la inauguración de 'Mairena libro abierto' crece hasta descifrar todas las metáforas que tienen al mundo convertido en una fábrica de seres de usar y tirar.

“La promesa del mañana ha resultado una estafa”. Lo dijo Federico García Lorca y lo dicen García Montero y Téllez. Vaya trío. “Y por eso la sociedad moderna es un barco a la deriva, y esta deriva acaba en la sangre de los explotados”. Como Lorca desde el edificio Chrysler de Nueva York, “maldigo a todos los que se atrevan a quitar la literatura de los planes de estudio”.

Porque suprimir cultura es una “amenaza” contemporánea, explica el poeta y profesor en la Feria del Libro del Ayuntamiento de Mairena del Aljarafe (Sevilla). Contra ese modo sencillo de construir ciudadanos manipulables, “leer y enseñar literatura tiene un significado social”. No en vano “los atentados a las humanidades tienen que ver con un tipo de sociedad que prefiere tratar a las personas no con la igualdad que merecen sino con su transformación en mercancía”, refiere García Montero.

La brújula, de Homero a Benítez Reyes

Vivimos “a punto de cumplir 90 años de la Generación del 27, que también peligra en los libros de texto”, recuerda Téllez. “¿Y cómo vamos a ser si nos quitan la brújula que va de Homero a Felipe Benítez Reyes?”. Con qué letras se riegan las semillas. Con un tiempo de mundialización del odio. Con “una derecha tan búnker, tan extrema”, apunta.

“Si el Gobierno decide suprimir literatura como asignatura en el Bachillerato”, cuestiona el gaditano, “para qué querrá estudiar los poemas de Lorca un estudiante de económicas”. Como si nada fuera necesario “más allá de los rescates”, de las apuestas bursátiles y bancarias, de las crisis y los naufragios. De las guerras y los miedos, de las iras y las educaciones errantes.

“La sociedad en que vivimos lo mercantiliza todo en un tiempo que genera deshechos y nos instala en un presente perpetuo con la estrategia eficaz de borrar el futuro”, expone García Montero. Ante esta “promesa del mañana” del mundo capitalista “que resulta una estafa” a ojos del poeta, “no hay mejor metáfora para el hecho del contrato democrático y social que la lectura”.

Porque la poesía abre fuego. Crea conciencia. “La lectura genera imaginación moral”, inventa el granadino. “Sirve para reconocer la propia rebeldía poniéndote en el lugar del otro”: compromiso social. Téllez tira de ejemplo cercano. Señala a Luis García Montero como sujeto endeudado “con el porvenir y la decantación de la memoria colectiva”.

Decía la sorprendente respuesta de un alumno: “hay muchas formas de equivocarse, pero solo una es la correcta”. Tan certero como divagante. “Ya quisiera Descartes acertar tan plenamente”, corrige Téllez. Y el universo atender a Lorca, “que el mundo que estamos construyendo es un cieno de números y leyes”, dibuja García Montero, envenenando la metáfora de la “estafa” social. Quedó escrito en versos lorquianos, en La aurora de Poeta en Nueva York:

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