Y los Reyes Magos salieron de Tharsis caminito de Belén...

Hace 2016 años unos Magos, tras conocer la noticia del nacimiento de aquel que “vendría a salvar al mundo”, emprendieron el viaje hacia Belén para rendirle pleitesía y llevarle presentes, entre ellos oro, que según referencias históricas procedía de las legendarias minas de Tharsis, en Huelva.

Este origen desvelado a finales de 2012 por el Papa Benedicto XVI en su libro “La Infancia de Jesús”, en la que aludía la salida de los Reyes Magos desde el sur de Occidente -desde la mítica Tartessos en España-, haciendo expresa referencia a la, por entonces, conocida como Tarsis, llevó a esta población onubense a, desde 2013, recrear la entrega de oro a sus Majestades y la posterior salida hacia Belén.

Una iniciativa que en su tercera edición va consolidándose “poco a poco”, con una respuesta de público cada vez mayor, según ha explicado a Efe, Catalina Grilo, la presidenta de la Asociación Cultural Reyes de Tharsis, entidad que, junto con el Ayuntamiento de la localidad, son los encargados de la organización.

En este sentido, ha precisado que en los pases que se han realizado de la recreación, a las 13:00 y a las 18:00 horas, se han congregado a las puertas de la mina más antigua que existe en el municipio, Filón sur, también conocida como Corta del Oro debido a la presencia de este metal en sus entrañas, más de medio millar de visitantes en cada una, “a pesar de que el tiempo no ha acompañado”.

A esto hay que sumar los cientos de personas que como voluntarios han participado para hacer posible ese viaje en el tiempo, para que Tharsis volviera al año cero de nuestra Era, después de 2016 años.

Grilo ha apuntado que la respuesta ciudadana y el trabajo que implica la puesta en marcha de la recreación hace que de cara al año próximo se estén planteando la posibilidad de ampliar los pases a dos días.

Algo que permitirá que sean más personas las que disfruten de un evento de carácter único en Andalucía y España, por la temática y la singularidad del lugar en el que se desarrolla.

Un evento en el que no hay camellos pero sí caballos, en los que llegan los Magos hasta Tharsis, un lugar, según narraban las historias, “perdido con ríos de sangre y aguas turbias como el cieno”; un río al que llamaron Tartessos.

A lomos de estos animales Melchor, Gaspar y Baltasar han alcanzado la mina para recoger el oro, ese metal precioso, que “alumbraba el destino cierto de este pueblo” y que han recibido de manos del que fuera, por entonces, la máxima autoridad del lugar.

Un oro que posteriormente ofrecerán al Niño Jesús una vez concluido su viaje hasta Belén; ello será en la madrugada del 6 de enero, coincidiendo con la Epifanía del Señor.

La Historia de la explotación minera de Tharsis y la Sierra Tarse se remonta a la Prehistoria, si bien destacan especialmente las explotaciones llevadas a cabo en la Antigüedad con la presencia de Fenicios en coexistencia con Tartesios y Griegos (IX a.C. hasta VI a.C.), prácticamente interrumpidas en el periodo cartaginense, y con resurgimiento y apogeo de las explotaciones en la época romana con el Emperador Augusto (año 45 a.C.).

Las menciones bíblicas de Tarsis (Isaías 60; Salmo 72,10) y las aclaraciones del Vaticano al respecto, impulsaron en su día este evento cuya permanencia, no sólo tres años después sino en tiempos venideros, se entiende de vital importancia para reivindicar el lugar que ocuparon en la antigüedad de Occidente, las legendarias minas de este lugar.