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Sobre este blog

El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

'Tauromaquia', el documental de Jaime Alekos que te deja sin aliento

Fotograma del corto documental 'Tauromaquia', del videoperiodista Jaime Alekos

Carmen Moraga

Lo primero que se ve es la imagen de un menor de espaldas, contemplando el albero desde un burladero. En la plaza aparece un bellísimo toro de imponentes astas que corre en círculos mirando desconcertado a su alrededor sin saber qué hace allí, ni, por supuesto, sospechar el sufrimiento y dolor que le espera.

La cámara se dirige de inmediato a la pradera donde son criados los llamados ‘toros de lidia’. No hay sonido directo de lo que se narra, ni voces en off que opinen sobre lo que se está viendo. Solo unas citas literarias rotuladas, mientras la música, rotunda, acompaña de fondo las imágenes.

Las primeras citas corresponden al fundador del toreo moderno, Juan Belmonte, que reconoce que el toro no embiste en campo abierto. Si el animal se encuentra con un “presunto enemigo se limita a dar media vuelta y emprender la retirada”. “Lo normal es que el toro, en el campo, no acuda al reto del torero”, afirma Belmonte.

Varias imágenes posteriores ilustran la mansedumbre de un animal que no quiere hacer daño, que solo embiste “cuando se le fuerza a ello” y “se le convence, una vez cansado, de que atacar es la única salida que le queda”.

Así arranca el documental Tauromaquia del videoperiodista Jaime Alekos que PACMA estrenará para todo el público el próximo 6 de septiembre a través de la página web tauromaquia.net. El corto forma parte de la campaña que el partido animalista ha emprendido por la abolición de las corridas de toros, que culminará con una manifestación el 16 de septiembre en Madrid.

Tauromaquia son cerca de 30 minutos trepidantes, desgarradores, y violentos en muchos momentos, que reflejan el sufrimiento que padecen los astados destinados a divertir a los aficionados de la mal llamada ‘fiesta nacional’. Las impactantes imágenes han sido grabadas por el videoperiodista durante tres años en diferentes plazas de toros de España.

El magnífico documental de Alekos está estructurado en tres capítulos: el Tercio de Varas, el de Banderillas y el de la Muerte del toro. De los tres, no se podría decir cuál sobrecoge más.

El primer tercio, el de varas, refleja cómo se castiga y se cansa al toro y la saña que emplean con las puyas los picadores como forma de “calificar su bravura”. Alekos deja que se vea con toda su crudeza cómo penetra en su cuerpo el acero, cómo sufre y sus embestidas furiosas al caballo –víctima colateral de la ‘fiesta’– en su afán por defenderse, hasta el punto de que en algunas ocasiones termina volteado. Este primer castigo tiene un fin: “Que el toro temple su ímpetu bronco, se ahorne su cabeza, dejando el cornear continuo y descompuesto”, según explican las notas elegidas del trabajo del escritor y académico José María de Cossio, autor del tratado taurino.

La sangre empieza a protagonizar las escenas que Alekos ha ido grabando de forma implacable, sangre que brota a borbotones del cuerpo herido del animal e impregna el traje del torero en un rito macabro.

La corrida continúa y Alekos sigue filmando en primer plano imágenes de la ‘suerte de banderillas’, destinada a “reanimarle o alegrarle y excitarle sin restarle fuerzas”. El toro se queda quieto ante el baile que exhiben en la arena los banderilleros, envalentonados y desafiantes, para atraer hacía sí al animal con el fin de infligirle el castigo.

“A veces se percibe que el toro se da por vencido y lo expresa bajando la cabeza y dando unos pasos para atrás”. “Pero el torero no deja de pelear, sino que dejándole reposar para que reponga fuerzas, sigue presentándole en la extensión de su mano la muleta, el engaño, y le obliga a seguir con la lucha, a seguir peleando”, aclaran nuevas citas escritas.

