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La muerte de una joven de 20 años en un accidente de tráfico en Sevilla reabre el debate de las extradicciones
La muerte de una joven de 20 años, Nadia Mechaala, en un accidente de tráfico en Sevilla la pasada semana ha reabierto el debate sobre la política de extradición para determinados casos ya que en este suceso el imputado por un presunto homicidio imprudente es un norteamericano que este lunes quedaba en libertad tras haber sido encarcelado. Se da esta circunstancia, y también que la víctima era una joven promesa del tenis en Andalucía e hija de una conocida periodista y miembro del PSOE-A, lo que ha hecho que el caso tenga un impacto mediático todavía mayor.
Después de que durante todo el fin de semana se hubiera desplegado por las redes sociales, especialmente Twitter con el hastag #JusticiaEspañolaparaNadia, una campaña contra la excarcelación del hombre, de 74 años y que dio negativo en el control de alcoholemia, el Juzgado de Instrucción número 5 de Sevilla decidía este lunes dejarlo en libertad después de que inicialmente se decretara su prisión provisional, comunicada y sin fianza.
El motivo es que el juzgado está pendiente de una ampliación del atestado, entre otras cosas pendiente del test de drogas, y el fiscal había pedido que el detenido quedara en libertad con medidas cautelares. Éstas son, de momento, que comparezca a diario en los juzgados, la retirada del pasaporte y la prohibición de abandonar el país porque en caso de que se le tuviera que juzgar en España por este delito se teme que la extradición sería muy complicada y más dada la edad del hombre.
Cabe recordar que el accidente de tráfico se produjo en la A-4, muy cerca de la central de Abengoa en Sevilla (Palmas Altas) y a la altura de la incorporación a la SE-30. La joven, que viajaba en un utilitario, se encontraba parada en una retención de tráfico cuando su vehículo fue investido por detrás por el coche de alquiler del detenido, bastante más potente y que encima circulaba a unos 80 kilómetros por hora, lo que resultó fatal. En el momento de los hechos, el hombre, que viajaba con su mujer, también norteamericana, no iba ebrio, adujo que se distrajo leyendo la señalización y no vio que había un atasco delante.
