La fábrica de Artillería de Sevilla se abrirá en seis meses

Visitas guiadas desde el sábado a Artillería, que abre en septiembre con espectáculos efímeros

Amalia Bulnes

La realidad de Sevilla ha sido, muchas veces, la de una ciudad que no está a la altura de su historia. Que aún se esté discutiendo un proyecto para las Atarazanas -con la garantía que supone la firma del arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra en un proyecto arquitectónico-, que estén sin uso definido -y con el cerrojo echado- edificios como la sala San Hermenegildo, la iglesia de San Luis o ciertos pabellones de la Exposición Universal de 1992, no hace sino agrandar ante nuestros pies la brecha entre lo que fuimos, lo que somos y lo que podemos ser como proyecto de ciudad.

Por eso, mirar hacia adelante y abrir un espacio a la ciudadanía como la Real Fábrica de Artillería es al menos, y a pesar de no contar con un proyecto de uso definido, una bocanada de aire fresco, un palito pintado en la celda de los proyectos inconclusos de esta ciudad que nos hace pensar en un día menos para poder disfrutar de nuestro patrimonio histórico como un nuevo espacio para la cultura contemporánea.

Éste es el compromiso adquirido este martes ante los medios de comunicación, en una concurridísima convocatoria, del delegado municipal de Hábitat Urbano y Cultura, Antonio Muñoz, que invitó a cámaras y periodistas a comprobar in situ las primeras obras de consolidación que se llevan a cabo en este imponente edificio industrial de 1565 que, si bien consisten en meros trabajos “de conservación y reparación de cubiertas y filtraciones para frenar su deterioro”, van a permitir su apertura al público a partir del próximo mes de septiembre.

Aún no hay un proyecto arquitectónico ni de uso cultural definido, diseñado ni puesto en blanco sobre negro para la que fuera la mayor fundición de cobre para la construcción armamentística en el imperio donde no se ponía el sol; pero “la intervención nos va a permitir abrirlo en septiembre con la realización de espectáculos muy puntuales, como los incluidos en el Mes de Danza, usando la zona denominada catedral, además de teatro, circo, conciertos, presentaciones o pasarelas de moda”.

Visitas para los vecinos del barrio

Hasta entonces, desde este sábado y hasta mayo, unas 1.300 personas pertenecientes al barrio de San Bernardo en el que se enclava podrán visitar las obras para comprobar in situ la restauración de un espacio que, según adelantó Antonio Muñoz, prevé contar en dos meses con un plan de uso, centrado en su utilización cultural pero también en usos ligados a las necesidades del distrito. Más allá de la visita virtual que ya se puede hacer a través de la web www.visitasfabricaartilleria.es, el Ayuntamiento ha activado un proceso participativo con un total de 70 visitas durante cuatro meses, que se harán los martes y los sábados, previa invitación municipal.

Antes de comenzar la visita, Muñoz quiso dejar claro que estas instalaciones constituyen “una prioridad” para el Ayuntamiento, una “obra ambiciosa” que ya actúa en 6.500 metros cuadrados de los 22.500 con los que cuentan las instalaciones.

La obra que desarrolla actualmente Ferrovial se centra en tres salas, entre las que se encuentra la Fundición Mayor o Catedral, la Fundición Menor y la Sala de Herramientas, con una inversión de 1,2 millones, para consolidarlas y permitir determinados usos. La intención de la empresa adjudicataria es la de respetar el espíritu fabril que el edificio, en permanente desarrollo y ampliación hasta el siglo XIX, mantuvo durante el XVIII, la época en la que desarrolló mayor actividad y donde llegaron a trabajar hasta 300 personas.

El Miguelete

Pero si hay un símbolo que define y resume la historia y el espíritu de la Real Fábrica de Artillería de Sevilla es el Miguelete, un misterioso soldado que culmina uno de los pináculos de la Fábrica, con impresionantes vistas a la ciudad, coronando en una pugna con el Giraldillo, el skyline de Sevilla. La escultura de este peculiar vigía se encuentra “muy deteriorada” y pendiente de autorización de Patrimonio para su restauración. En estos momentos se está analizando si finalmente volverá a las alturas el original o la copia de este soldado cuya primera imagen de la que se tiene constancia se remonta a 1861.

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