La tortura no cesa. El documental muestra cómo el toro, bello, imponente, aturdido, pero aún con fuerzas, busca huir y corre sin dirección. Pero la muerte le espera escondida en la muleta. Los jadeos del animal son patentes aunque son ahogados por la música de fondo que acompaña al corto en todo su recorrido.

Los toreros entonces demuestran nuevamente su ‘valentía’, marean al bicho con la muleta mientras preparan el estoque. Hacen gestos de bravura al tendido, signos de dominación, con sus trajes de luces empapados con la sangre del astado. Y en los siguientes y brutales planos llega la muerte. La espada apunta hacia la cerviz del toro.

Si el animal tiene suerte y el torero atina, muere a la primera mientras hace cabriolas, vomitando sangre, y cayendo finalmente sobre el albero. La cuadrilla se apresta entonces a comprobar si sigue vivo. Si el animal no tiene suerte y sigue luchando por mantenerse en pie, se le da la puntilla, lo que en el argot taurino llaman “el descabello”. “Descabellar no es sino seccionar la médula espinal en la inmediación de su arranque, introduciendo el estoque o la puntilla entre las primeras vértebras cervicales”, aclaran nuevos rótulos.

Estos impresionantes primeros planos son insoportablemente duros porque Alekos filma a la altura del toro, de forma que la escena se centra casi siempre en él. Las imágenes del descabello son, si cabe, las más dolorosas. Un final que tiempo atrás no se practicaba. Pero, según se explica en otra cita, “la espera a que se echaran era tan fastidiosa para el público y de duración indefinida, que hubo que decidirse que fuera el propio matador con el estoque el que anticipara la acción del puntilleo cuando aún el toro se mantenía en pie”.

Un plano grabado por el resquicio de un burladero deja entrever los últimos estertores de un toro y su agitada respiración antes de dejar de existir. Tendido aún en la arena, sin respeto, la cuadrilla corta al astado las orejas, luego el rabo –algunos quizá aún vivos– mientras limpian el cuchillo en su hocico de forma obscena para entregar el 'premio' al matador que lo muestra al público con orgullo.

La últimas imágenes son la humillante retirada de la plaza del cuerpo yerto del animal encadenado por los cuernos, arrastrado por las mulas, y el despelleje al que le someten posteriormente.

En honor a la verdad, todo el documental de Jaime Alekos te deja sin aliento.

Para PACMA el fin de este gran trabajo periodístico es “que el espectador pueda sacar sus propias conclusiones sobre el rito que tiene de la muerte del toro”. “Las imágenes son duras y violentas, pero reflejan de forma 100% objetiva lo que es una corrida de toros, desprovista de cualquier adorno. Los brillantes trajes de luces, las exageradas poses de los toreros, la orquesta, la pomposidad que rodea al rito de la muerte en los ruedos no tienen cabida en un trabajo que pretende mostrar lo que realmente ocurre sobre el albero”, explican los activistas.

La obra está catalogada para mayores de 18 años, por su alto nivel de crudeza, pese a que el trabajo se ciñe a documentar el trato que recibe el toro durante las corridas, a las que está permitido el acceso a menores.

Jaime Alekos es un vídeoperiodista que ya ha documentado la tauromaquia, así como desahucios en España o la crisis migratoria de los refugiados sirios en diferentes fronteras con Europa. “Con este trabajo quiere desnudar la tauromaquia y mostrarla como nunca nos la habían enseñado. Se acerca a una corrida de toros para contar lo que sucede, sin artificios”, dice PACMA.

PACMA lleva años luchando por la prohibición de la tauromaquia con el objetivo de “derribar para siempre todos los mitos que giran en torno a este sangriento espectáculo, que sigue contando con el apoyo de las instituciones, aunque ya es rechazado mayoritariamente por la sociedad. Solamente el 9,5% de la ciudadanía acude a algún espectáculo taurino cada año, según datos del Ministerio de Cultura”.

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