Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
La izquierda presiona para que Pedro Sánchez no dimita
Illa ganaría con holgura y el independentismo perdería la mayoría absoluta
Opinión - Sánchez no puede más, nosotros tampoco. Por Pedro Almodóvar

El oro blanco del Peloponeso

Esquí travesía Grecia (6)

Sylvio Égea

Grecia lleva meses en el corazón de la actualidad. Huelgas, manifestaciones, planes de rescate… Mientras se acerca la fecha de nuestro viaje nos preguntamos si pagaremos en euros o en dracmas. Días antes de nuestra salida, sabemos que al llegar nos espera una huelga general, pero la compañía aérea nos asegura que volaremos. Una vez en Atenas, recorremos sus calles en coche de alquilar sin rastro de las informaciones alarmantes de los medios franceses, aunque en el centro de la capital las cosas no están tan calmadas. En cambio, al llenar el depósito nos llevamos la primera bofetada. 1,9 euros el litro. Si en Francia la gasolina es cara, aquí la cosa es alucinante. Tras dos horas de carretera, alcanzamos el Peloponeso: aquí sí se ven los estragos de la crisis. La carretera está destrozada y hay 100 kilómetros de autopista en construcción completamente abandonada. Y eso pese a los carteles informativos que hablan de los fondos europeos Nos alojamos en Akrata, lugar idóneo para disfrutar al mismo tiempo del mar y de la montaña.

Nuestro primer día nos permite situarnos: tenemos poca información acerca de éstas montañas pero conocemos las condiciones gracias a unas cuantas webs. Desde diciembre la innivación es excepcional con enormes nevadas y un frío constante. Unos kilómetros en coche y vemos las primeras montañas: las condiciones siguen intactas pero la nieve arranca a 800 metros sobre el nivel del mar y bloquea el acceso a todas las carreteras secundarias. Regresamos a nuestro alojamiento con un plan B en la cabeza: los griegos conocen el potencial del esquí y han construido numerosas estaciones. Aquí, en el Peloponeso, hay dos. Mientras aguardamos el efecto del sol en las carreteras, al día siguiente nos dirigimos a la estación de Kalavrita, justo encima del pueblo homónimo, para descubrir su potencial para el esquí de montaña. Sigue nevando y la carretera se pierde entre valles y colinas, haciéndonos dudar de que exista una estación de esquí.

Sin cadenas ni ruedas de nieve, vemos imposible alcanzar la cota de 1.700 metros, donde se encuentran los remontes, pero los quitanieves han hecho su trabajo y nos plantamos en el parking sin problemas. La tormenta nos impide ver el relieve ni estudiar sus posibilidades, pero sabemos que estos montes están plagados de bosques de pinos idealmente espaciados para los esquiadores, con numerosos claros y unas pendientes ideales. Es un sueño poder disfrutar de ésta nieve polvo mientras llega el buen tiempo. Estrenamos nuestra estancia aparcando el coche un poco por debajo de la estación, a 1.400 metros, para alargar la salida. Avanzamos sobre un metro de nieve fresca: nos cuesta creer que estamos en Grecia. Hay tanta nieve sobre los pinos que creemos que no han subido las temperaturas desde hace un mes. Nos hundimos tanto que la subida se nos hace interminable, pese a que apenas ganamos altura. A veces tenemos que esquivar los pinos mayores para evitar la nieve que cae en tromba de sus ramas. Salimos del bosque, a 2.000 metros, y tratamos de alcanzar la arista, pero la ventisca nos lo impide. Quitamos las pieles al abrigo de un gran pino y nos lanzamos: no hace falta haceros un dibujo. La calidad de éste descenso por el bosque supera ampliamente lo que hemos conocido ésta temporada en casa. Nos cuesta creerlo. Repetimos la ascensión dos veces más, tanto es lo que gozamos en la bajada. Como la huella está trazada, subimos el doble de rápido. Los siguientes días, el tiempo empeora y se añaden 50 centímetros más de nieve a la ya existente. Aprovechamos para explorar aún más el bosque y los valles adyacentes a la caza de itinerarios esquiables. Cuando llega el buen tiempo, estamos a pie de pista antes de que abra la estación para que nadie se nos adelante: como es entre semana no hay casi nadie y el forfait es más barato (15 euros). Nos dirigimos hacia la cima que se erige sobre el bosque que hemos esquiado estos días atrás. El ambiente es increíble con unos paisajes inmaculados que brillan bajo la luz matinal. Desde la cima, podemos al fin apreciar el panorama con sus cimas vecinas. En días precedentes, vimos desde el coche un agujero en el bosque y en el albergue, gracias a Internet, habíamos comprobado que se podía acceder a ella desde la cima. Después de trazar unos giros majestuosos desde la cima, un amplio claro de 800 metros se abre ante nosotros y no tenemos más que seguirlo para alcanzar la carretera. Seguiremos así todo el día, sin pisar ni una sola vez nuestras huellas dejadas en la bajada anterior. ¡Menudo día!

