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Ser médico en Aragón: de guardia a 121 kilómetros del puesto de trabajo

El consejero aragonés de Sanidad, Sebastián Celaya, en una visita a un centro de salud.

Eduardo Bayona

Zaragoza —

La falta de médicos en la sanidad pública obliga en Aragón a compartir especialistas a hospitales situados a distancias que superan el centenar de kilómetros. La escasez afecta incluso a los turnos de guardia, en los que también se dan esos desplazamientos.

El déficit en cualquier caso, se centra en las zonas rurales como el Bajo Aragón, el Pirineo, el prepirineo y la zona de la Ibérica, a las que se desplazan facultativos con plaza en Zaragoza y en Huesca principalmente, aunque también se dan cruces entre centros del territorio, según señala el consejero de Educación en sus respuestas a varias preguntas parlamentarias de la diputada del Par Berta Zapater.

La escasez de médicos especialistas en los hospitales de las zonas rurales, en las que también se comienza a padecer la falta de facultativos de atención primaria en los centros de salud, es una de las tareas pendientes que la sanidad pública aragonesa arrastra sin resolver desde hace años y que se ha visto agravada por dos motivos.

Por una parte, la macrocefalia de Zaragoza, donde reside más de la mitad de los habitantes de la comunidad, provoca la migración de sanitarios del campo a la ciudad en cada concurso de traslados. Y, por otra, los recortes de la pasada legislatura, en la que el ejecutivo PP-Par suprimió 46 puestos en las áreas de salud locales.

Las jubilaciones previstas para los próximos años amenazan con agravar el cuadro, que la Consejería de Sanidad quiere enfrentar con un nuevo Plan de Recursos Humanos en el que, ante las estrecheces económicas de la comunidad, la posibilidad de primar con incentivos económicos las plazas en el mundo rural está prácticamente descartada.

De Jaca a Barbastro para hacer una guardia

Así, en el hospital de Jaca, la principal ciudad del Pirineo oscense, hay plazas de las especialidades de radiodiagnóstico, oftalmología, neumología, nefrología, endocrinología, dermatología y digestivo cubiertas por personal del hospital oscense de San Jorge (77 kilómetros), cuya plantilla también realiza guardias en los servicios de traumatología, cirugía y anestesia. En estas últimas también participan médicos del hospital de Barbastro (121 kilómetros).

Y, por otro lado, especialistas de alergología y de cardiología del Clínico de Zaragoza (144 kilómetros) realizan su trabajo en el centro hospitalario pirenaico.

No se trata, ni mucho menos, de la única zona sanitaria rural en la que se produce esta situación. Al contrario: Barbastro es, además de las tres capitales provinciales, la única de ellas en la que todas las plazas de especialistas están cubiertas por personal del centro.

El jefe en un hospital y la nómina en otro

Personal del Clínico “ha prestado apoyo asistencial directamente” en las áreas de cirugía ortopédica, traumatología, anatomía patológica, oncología o farmacia del hospital Ernest Lluch de Calatayud (88 kilómetros), al que también ha tenido que desplazarse efectivos “en momentos puntuales” para cubrir, por ejemplo, las plazas de médicos de baja o de vacaciones.

El hospital de Alcañiz, a 105 kilómetros de la capital autonómica, comparte especialistas en oncología con el Miguel Servet, del que “dependen funcionalmente por temas organizativos, de coordinación y de prestación de carteras de servicios”, aunque “forman parte de la plantilla orgánica” del centro bajoaragonés, que es el que les abona las nóminas, señala el consejero.

Ese mismo centro presta un médico los martes y otro los jueves para “paliar en lo posible” la “presión asistencial diagnóstica que soporta” el servicio de anatomía patológica del centro turolense.

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