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“He tenido que trabajar más que mis compañeros hombres para llegar al mismo sitio”

Margarita Paneque frente a la Casa de la Ciencia en Sevilla

Lucrecia Hevia / Alejandro Ávila

Margarita Paneque Sosa, Premio Nacional de la Real Sociedad Española de Química por sus avances en el ámbito de la química organometálica, es la flamante nueva delegada del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) en Andalucía. Sustituye a Miguel Ferrer, al que cesó la actual presidenta nacional, Rosa Méndez, tras seis años en el cargo y varias polémicas relacionadas con el medio ambiente, por la que grupos ecologistas llegaron a pedir su dimisión en más de una ocasión. 

La nueva responsable andaluza se declara una persona “combativa”, cree que los científicos están para “aportar su conocimiento a la sociedad” y defiende su compromiso con la sociedad y el medio ambiente. Investigadora del CSIC de segunda generación, Paneque se crió entre California, Madrid y Sevilla, donde ha vivido la mayor parte de su vida. Asegura que recibió el nombramiento con sorpresa y que sus primeros pasos han sido escuchar a los directores de los 23 centros del CSIC en Andalucía, para estrechar la colaboración entre ellos. 

¿Se esperaba que la nombraran delegada del CSIC en Andalucía?

No me lo esperaba para nada, porque siempre he sido una persona muy combativa. Siempre he manifestado cuando estaba en contra de algo. Siempre he pensado que estos puestos eran para gente más diplomática. Después he pensado que quizás tenía su lógica, que la institución necesita gente combativa, porque significa que te implicas. Tenemos mucha responsabilidad, porque nos mantienen los impuestos de todos. Siempre me exijo lo mejor de mí misma.

Con más mujeres dirigiendo el CSIC, ¿cree que cambiará el tono?

Es la primera presidenta a nivel nacional. En Andalucía, tuvimos una delegada a principios de los 90, Carmen Dobarganes, del Instituto de la Grasa. Cuando una mujer accede al puesto, las cosas no son iguales. Las mujeres nos vemos obligadas a tener un espíritu diferente y eso se tiene que reflejar.

¿En qué?

No sabría indicarte qué cosas van a ser diferentes por ser mujer, pero te puedo decir, como persona, las cosas que voy a hacer diferente. Lo que estoy haciendo es analizar las carencias que he visto como investigadora y cuando yo era directora de mi centro. He detectado que el contacto entre los diferentes directores de los 23 centros es escaso. Intento establecer una red de contacto directa entre todos los directores.

¿Esa colaboración en red puede buscar cierto peso del CSIC de Andalucía en el resto de España?

En España hay bastante conciencia de que el CSIC en Andalucía es una masa crítica importante. Somos la segunda comunidad con más investigadores después de Madrid, pero puede que haya comunidades más pequeñas, compactas y con un contacto más directo con el poder. En Andalucía abarcamos mucho territorio y todas las áreas de conocimiento del Consejo.

¿Qué tiene que reivindicar la investigación andaluza en Madrid?

Más que combatirlo en Madrid, tenemos que combatirlo en nuestra propia región. Yo creo que el CSIC es consciente de la importancia de los centros andaluces. Donde tenemos que reivindicar nuestra visibilidad es en nuestra comunidad, porque nuestras autoridades a veces, al depender nosotros del Estado, piensan que tenemos que estar de parte. Aunque dependamos de una institución que depende del Gobierno Central, somos tan andaluces como cualquier otro profesor u otra institución comunitaria.

¿A qué se refiere?

Hay algunas convocatorias a las que pueden acceder a las universidades y no podemos acceder los grupos de investigación del Consejo. Detrás de esto, siempre hay problemas administrativos. 

Cuando hablamos de investigación, hablamos necesariamente de financiación. Desde 2009, se ha reducido la inversión pública un 9% a nivel estatal (unos 20.000 millones de euros). ¿Son esas cifras también a la baja en Andalucía y cómo puede pelearlo el CSIC?

Desgraciadamente, la rebaja en inversión en investigación ha sido común en toda España. En Andalucía, fuimos la envidia, porque tuvimos un programa de subvenciones fantástico, apoyado por fondos europeos. Luego vino la crisis. En Andalucía ha habido bastantes problemas con la gestión de esos fondos. El Consejo nos exige mirar a Europa, no podemos mantener el nivel de investigación a base de subvenciones nacionales y autonómicas.

¿Y la inversión privada?

Es otra de nuestras grandes tareas pendientes. La inversión privada es muy diferente, porque busca un interés. Invierte donde ve que va a tener un retorno. En Andalucía tenemos bastante colaboración con instituciones privadas en aquellos sitios donde somos fuertes, como la industria agroalimentaria. Encuentran mejora en la forma de presentar sus productos. Pero no nos engañemos, Andalucía no ha sido nunca tierra de grandes empresas ni que vayan a hacer grandes inversiones en investigación. Tenemos que hacer ver el valor de la investigación y un acercamiento de los investigadores a las necesidades de la industria. El mayor tejido industrial son las pymes y tenemos que hacer un acercamiento a las pymes.

