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Alpandeire: un pueblo de esencia viajera en el corazón del Genal

Calles de Alpandeire, en el Valle del Genal.

Nacho S. Corbacho

Alpandeire tiene mucho de esencia viajera. De lugares donde se vive de manera tranquila y sosegada. De vecinos que recuerdan y transmiten con orgullo sus tradiciones. Y, también, de los que siguen ligados a la espectacular naturaleza que le rodea. Esta localidad malagueña, cuna de Fray Leopoldo, se encuentra en pleno corazón del Valle del Genal, entre las escarpadas rocas calizas de las sierras rondeñas, las verdes dehesas donde se alimenta el cerdo ibérico y el colorido bosque de castaños que tanta vida da a la comarca. Un respiro en forma de pueblo encontrar refugio de la vida moderna, escapar de redes sociales y olvidarse del teléfono móvil: para qué, si apenas hay cobertura.

Rocío y José son dos de los poco más de 250 habitantes que residen en esta bonita localidad. Son jóvenes y la excepción que confirma una regla: los vecinos de Alpandeire tienen la media de edad más alta de la provincia de Málaga, con algo más de 53 años. Esta pareja, a la que aún le falta bastante para alcanzar a esa edad, llegó al municipio desde la vecina provincia de Cádiz cuando decidieron modificar su rumbo vital. Cambiaron un coche por una vieja almazara y en ella ubicaron un restaurante en la planta baja y su propia casa en la alta.

Desde aquel trueque, llevan ya cuatro años sirviendo comidas elaboradas con productos de temporada y de cercanía: setas, carnes ibéricas, productos de huerta, quesos, nueces... Una filosofía kilómetro cero que les ha llevado a ser una referencia gastronómica en el interior de Málaga y hasta allí acuden cada fin de semana senderistas, ciclistas o, simplemente, aquellos que apuestan por realizar un recorrido por las sinuosas curvas del Valle del Genal. Una enorme higuera da sombra a la terraza del establecimiento, que merece una visita simplemente por su interior. Se trata de un lugar excavado en la roca donde todo está hecho con materiales reciclados. Y de todos esos ingredientes, precisamente, surge su nombre: La bodeguita de la Cueva de la Higuera.

El local se encuentra a la espalda de la denominada Catedral de la Serranía, que en realidad es la enorme Iglesia de San Antonio de Padua, construida a mediados del siglo XVI y restaurada dos siglos después. Cuenta con dos campanarios octogonales y su fachada de color amarillo resalta sobre el blanco del resto de edificaciones de la localidad.

En la parte baja se encuentran las denominadas 'Momias de Alpandeire'. Cuenta la leyenda que los cuerpos pertenecen al matrimonio conformado por “Tía Florita” y su marido, quienes poseían un pilón con monedas de oro que sirvieron para costear las obras de este templo.

En el interior del templo también se encuentra la pila en la que se bautizó Fray Leopoldo, una de las múltiples reliquias que destacan el nacimiento de este fraile nacido en 1864 y que tanto reconocimiento obtuvo durante su vida y milagros en Granada. Una pequeña ruta, de hecho, guía por las callejuelas que desde la iglesia llegan hasta su Casa Natal, inaugurada en junio de 2014 para conmemorar el 150 aniversario del nacimiento del religioso.

En su hogar se pueden ver algunos viejos utensilios tradicionales de la zona e incluso la piedra que le servía de almohada cuando dormía en el suelo junto a la chimenea. No es el único lugar que recuerda a Fray Lepoldo: en numerosos rincones del pueblo hay estampas y figuras del beato, que también cuenta con una estatua en la plaza que lleva su nombre y un monumento en la parte más alta del municipio, donde se puede disfrutar de una bonita panorámica de Alpandeire.

El recorrido por las estrechas calles de este municipio serrano permite disfrutar de la calma, del silencio que envuelve el municipio y hasta de perderse una y otra vez para encontrarse de nuevo. En uno de los cruces de caminos existe una inscripción que reza 'Bésame aquí', quizás como punto de partida o de reencuentro entre los visitantes del pueblo.

Puertas de otra época, balcones repletos de flores, cuestas en las que se escapa más de un suspiro y gatos que bostezan al sol forman parte de un urbanismo claramente árabe, donde el calor del verano y el frío del invierno tienen casi imposible llegar.

Además del precioso Mural de la cruz que aún se conserva en una de las fachadas de las edificaciones del pueblo, diversos mosaicos de azulejos ofrecen información sobre las viejas labores del campo y en varios rincones se encuentran numerosos pozos y pilas llenas de agua, algo debido a las filtraciones de la tierra caliza de la Sierra del Oreganal que protege al municipio y al suelo arcilloso que lo sustenta.

De vuelta a la iglesia por el laberíntico casco urbano de Alpandeire es fácil toparse con una de las viviendas más interesantes, con origen en el siglo XVII, que hoy acoge al hotel La Casa Grande. Cuenta con once habitaciones y un restaurante ubicado en las antiguas caballerizas del edificio, con techo de ladrillo abovedado.

Allí se recuperan viejas recetas de la gastronomía local y se realizan propuestas como las alcachofas guisadas o la parrillada de verduras, además de una gran presencia de carnes ibéricas, además de cordero, cochinillo o pato, que se pueden maridar a la perfección con los estupendos vinos de la Serranía de Ronda. Tablas de quesos y propuestas de fusión como la musaka se pueden también degustar en forma de tapa, para los que prefieren pedir mayor variedad y, así, tener la ocasión de probar más delicias panditas.

Un estupendo campamento base para disfrutar de la localidad y su entorno, donde existen numerosas rutas senderistas, como las que llevan a las cimas de picos como el Jarastepar, el Carnero o el Pozancón.

También merecen la pena excursiones a espacios naturales como Los tajos del Canalizo y del Infiernillo, el Cerro de los Frailes, la cascada de agua del Chorrerón y el nacimiento de agua del arroyo Laza. Sin olvidar los dólmenes de Encinas Borrachas, a los que se accede por un camino que cruza una finca privada junto al puerto del mismo nombre.

Además, la localización de Alpandeire en pleno centro del Valle del Genal le convierte en un preciso lugar para descubrir el Alto Genal donde destacan municipios como Pujerra, Igualeja o Júzcar; o el Bajo Genal, marcado por Genalguacil o Benalauría, entre otros muchos diminutos pueblos blancos. Eso sí, antes de abandonar Alpandeire hay que tomar la carretera MA-7307 hacia Ronda, donde un pequeño mirador permite llevarse una preciosa foto panorámica para el recuerdo.

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