Tenemos buen tiempo asegurado hasta nuestro regreso y es hora de afrontar un objetivo que nos apetece especialmente: esquiar lo más cerca posible del mar. Para ello escogemos Klokos, una cima que culmina a 1.777 metros y a menos de 10 kilómetros del mar a vuelo de pájaro. Accedemos al lugar desde el pueblo de Pteri, a 1.000 metros de altitud. Por la mañana estamos excitados ante el fantástico tiempo que hace. Ideal para ver el mar desde la cima. Salimos foqueando desde el pueblo por una pequeña pista y alcanzamos la arista del Klokos. Desde ése momento, la vista es privilegiada sobre el mar y nos acompañará hasta el final de la salida. La ascensión es mágica y la atmósfera tan clara que distinguimos todos los detalles. Barcos, localidades costeras y las cimas de la Grecia continental al otro lado del Golfo de Corintio desfilan ante nuestros ojos. En la cima, una cabaña nos acoge para degustar el almuerzo. Mientras subíamos, nos hemos decidido por la cara norte como vía de descenso: esquiamos frente al mar, sin ningún obstáculo que enturbie el paisaje. Un gran momento. Giramos con prudencia ante la enorme acumulación de nieve, y nos soltamos por completo al alcanzar el bosque, donde esquiamos sin pensar saboreando un gran descenso que va más allá de nuestras esperanzas más osadas. En días posteriores, nos lanzamos hacía otra pequeña cima pero el calor se hace presente empañando la calidad de la nieve. Nos conjuramos para regresar con la próxima ola de frío para explorar cualquiera de los diferentes macizos griegos.

ITINERARIOS

1. EL HUEVO – 2.138 metros

Esta cima es un lugar de cita obligado en el Peloponeso. Se le llama “El Huevo” por su forma regular y redondeada. Es el lugar idóneo para los días de mal tiempo con su bosque 100% esquiable. Sus pendientes también son interesantes cunado hace bueno, sobre todos los primeros 300 metros de desnivel con unas vistas espléndidas.

CON PIELES DE FOCA

Desnivel/horario: 700 metros / 2h30’.

Dificultad: 1.2 / E1.

Acceso: desde Akrata, seguir la carretera de la costa en dirección a Patras y tomar a la izquierda la carretera hacia Kalavrita poco antes de alcanzar Trapeza. Seguir la carretera hasta Kalavrita y tomar a la izquierda la carretera que sube hasta la estación. Aparcar en el bosque antes de llegar al parking de la estación. Se puede aparcar en las cotas comprendidas entre 1.400 y 1.600 metros, según la motivación de cada cual.

Itinerario: remontar las pendientes suaves en dirección sur y entrar en el bosque. Continuar después en dirección sur hasta la cima.

DESDE LA ESTACIÓN DE ESQUÍ DE KALAVRITA

Desnivel/horario: 150 metros / 1h.

Dificultad: 1.2 / E1.

Acceso: desde Akrata, seguir la carretera de la costa en dirección a Patras y tomar a la izquierda la carretera hacia Kalavrita poco antes de alcanzar Trapeza. Seguir la carretera hasta Kalavrita y tomar a la izquierda la carretera que sube hasta la estación.

Itinerario: tomar el telesilla que llega hasta la arista de “El Huevo”. Seguir dicha arista hasta la cima. Descender por la cara noroeste hasta alcanzar el claro en el bosque que conduce hasta la carretera. También se puede bajar por el bosque.

2. KLOKOS – 1.777 metros

Situado apenas a 10 kilómetros del mar a vuelo de pájaro, es la cima ideal para esquiar con vistas al Golfo de Corinto. Su altura modesta precisa de una buena innivación.

Desnivel/horario: 700 metros / 2h30’.

Dificultad: 1.2 / E1.

Acceso: desde Akrata, seguir la ruta costera en dirección a Patras y tomar a la izquierda en el pueblo de Kalanteri. Pasar por los pueblos de Selinoutas y Pyrgaki y aparcar en el pueblo de Pteri situado a los pies del Klokos.

Itinerario: remontar las callejuelas del pueblo y tomar a la izquierda la pista que conduce a la arista este del Klokos. Seguir la arista hacia la cima, bien visible.

2.1 Descenso por la cara norte : desde la cima, pasar a la cara norte por una amplia pendiente que nos conduce hasta el bosque, donde seguimos esquiando hasta dar con una pista que sale hacia el este y nos lleva de nuevo a la arista este del Klokos.

3. VELAITIKO – 1.700 metros

Otra cima con vistas espléndidas al mar.

Desnivel/horario: 700 metros / 2h30’.

Dificultad: 1.2 / E1.

Acceso: en Akrata, tomar la ruta que sale hacia el sur y pasar el pueblo de Pyrgos. Continuar hasta el pueblo de Valimi. Aparcar poco después de la salida del pueblo en una curva de 90° donde sale una pista a la izquierda.

Itinerario: remontar las pendientes suaves en dirección sur y entrar en el bosque. Remontar el bosque por su vertiente norte hasta salir de ella. Aquí, girar hacia el sureste para alcanzar la cima (donde encontraremos una antena).

OTROS POSIBLE ITINERARIOS

- Aroania (2.341 metros): también llamado Chelmos, Aroania es una cima importante del Peloponeso. La vista sobre el mar es increíble y sus pendientes son muy estéticas para el esquí, sobre todo la vertiente noreste. El acceso es desde el pueblo Ano Potamia. Pasar por el pueblo de Platanos, en la costa, y seguir por la montaña pasando por el pueblo de Kamalias.

- Taléton (2.404 metros): esta cima está situada al sur del Peloponeso con unas pendientes muy interesantes. Es un buen plan cuando las condiciones son primaverales porque las pendientes son bastante mantenidas y más bien orientadas al sur. También se conoce su cima con el nombre de ‘Profeta Elías’. El acceso se lleva a cabo desde Xirokampi y por la carretera que lleva al pueblo de Pentavloi.

Etiquetas
stats