El libro verde: respuestas y claves sobre la edición ecológica
El Quijote es un libro malo. Y Cien años de soledad. Cualquier obra puede serlo aunque nadie haya cambiado su literatura, si se atiende al continente y se deja de lado el contenido. En esa dualidad básica, el bueno es el volumen ecológico. ¿Y qué es un libro verde? Aquel que fija criterios sostenibles y de respeto medioambiental en los cuatro pilares de su proceso de fabricación: papel, tinta, encuadernación y distribución. Expertos del sector lo han contado, en Sevilla, en el I Congreso de Ecoedición.
Las jornadas evidencian además el nacimiento de un nuevo lector que se preocupa por la huella ecológica de lo que consume. Por eso el futuro del sector pasa por el valor añadido de la edición sostenible y se han creado, por ejemplo, las ecoetiquetas que muestran el impacto ambiental de una publicación. Se trata de llegar a editar bajo un compromiso ecológico… y que se sepa, claro. ¿Y los libros digitales o ebooks? No son rivales del papel, dicen, sino compañeros de viaje.
¿Es la solución el libro digital?
Organizado por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía y con la colaboración del Instituto Andaluz de Tecnología, el evento ha reunido en la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo a más de 150 participantes. Profesionales de la edición, de las artes gráficas y de servicios de publicaciones de administraciones públicas y universidades, estudiantes, diseñadores gráficos, ilustradores… Todo, en el denominado Año Platero por el centenario de la creación de Platero y yo por el Premio Nobel Juan Ramón Jiménez.
“En una ecoedición hay que actuar en cada uno de los cuatro elementos que intervienen”, explica el director general de la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón (Aspapel), Carlos Reinoso. A mayor compromiso ecológico, menor impacto ambiental. “Tenemos que fabricar papel, editar, imprimir y distribuir de manera sostenible”, concluye. Cuidar la “huella ecológica” del producto, refiere el viceconsejero de Hachette Livre (uno de los grupos editoriales más importantes del mundo y que en España aúna Anaya, Alianza Editorial, Larousse, Algaida Editores o Cátedra), Ronald Blunden.
“¿Son la solución los e-books, traen un cambio de paradigma?”, pregunta Blunden. “No, no tiene ningún sentido”, continúa, “puede parecer intuitivo que al ser digital no necesitamos cortar árboles, pero no están libres de materiales y son dispositivos tecnológicos que consumen mucha energía y materias primas”. Para que estos dispositivos tengan rentabilidad ecológica hay que leer “entre 55 y 60 libros electrónicos al año”, precisa.
Del ecoetiquetado al ecodiseño
ecoetiquetadoecodiseñoPara Ángel Panyella, administrador de El Tinter, la edición ecológica se resume en el ecoetiquetado. Ahí se muestra “el material básico, el papel, si es reciclado o certificado con cadena de custodia, con garantía de que todo el proceso se ha gestionado de forma sostenible”. Y la tinta. “Las hay con aceites vegetales, sin derivados del petróleo, con un comportamiento muy correcto y un impacto muy inferior”, defiende. Sin olvidar “el ecodiseño, la minimización de materiales” para reducir volumen: espacios en blanco, tipo de letra, páginas… “Y comunicar al lector los impactos ambientales que ha tenido el proceso, para que pueda decidir”, por último.
Como ejemplo ecoeditor habla de Pol-len Edicions, nacida “para experimentar todos estos requisitos y mostrar que es posible”. Así llevan “tres años y sigue funcionando”. Existen editoriales, “pequeñas básicamente”, que miran la senda ecológica como futuro. Caso de Papeles para sentir, empresa sevillana “verde” gestionada por Pilar Rodríguez y Salvador Fernández. No “exactamente editores”, aunque con alguna incursión, fabrican “papel que reciclamos o hacemos con fibras vegetales” y en las jornadas han “puesto nombre a lo que hacemos, ecoedición”.
