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Colectivos ciudadanos buscan postura “común” para solucionar el problema de los autobuses públicos en Granada

buses granada

Miguel A. Ortega Lucas

“8.000 firmas recogidas, partidos de oposición, sindicatos y asociaciones ciudadanas apoyándonos, reunión inminente (…) Si el Ayuntamiento no recula, movilizaciones. Esto es lo que hay. Nos van a escuchar sí o sí”. Esto decía el pasado día 22 el estado de la página de Facebook Di no a la reforma del transporte público en Granada, donde se informa puntualmente de los movimientos que viene dando, desde el mes de julio, un colectivo cada vez mayor y más cohesionado: el de los ciudadanos afectados por la renovación del circuito de autobuses públicos de la ciudad.

Ya adelantó eldiarioandalucia entonces, cuando su puesta en marcha, algunos de los problemas que supusieron el cambio realizado por el ejecutivo local (PP), que supuso la supresión de 15 líneas de autobuses que cruzaban (y conectaban) el centro de Granada con los barrios y la periferia. Con la “descompresión” de tráfico y de contaminación del centro como argumentos esenciales del proyecto, el Ayuntamiento llevó a cabo una modificación radical en la movilidad pública que conllevó otro tanto en las costumbres y vida cotidiana de la ciudadanía; en la mayor parte de los casos, obliga a los usuarios a hacer transbordos para llegar o salir del casco urbano, con un aumento de los tiempos de espera en las paradas. Algo calificado de “desastre” por ciudadanos, colectivos de todo tipo y partidos políticos.

Es ese descontento general el que intenta ahora capitalizar la mencionada plataforma. Víctor Miguel Gallardo, escritor y trabajador del sector editorial, fue el impulsor de la página de Facebook y de los primeros en movilizarse para tratar de corregir en lo posible un sistema que ha puesto patas arriba los hábitos de gran parte de la provincia: “En mi caso –explica Gallardo–, todo surgió porque mi padre sufre una discapacidad; tiene movilidad reducida, y el cambio le ha hecho tener que andar ahora medio kilómetro hasta la parada. Pero es que luego me di cuenta de que afectaba a muchísima más gente. Hice la página y la gente empezó a sumarse; se puso en contacto conmigo otra chica, Eva, que había estado recogiendo firmas… La gente empezó a reclamar que hiciéramos algo, y contactamos con partidos políticos y asociaciones”.

La disposición a colaborar ha sumado fuerzas con la oposición en bloque (“me esperaba una buena recepción de algunos grupos, pero resulta que todos respondieron –PSOE, IU, UPyD, Ciudadanos, Podemos, el Partido Regionalista de Andalucía Oriental…–”, señala Gallardo) y también “los sindicatos, asociaciones de vecinos, la Asociación de Jóvenes Empresarios, la de Vendedores de Prensa…”.

Según Gallardo, de entre quienes reclaman un arreglo pueden distinguirse dos posiciones: los hay que quieren hacer ajustes a la actual modificación, y quienes quisieran “volver a la situación anterior”; esta última es, para Gallardo, una posibilidad harto difícil debido al gran desembolso hecho ya tanto en la flota como en las paradas: “Tenemos que lidiar entre lo que todos queremos y la realidad”, opina. “No se podrá contentar al 100% de la gente, pero habrá que intentar satisfacerla lo máximo posible”. De ahí que los objetivos inminentes de la plataforma sean llegar a un gran acuerdo entre todos los agentes implicados y presentar una recogida de firmas “masiva” entre los ciudadanos respaldando una propuesta conjunta.

“Postura sensata”

“Postura sensata”Por su parte, y en conversación telefónica con eldiario.es/Andalucia, la concejal de Movilidad y cabeza visible del polémico cambio, Telesfora Ruiz, ha querido desmentir taxativamente que el nuevo sistema se hiciera, como se le viene reprochando desde diversos frentes, de espaldas a la ciudadanía. “Yo me reuní con todas las asociaciones de vecinos”, asegura: “No puedo enumerar cuantísimas reuniones he tenido, antes y después del cambio, en las que se han hecho sugerencias, se han modificado cosas. Desde febrero a mayo pasados hice rondas por cada asociación vecinal, una a una, a las que asistieron cientos de personas en algunos casos, como el de Almanjáyar, en la que hubo mucha participación”.

