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Cinco expediciones con ambiciosos objetivos

Juanito Oiarzabal y Alberto Zerain durante el trekking hacia el Dhaulagiri.

Juanito Oiarzabal y Alberto Zerain ya se encuentran en el campo base del Dhaulagiri (8.167 metros) tras finalizar con éxito el trekking de aclimatación que durante ocho días les ha llevado por los valles del Khumbu. A partir de ahora, todos los esfuerzos de la cordada se centrarán en equipar los diferentes campos de altura hasta atacar la cima dentro de tres semanas. “La aclimatación ha sido perfecta por unos valles, unas gentes y unas cimas que sentimos como nuestras”, señala Oiarzabal ilusionado con avanzar en su proyecto 2x14x8000. Tan sólo le quedan cuatro cimas para completar el proyecto personal, la segunda escalada de los 14 “ochomiles”.

Durante ocho jornadas han caminado una media de cinco horas hasta dos grandes collados. El Gokyo-Ri con 5.357 metros ha sido la altura máxima alcanzada. “Nos sentimos como en casa, es la rutina de siempre: caminar por los valles de siempre, reconociendo las grandes montañas y saludando en cada pueblo a buenos amigos”, relata Juanito Oiarzabal. Entre los amigos, destacan Pasang Temba, el sherpa que acompañó en 1980 a la primera expedición vasca en alcanzar la cima del Everest (8.848 m.). Hasta la cima acompañó Temba al montañero Martín Zabaleta, y desde entonces, una amistad le une con todas las expediciones vascas al Himalaya. También se han reencontrado con el himalayista catalán Ferrán Latorre, quien por cierto busca hollar su duodécimo ochomil: el Makalu (8.463 metros), la quinta montaña más alta del planeta. Este será el segundo intento consecutivo de Latorre para conquistar la cumbre del Makalu, después que el año pasado el terremoto dejara un Nepal devastado, así como los ánimos de Ferrán y de toda la expedición.

En esta ocasión, y una vez hecho el proceso de aclimatación, espera atacar la cumbre en el mes de mayo. Para hacerlo, seguirá la ruta original que se llevó a cabo durante la primera ascensión en 1955, en una expedición francesa liderada por el mítico Lionel Terray. Como curiosidad, este año se conmemoran los 40 años de la primera ascensión catalana a la montaña, los pioneros fueron un equipo de escaladores manresanos conducidos por Josep Maria Montfort.

Otro que regresa tras no lograr su objetivo el año pasado es Kilian Jornet, que vuelve al Everest (8.848 metros), ahora en compañía de Jordi Tosas y Jordi Corominas, para medirse al gigante de nuestro planeta, al que atacarán por su vertiente norte en pos de un posible ascenso exprés.

Barmasse, Steck y Goettler ya se encuentran en el Himalaya

Otras dos expediciones con miembros de referencia ya se encuentran también en su destino. Se trata, por un lado del italiano Hervé Barmasse, que ha viajado, junto a su compatriota Daniele Bernasconi, en busca del Nuptse (7.861 metros). Barmasse se enfrenta a uno de los mayores retos de su carrera ya que el pasado 23 de julio se sometió a una complicada cirugía en la espina dorsal: “cuando se cierra la puerta de la sala de operaciones detrás tuya, el sueño de volver a escalar y entrenar parece un reto imposible”, comentó tras la intervención. Afortunadamente, la gran determinación y motivación del alpinista italiano le permitieron superar una complicada recuperación y nueve meses después Hervé está listo para afrontar este duro reto. Una ascensión de altura sin cuerdas fijas, sin oxígeno y sin ninguna ayuda externa por una vertiente que ha visto varios intentos estos últimos años, pero ninguno de ellos con éxito. Así su objetivo será lograr la primera ascensión en estilo alpino en el Nuptse. “Dicen que es un objetivo muy ambicioso, pero ¿qué importa? Si supiera de antemano que el éxito estaba garantizado, ni tan siquiera me embarcaría en esta aventura. Ascender una montaña es un juego, donde lo importante es jugar limpio”.

La otra expedición, la compuesta por el suizo Ueli Steck y el alemán David Goettler, ya se encuentra en el base Shisha Pangma (8.046 metros), donde intentarán abrir, en estilo alpino y rápido sin ayuda extra, una nueva vía en la vertiente Sur. Esta línea directa de unos 2.000 metros nace por encima de la zona de glaciares, y es un objetivo que tenía en mente Ueli desde su fugaz ascenso al Shisha Pangma en 2011 en tan solo diez horas y media non-stop. Fue entonces cuando la vio y supo que volvería. Y cinco años después se dispone a intentar la apertura de esa línea, junto al alpinista alemán David Goettler, tras aclimatar ambos durante unas semanas en el valle del Khumbu.

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