Tormenta de Luz

Hoy sabemos que la Consejería de Educación de Madrid pagó en el año 2011 más de 20.000 euros a una empresa de la red púnica; el trabajo, de apenas 33 páginas, contiene faltas de ortografía y sus conclusiones sorprenden por la ausencia de rigor y por su mal resuelta superficialidad. Un poco más abajo un titular alarmante informa de la fuga masiva de militantes en el PSOE, más de 20.000, indica la noticia, mientras que en el faldón inferior la lucha entre Errejón e Iglesias me conmueve, porque si finalmente se queman en el volcán de sus vanidades, que parece es el destino, nunca llegarán a asaltar ningún cielo, a lo más que llegarán será a alargar su estrategia de gestos y violencias.

En la prensa de hoy, sin embargo, no hay ni una sola noticia sobre la vergüenza, dolor y humillación a la que diariamente se somete a las mujeres en esta sociedad del siglo XXI, ni una palabra, oh palabra, tú, palabra, que me faltas. El lenguaje del silencio rodea a las mujeres, hecho añicos, y día a día se disuelve como las pastillas azules en un vaso de agua turbia y la vida es menos vida para nosotras que leímos a Baudelaire y a Proust, que soñamos Fellini y Martín Amis, que nos acurrucamos con Marguerite Duras y no queremos morir.

Hoy, un día más, las mujeres no somos nada en los periódicos, pero sí aparece el señor Trump que se ha convertido en el gran bufón de la comedia norteamericana de los debates y programas televisivos. Hace unas semanas escribí, en este mismo espacio, que América se tenía que proteger de América y lo mantengo, porque en América hace ya muchas décadas se implantó la opción de no tener opción. O me votas a mí, derecha; o le votas a él, cafre y más de derechas, quien incluso no ha dudado en decir que si pierde igual no acepta el resultado electoral.

Ojalá fuera evitable, pero la ebriedad del momento creador de tantos y tantos políticos se torna resaca cuando comprendemos que su creación era el arte del engaño y nuestra casa sigue vacía y el corazón en bancarrota y las mujeres siguen muriendo y desapareciendo y las palabras son asesinadas a diario y tú ya ni siquiera me miras y todo es tormenta de luz al anochecer.