“Ésta”, dice, “es la postura sensata”, en contraposición a la meramente “política, de confrontación”. “Me consta que están movilizando a vecinos partidarios de la oposición sólo para visibilizar descontento, no para solucionar el problema”. En todo caso, ¿estaría el Ayuntamiento dispuesto a escuchar las alternativas que se le pongan encima de la mesa, más allá de la confrontación partidista? “No sólo estoy dispuesta; es que me interesa. Pero se plantee lo que se plantee hay que trabajarlo con el sector técnico. Algunos no se dan cuenta de que es todo un engranaje, y hay quien pide un cambio aquí, y quien lo pide más allá”, por lo que “hay que mirar las consecuencias de cada cambio en el conjunto”.

“Actitud autocomplaciente”

“Actitud autocomplaciente”La oficina en Granada de Facua-Consumidores en Acción publicó el mes de agosto un informe, 51 propuestas de mejora del transporte público en Granada, tras pulsar la opinión de los usuarios y con una “voluntad de crítica constructiva” para que “el sistema mejore”, especialmente de cara al inicio del curso, advirtiendo de “las consecuencias si se sostiene una actitud autocomplaciente” por parte de la administración local.

Con el curso empezado, dichas consecuencias se han hecho notar y la propia Facua se hizo eco de ellas: consignaba la “persistencia” de “los retrasos en los enlaces de barrio, los problemas con las frecuencias y la falta de conexión con zonas vitales de la ciudad”, a los que se añadirían “los causados por los cajeros y validadoras del LAC [la única Línea de Alta Capacidad que opera ahora en el centro], tan lentas que incluso llegan a picar dos veces el bono”.

“Los ciudadanos siguen echando en falta conexiones claves entre barrios”, dice el informe, así como más y mejor información: “Errónea, incorrecta o incompleta, y que en muchos casos sólo se difunde a través de la Red, con el problema que esto supone para quienes no manejan las nuevas tecnologías”.

Movimiento “sin siglas”

Movimiento “sin siglas”Francisco Cuenca, portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, explica a eldiarioAndalucía que su grupo se está dirigiendo a las asociaciones de vecinos y a otros colectivos, con un “grupo de trabajo” específico “para diagnosticar seriamente” los problemas, recabando las demandas de la gente. “Hace ya dos años”, asegura, “que venimos diciendo que hay un problema en la conexión con los barrios”, debido “a este concepto mercantilista del Ayuntamiento de reducir kilómetros [de recorrido de los autobuses] sin pensar en otra cosa”. Cuenca aboga por “repensar los recorridos circulares” y los puntos de transbordo, sin perder de vista que “hay aproximadamente entre 250.000 y 300.000 desplazamientos diarios” entre el centro y las afueras del área metropolitana, con los barrios como “los más perjudicados”. El portavoz se muestra dispuesto “a hacer un frente común para la revisión” de todo el sistema de autobuses.

Por su parte, Paco Puentedura, portavoz de IU, cree que “lo primero es recuperar el diálogo ciudadano”, ya que, a su juicio, este Plan de Movilidad es fruto “de una imposición” del Ayuntamiento. Según él, las medidas prioritarias pasarían por “reorganizar las líneas atendiendo a los vecinos” y “recuperar la comunicación entre unos barrios y otros”. Plantea recuperar al menos varias líneas “transversales” que conecten de nuevo el norte y el sur, así como la circular; y “por supuesto las paradas en los centros sanitarios de los autobuses interurbanos”. El concejal ve “factible” la posibilidad de un planteamiento común entre los distintos agentes “sin que los grupos políticos tengan el protagonismo, mirándose de reojo unos a otros” de cara a posibles réditos electorales: “Estar a la altura de la ciudadanía”.

Víctor Miguel Gallardo hace especial hincapié en ese punto: “Somos ciudadanos sin siglas políticas” planteando una mejora en algo que atañe a todos, dice, asegurando que le gustaría contar con el mayor número posible de partidos y agrupaciones. El colectivo aspira, así, a operar como “una portavocía ciudadana” para vehicular todas las propuestas. Y que de la unión de tan diversos sectores resulte un mecanismo “funcional”, más allá de intereses particulares.

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