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Dawn Wall, un despiece de la escalada en libre al muro del amanecer

Tommy Caldwell y Kevin Jorgeson (© Chris Burkard).

José Luis Mendieta

Todo el mundo sabe ya que los americanos Tommy Caldwell (36) y Kevin Jorgeson (30) escalaron la vía de pared más difícil del mundo en libre en su última tentativa que duró 19 días, después de siete años preparándola. Para intentar entender mejor esta gran escalada al muro del amanecer de El Capitán, la montaña más famosa del valle de Yosemite y meca mundial del big wall caliente, un despiece con algunas claves.

Dawn Wall, la vía de pared en libre más difícil del mundo

Escalar una vía de, por ejemplo, 15, 30 o 50 metros graduada de 9a (el primero fue Wolfgang Gullich con Action directe en 1991, una corta vía de unos 15 movimientos) representa actualmente un gran reto para la escalada deportiva, vías de un largo y perfectamente aseguradas donde la caída no entraña grandes riesgos y donde la dificultad ha llegado al 9b+. Escalar vías de octavo grado significa estar a un muy buen nivel. Dawn Wall en libre tiene 32 largos, casi 1.000 metros de escalada, dos de ellos de 9a y más de diez entre el 8a y el 8c. Seguramente, el famoso dinámico horizontal de 2 metros se convirtió en el movimiento de escalada más sonado del mundo.

La escalada del muro del amanecer que comienza al atardecer

Al igual que elegir el invierno, para no padecer el calor del sol en los largos más difíciles. Con temperaturas que no superaban los 5 grados buscaban optimizar la adherencia de las suelas de los pies de gato y evitar el sudor en los dedos para poder quedarse mínimamente bien sujetos a las microrregletas que caracterizan los pasos más duros.

Se trata de la primera escalada en libre del paño conocido como Dawn Wall, en la cara sureste de El Capitán, pero no la primera del icono yosemítico, que se debe a Todd Skinner y Paul Piana en estilo cordada en 1988 por la vía Salathé. ¿La segunda? La genial Lynn Hill en estilo individual (encadenando todos los largos de primera) por la Nose.

Escalada libre, métodos de deportiva

La liberación de Dawn Wall recorre una mezcla de líneas formada en un 60 por ciento por Mescalito (de hecho inicialmente se denominó Proyecto Mescalito) y otros itinerarios preexistentes abiertos en artificial en los años 70 (Early Morning Light/New Dawn, Adrift); además de recorrido propio. Obviamente, para considerar la escalada libre no podían utilizar para progresión nada que no fuera la roca, y, como protecciones, emplearon empotradores y friends, seguros preexistentes de dudosa calidad, y anclajes nuevos colocados por ellos.

La preparación de la ruta incluyó métodos específicos de “escalada deportiva” con los que a menudo se trabajan largos muy difíciles y/o expuestos de “escalada libre” como la inspección y colocación de anclajes fijos rapelando desde arriba, así como marcas de magnesio para localizar anclajes difíciles de encontrar. Pero el desafío no estuvo falto de accidentes ni riesgos. Durante los trabajos de años anteriores, una caída de Jorgeson en el dinámico famoso le provocó un esguince de tobillo, mientras que a Caldwell un petate que le quedó colgando del arnés al saltar un buril le provocó la separación de una costilla del esternón. Pero pudo ser mucho más grave una corta cabezada que Caldwell dio cuando, en noviembre de 2011, regresaba en su furgo con su mujer Rebecca y su hijo Fitz después de 16 días de trabajos en el Dwan Wall en los que, asegurado por ella, hizo un intento desde abajo y escaló los 12 primeros largos.

2013 cordada de estrellas, 2105

Tommy Caldwell ya era una estrella yosemítica que había liberado varios big walls antes de comenzar a trabajar Dawn Wall en 2007. Dos años después se sumó el especialista bloquero Jorgeson. En 2013 nada menos que Chris Sharma, uno de los dos o tres mejores escaladores deportivos del momento, se sumó al proyecto con Jonathan Siegrist. El objetivo era incierto, más allá de trabajar como “esclavos”, como hacen los amigos cuando se les necesita.

Finalmente, en este intento final en 2014-15, Caldwell y Jorgeson acordaron liberar en estilo cordada lo que implicaba alternar los largos que cada uno debía escalar de primero y resolverlos sin caídas en libre, al igual que también debían encadenar los que le tocaran de segundo sin usar la denominada táctica americana de big wall artificial que permite remontar jumareando por la cuerda. Por esta razón, en el tramo final la escalada se ralentizó varios días mientras Jorgeson solucionaba sus problemas con algunos largos clave y la piel de sus dedos.

Eco mediático

Los medios de comunicación generales, no sólo de Estados Unidos sino de medio mundo, se han hecho eco de esta escalada. En España, desde las televisiones que han aprovechado las imágenes logradas por los cámaras que han vivido con los escaladores en la pared, a los medios impresos han sido varios los que han dedicado un espacio a esta gran escalada. Lo bueno, que la montaña forme parte de la información por una gran actividad deportiva en lugar de por muertos y tragedias. Lo malo: algunos malos esfuerzos por explicar al público las complejidades de la escalada. Incluso la prestigiosa BBC News tuiteó algunas divertidas cagadas. Entre lo mejor, una fotografía interactiva (ver aquí) de The New York Times que ayuda a comprender las dimensiones de esta ¿aventura?

¿Aventura ante las cámaras?

El Capitán no es ahora el primer escenario mediático del montañismo. A los viejos del lugar la liberación del Dawn Wall les recordó el estilo pesado y la expectación mediática de algunas escaladas de hace casi 50 años. Por otro lado, ¿había aventura en el Eiger cuando los alpinistas de mediados del siglo XX intentaban la cara norte a la vista de los telescopios de Kleine Scheidegg? Sí. Como quedó trágicamente demostrado, las posibilidades de que, aun conociendo que había problemas, desde el exterior se influyera notablemente en el resultado final eran próximas a cero y en todo caso implicaban una gran autosuficiencia si las cosas se ponían difíciles. Además, para vivir en pared durante estos 19 días, un equipo de apoyo realizó varios suministros.

Por eso, ¿puede haber aventura cuando los escaladores están rodeados de cámaras a su lado, de público a sus pies, y de tanta expectación mediática? Aunque se encuentren en el diccionario definiciones de la palabra “aventura” y “exploración” que encajen con lo visto, aplicar estos conceptos en sus sentidos clásicos resulta una sobrevaloración. Sin embargo, el desafío deportivo, tanto físico como mental, o la exploración de un terreno desconocido para la escalada libre han sido extremos. En resumen: ¿desafío? máximo, ¿compromiso? escaso. Quizá la cuestión no sea tanto twitear o no twitear, comunicar un problema o unas emociones, sino, de cara a la aventura, que alguien pueda intervenir para resolverlo o minimizarlo.

Fuentes: Alpinist, Climbing, Rock&Ice, Planet Mountain, Thecleanestline.com

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