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Aún quedan cielos estrellados, y están en Andalucía

Observatorio de Calar Alto, en Sierra de los Filabres | Azimuth

Néstor Cenizo

En España ocurre algo que Alejandro Sánchez de Miguel, científico del Instituto de Astrofísica de Andalucía, explica con meridiana claridad: “Es el mejor país de Europa para ver el cielo, pero si fuera por los españoles sería el peor. Es simplemente un efecto demográfico”. De norte a sur de la península, en las islas, o en eso que se ha dado en llamar la España Vacía, aún queda un buen puñado de lugares desde los que disfrutar de un cielo estrellado. Muchos de ellos están en Andalucía, que cuenta con instalaciones punteras en la Sierra de los Filabres y Sierra Nevada.

Cada vez es más difícil ver el cielo. La contaminación lumínica en el mundo aumenta a un ritmo del 2,1% anual y España es el país más contaminante de Europa por persona, según un reciente estudio liderado por el Instituto Geológico de Potsdamestudio liderado por el Instituto Geológico de Potsdam y en el que ha participado Sánchez de Miguel. El científico explica que la generalización de las luces LED ha provocado que se ilumine más, sin necesidad y peor, porque es más barato. Hay una tendencia en algunos gestores públicos al “cuanto más, mejor”: “En Málaga tienes el ejemplo de la calle Larios [una inmensa bóveda con decenas de miles de bombillas cubre la calle en Navidad]. Y el ayuntamiento de Almería presume de haber aumentado el gasto eléctrico en Navidad cuando debería avergonzarse”, comenta Sánchez de Miguel.

Sin embargo, no todo son malas noticias. Si quieres ver las estrellas, no hace falta que te vayas muy lejos: la relativamente baja densidad demográfica y la concentración de la población en zonas muy localizadas permite que siga habiendo muchos lugares idóneos para la observación astronómica. Un buen cielo nocturno requiere de condiciones de baja humedad y altura, y hay muchos lugares así en Andalucía.

Además, en paralelo a la iluminación excesiva de nuestros cielos ha resurgido el interés por la astronomía, y eso ha generado una gran variedad de oferta. Sánchez de Miguel achaca el comienzo del boom del interés por las estrellas en el hecho de que las NASA comenzara a publicar notas de prensa de fenómenos populares como las superlunas. Los medios comenzaron entonces a fijarse en fenómenos astronómicos, que resultaron tener un público. El astroturismo se subió a ese carro y del renacido interés en los cielos surgieron multitud de propuestas con contenido divulgativo. Ya no es necesario viajar a destinos tradicionales de astroturismo como Chile o a Canarias, y Andalucía mostrará su oferta en la edición de FITUR que ahora comienza.

Por ejemplo, es posible visitar los dos observatorios dependientes del Instituto de Astrofísica de Andalucía (dependiente a su vez del CSIC). El de Sierra Nevada, debido su ubicación a 2.900 metros de altura, sólo es visitable durante los meses de verano, con las restricciones derivadas de que se trata de un lugar de trabajo científico. Cada año se organizan ocho visitas, cuatro en colaboración con CETURSA (que explota la estación de esquí) y cuatro organizadas por el Instituto.

“Es una actividad que dura todo el día, con una charla sobre astronomía, y después se visita el observatorio y la antena de 30 metros del instituto de radioastronomía milimétrica. Después las personas que hayan cogido la opción de visita de dos días tienen sesión de observación”, explica Marcos Villaverde, doctor en astrofísica y cosmología por la Universidad Autónoma de Madrid y portavoz de Azimuth, una pequeña empresa de astroturismo con diez años de bagaje integrada por científicos que guía esas visitas.

Azimuth gestiona también las visitas al observatorio de Calar Alto, en la almeriense Sierra de los Filabres, con tres actividades posibles: visita diurna al observatorio, incluyendo una visita al interior de la cúpula del telescopio óptico de 3,5 metros de diámetro, el más grande de Europa continental, durante unas dos horas; observación nocturna en telescopios portátiles, aprovechando las condiciones excepcionales de cielo oscuro, de unas tres horas; y una actividad “excepcional y única en Europa”, según Villaverde, consistente en la observación visual a través de uno de los telescopios profesionales del observatorio, en las fechas concretas que la programación científica del telescopio lo permite. Esta es una “experiencia de inmersión”, de seis o siete horas de duración.

Pero la oferta no se agota en los centros del Instituto de Astrofísica de Andalucía. En San Fernando (Cádiz) está el Real Observatorio de la Armada, pionero en la introducción de la astronomía en España. En Málaga, el observatorio del Centro Principia y el del Torcal de Antequera. En Jaén, el planetario ubicado en el emblemático Hospital de Santiago de Úbeda, el observatorio de la Fresnedilla de la Sierra de Cazorla, el Observatorio Andaluz de Astronomía, en Alcalá la Real, y el Cosmolarium del Castillo de Hornos. En Sevilla, el Planetario de la Casa de la Ciencia. Y en Granada, además del observatorio de Sierra Nevada, el ineludible Parque de las Ciencias y el observatorio de La Sagra, en la Puebla de Fadrique.

También se puede disfrutar del cielo sin visitar los observatorios. Azimuth organiza actividades turísticas en el altiplano granadino y otras muchas empresas o asociaciones, que puedes consultar aquí, ofrecen un amplio abanico de actividades, que van desde la mera observación, a la fotografía o la orientación mediante estrellas.

El sello Starlight es un distintivo turístico que garantiza unas óptimas condiciones de observación. Nació a raíz de la Conferencia Internacional en Defensa de la Calidad del Cielo Nocturno y el Derecho a Observar las Estrellas, celebrada en la isla de La Palma en 2007. Pues bien, Sierra Morena es la mayor reserva Starlight del mundo, y cuenta con puntos de observación singulares en las minas abandonadas de El Centenillo (Jaén), en el Monte de La Capitana(Sevilla), en las Minas de la Sultana-Ermita San Roque(Huelva), o en el Observatorio astronómico de Almadén de la Plata.

Hay alternativas para todos los gustos. Dice Marcos Villaverde que se trata de acercar la ciencia, la astronomía y la investigación que se está haciendo en nuestro país, “una de las potencias mundiales”. En todo caso, el cielo es de todos y también puedes montártelo por tu cuenta. Simplemente, elige tu lugar, coge una tumbona y una manta, y no dejes que la luz te impida ver el cielo.

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