¿Cómo se le transmite la importancia de la ciencia a la sociedad?

La crisis nos ha servido para parar y mirar a nuestro alrededor con otra mirada diferente, porque cuando empecemos a necesitar algo nuevo, como la descontaminación, la solución puede aportarla la ciencia. Creo que la sociedad está tomando conciencia y los científicos estamos aprendiendo a acercarnos a la sociedad.

¿Cómo mujer ha encontrado barreras a lo largo de su carrera?

Hemos crecido en una sociedad con una mirada de supremacía del hombre sobre la mujer. Yo sí he sentido que he tenido que trabajar bastante más que mis compañeros hombres para llegar al mismo sitio. He tenido que superar muchos estereotipos y me gusta ponerme de ejemplo de que se puede llegar. Con mi participación en la Asociación de Mujeres Científicas y Tecnólogas y mis colaboradoras jóvenes, intento hacerles ver que hay una serie de situaciones que no deben aceptar.

¿Por ejemplo?

No deben aceptar que un muchacho pueda estar por delante, porque piense que tienen que ser los soportes de las familias.

¿Por qué sigue habiendo territorios vedados para la mujer en la ciencia?

Hay que atajar ese mensaje desde la más tierna infancia. Todos los mensajes que le llegan a los niños y las niñas marcan unos estereotipos de cosas que son adecuadas para niños y para niñas. En la publicidad hay un mensaje subliminal que va marcando. Cuando dejas que la niña escoja, puede ser tan brillante o más que cualquier niño, pero muchas veces la propia sociedad las condiciona.

¿Cree que el cambio en la dirección del CSIC andaluz se debe a esa actitud?

Es algo parecido a cuando cambian a un ministro. Una persona se rodea de las personas en las que tiene confianza. La presidenta ha depositado la confianza en mí por los motivos que sea. No tenía ninguna relación con ella, le pregunté que por qué me había elegido y me dijo que se había asesorado y probablemente quiso tener aquí una mujer. Hace unos días me transmitió que estaba muy contenta con su decisión.

Hay 23 centros, pero si hay un centro que se mira con lupa es la Estación Biológica de Doñana (EBD). Cada vez que hay un problema, la miramos como autoridad. Ha habido momentos de tensión dentro y fuera de la EBD. ¿Cuál es su opinión sobre lo que ha ocurrido ?

Todo lo que está relacionado con Doñana no la conozco con detalle desde dentro ni he tenido la oportunidad de conocerlo a fondo. Como investigadores tenemos que estar para resolver los problemas de la sociedad. Un ejemplo es lo que ocurrió hace 20 años con el Instituto de Recursos Naturales (IRNAS) en el vertido de Aznalcóllar. Hubo expertos en suelo que abandonaron su investigación, para meterse de lleno en cómo regenerar ese suelo.

¿Ese debe ser el papel de los investigadores?

Creo que ese es el papel que debemos tener los investigadores del Consejo. Creo que deberíamos aportar nuestro conocimiento, pero no tomar las decisiones. Como científica considero que no tengo que tener una responsabilidad administrativa, salvo de lo que sea mío. Tengo que dar mi opinión y tiene que ser una opinión neutral y no debería tener un interés directo en aquello que estoy evaluando y si lo tengo, debería recabar la opinión de expertos ajenos.

¿Qué planes tiene para que se conozcan otros centros científicos más pequeños?

Me gustaría abrir un espacio en la Casa de la Ciencia para poder mostrar las cosas excelentes que hace el Consejo y animar a los centros para que en su propio entorno hagan toda la divulgación que puedan.

¿Cuál es su postura personal respecto a la conservación del medio ambiente?

Soy química. Los químicos tenemos muy mala fama, porque se supone que la química es la que lo contamina todo. Yo digo que, al contrario, desde la química aportamos soluciones. Yo siempre digo que el origen del mal, de la contaminación ambiental, no es la química, sino la personas. Los químicos somos conscientes del daño que las cosas mal hechas pueden hacer al entorno. Los científicos podemos detectar los problemas, pero siempre son las autoridades las que tienen que tomar las decisiones. Respecto a Doñana, la Estación Biológica tiene reservada una parte del espacio y el objetivo debería ser desarrollar el suficiente conocimiento para saber qué es lo bueno para el resto del parque.

¿Va a atender los estudios científicos que lleguen a sus manos, algo que hasta no había estado tan claro?

Cuando nuestros estudios científicos no estén claros, hay que acudir a otra evaluación externa, para asegurarse de que esos estudios no están siendo sesgados ni haya intereses por medio. Deberíamos ser conscientes de que la joya es todo.

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