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“El 80% de las ventas de Comercio Justo son de productos alimentarios”

Jornada de comercio justo en Ibercaja.

Javier Sánchez

El 80 % de las ventas de productos con el sello de Comercio Justo son de alimentación. Así lo ha revelado Francisco Coll, en representación de la oenegé en Huesca, que organizaba recientemente una jornada en el espacio de Ibercaja Castillo de Montearagón. Como señaló, se empezó comercializando artesanía, la mayor parte procedente de Sudamérica, “pero las ventas descendieron muchísimo, al contrario que las de comestibles, que han aumentado considerablemente”. En su opinión, se debe “al bajón que han experimentado las economías del primer mundo”, lo que hace que se priorice por la cesta de la compra. La excepción son los belenes, un producto muy navideño que, como indica Coll, siguen contando con el favor de los compradores.

En el caso concreto de Huesca, comentó, la marca Comercio Justo comenzó a venderse en 2002, en su establecimiento de la calle Cuatro Reyes. El crecimiento en la facturación ha sido significativo, habiendo pasado “de unos 1.000 o 2.000 euros al año a llegar en los últimos cinco o seis años a los 30.000”. “En Huesca hay gente muy concienciada y siempre hemos ido subiendo en ventas, salvo el año pasado, en el que bajaron entre un 4 % y un 5 %, pero por lo general, nos hemos ido manteniendo”, afirmó.

Cuentan a lo largo del año “con muchos clientes fijos, a los que no les importa pagar un poco más por un producto que saben que es de buena de calidad”. El producto estrella, sin duda, es el café, “uno de los que más dinero mueve en el mundo después del petróleo. Solo hay que tener en cuenta que cada europeo puede llegar a tomar al día entre dos y tres tazas”. De este modo, hay consumidores que tan solo lo adquieren en estas tiendas, al igual que azúcar de caña o el cacao y sus derivados, también con una importante demanda. Junto con la quinoa o el té, del que ofrecen más de una veintena de variedades.

Esta alternativa al comercio tradicional sirve de medio de vida, comentó Coll, a unos 25 millones de familias en aquellos países más desfavorecidos y se sustenta, recordó, “en una filosofía basada en los derechos humanos que vale la pena que la gente conozca”. Los productos –que pueden encontrarse en unas 200 tiendas en todo el territorio nacional– proceden de cooperativas, que se forman con el soporte de oenegés en aquellas comunidades cuyos miembros se muestran interesados.

En condiciones de igualdad

En condiciones de igualdadSe exige, de este modo, que los productos cumplan con unas exigentes normas de calidad, además de que su elaboración sea respetuosa con el medio ambiente. Se prescribe también la igualdad de salario entre hombres y mujeres y queda prohibida la mano de obra de infantil. Los beneficios van a parar al completo a estas comunidades, que se rigen con una estructura democrática. Parte de los mismos se destina a la puesta en marcha de programas de salud o de educación. Se consigue de esta forma, indica Coll, “que se asiente la población, que puedan quedarse en sus tierras y sustentarse con sus propios recursos”. Ya en su lugar de destino –Europa es el continente con una mayor red comercial– son equipos de voluntarios, como el propio Francisco, los que se ocupan de ponerlos a disposición de los consumidores.

En Huesca son un total de 22, la mayoría mujeres, que se reparten el trabajo en el comercio de la calle Cuatro Reyes, abierto de lunes a viernes, y en Navidad también los sábados. Realizan actividades como la que tuvo lugar en el centro de Ibercaja Castillo de Montearagón y jornadas de convivencia.

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