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Mirando al cielo

Altocúmulos lenticularis indicándonos viento fuerte en altura (Peñalara).

Evaristo Vaz “Varis”/ Fotos Luis Pantoja / Colaboración Pablo Julio Klaus

Para comprender el sentido de un paisaje celeste a menudo tendremos que hacer algo más que sacar una impresión general de su significado. Más bien, tendremos que hacer lo que haría un artista que quisiera pintar el cielo: aislarlo y averiguar lo que hay en él, que nubes son las más grandes, y cuales están delante de otras. En resumen, separar las nubes del cielo en pisos y, después, identificar las que pueden significar algo e ignorar las demás.

Una de las cosas que impiden a la gente predecir el propio tiempo es la envergadura de la tarea. El tiempo tiene tantos aspectos, que nadie es capaz de acometerlo en su conjunto. Después de todo, los profesionales se pasan toda la vida intentando hacerlo, y así y todo, se equivocan, de modo que… ¿Qué puede hacer el hombre de a pie?

Solo hay una manera de resolver este problema: fijarnos un objetivo concreto. No todas las facetas del tiempo son problemáticas, por lo que debemos centrarnos en sistemas meteorológicos que lo sean o lo vayan a ser. Nos guste o no, el tiempo es amenazador, ya sea lluvia, nieve, niebla o hielo lo que debemos conocer. Los cielos limpios merecen consideración, pero son los cielos que producen futuros problemas los que tienen verdadera importancia.

Las nubes

La parte nubosa de la atmósfera se extiende debajo de una “tapadera” invisible llamada tropopausa. Las nubes no pueden atravesarla y una de las pocas veces que podemos ver su efecto es cuando las nubes de tormenta extienden sus yunques debajo de ella. La capa que hay debajo de la tropopausa se denomina troposfera y todos los procesos meteorológicos de interés tienen lugar en esta zona. Las nubes de la tropopausa se distribuyen de una forma bastante clara en tres pisos o niveles. Las más altas son nubes de hielo deshilachadas que se encuentran a una altura superior a los 6 km. Todas estas nubes tienen nombres que empiezan con “cirro-”. Las más bajas son nubes formadas por gotas de agua que están por debajo de los 2 km. y cuyos nombres no tienen prefijo. Entre estas dos clases de nubes se encuentran las nubes del nivel medio que llevan el prefijo “alto-”.

Existen dos clases principales de nubes: nubes de crecimiento vertical o cumuliformes (cúmulos) o de capa (estratos), de este modo podemos formar la mayoría de los nombres de los tipos de nubes.

En el nivel inferior tenemos nombres de nubes que no tienen ningún prefijo, por ejemplo los cúmulos (Cu), estratos (St), y una mezcla de los dos, los estratocúmulos (Sc).

En el nivel medio tenemos los altocúmulos (Ac) y altoestratos (As). Existen también formas importantes de estos dos tipos básicos relacionados principalmente con las tormentas que tendremos que saber reconocer.

En el nivel superior tenemos unas nubes muy importantes, los cirros (Ci), y otra también importante, el cirroestrato (Cs) y una de menor importancia, el cirrocúmulo (Cc).

Si éstas fueran las únicas nubes llovería muy poco pues solo las nubes de gran desarrollo vertical producen lluvia de forma intensa. Los dos tipos de nubes que producen la mayor parte de las precipitaciones (cualquier cosa que cae procedente de las nubes) se extienden por los tres niveles de altura.

El tipo de nube grande y oscura que produce la mayor parte de las lluvias continuas se denomina nimboestrato (Ns), mientras que casi todos los chubascos de lluvia, así como el granizo y las tormentas acompañadas de aparato eléctrico, proceden de los Cumulonimbos (Cb). La palabra nimbus significa “que contiene lluvia”.

Catálogo de nubes

Cúmulo (Cu): es la nube del buen tiempo. Para que sea de buen tiempo los Cúmulo no deben ser muy gruesos. Cada elemento de la nube tiene forma de coliflor debido al modo en que las térmicas penetran por su base y se ondulan por los lados como podría hacer un surtidor. Los cúmulos que están sobre el mar o que se extienden desde éste, están menos desarrollados que los situados sobre tierra y que se extienden desde ésta. Con frecuencia en último caso las bases están todas a la misma altura. El viento suele ser moderado o incluso flojo. Pero cuando los Cúmulos aumentan de espesor más de lo indicado, hay que prepararse para posibles chubascos o chaparrones.

Estrato (St): es niebla sobre el suelo y, por lo general, a poca distancia de éste. Por eso es un gran peligro para los montañistas y escaladores, así como para los senderistas que se aventuran por lugares elevados. Es una nube que suele estar asociada a los vientos del SO, una vez que han pasado los frentes cálidos. Cuando se forma sobre zonas costeras, lo hace por la noche a continuación de vientos cargados de humedad. Incluso por encima de terrenos bajos su base no suele tener más de 30 – 60 metros de altura. La niebla nocturna puede convertirse en estratos si por la mañana se levanta viento, o simplemente por el calentamiento diurno.

Estratocúmulo (Sc): es un tipo de cúmulo de escaso desarrollo vertical, y una nube de situaciones que no van a cambiar apreciablemente. Gran parte de nuestra nubosidad procede de capas de Sc. Muchos frentes viejos no son más que gruesos bancos de estratocúmulos y la nube de la imagen es un ejemplo del mismo. Las tierras que se extienden a lo largo de los vientos procedentes del mar no suelen ver el sol cuando los mapas indican que un anticiclón cubre la zona. Al adentrarse el invierno, extensas capas de oscuros y densos Sc se sitúan sobre los centros de los anticiclones estacionarios ocasionando días de “penumbra anticiclónica” con aire de mala calidad. En otros períodos, el Sc es un tipo de nube suave que adopta forma de glóbulos u ondas con grietas entre sus elementos.

Altoestrato (As): es una nube en forma de capa de los niveles medios y suele estar asociada con la llegada de la lluvia. Mientras que los altoestratos no producen lluvia por sí solos, preceden inmediatamente a los nimboestratos que sí lo hacen. Es la nube que produce un “sol aguado” y suele tener un aspecto gris e impreciso, como si fueran lagunas al revés. Esto ocurre cuando va a llover enseguida. En otros momentos produce sólo extensas islas de nubes oscuras en el cielo. Estas sábanas de Altoestrato son, a menudo, los “esqueletos” de viejos frentes, aunque el mal tiempo asociado con ellas por lo general ya ha desaparecido. Los Altoestratos pueden o no producir precipitación, pero cuando ésta se produce es en forma de llovizna.

Altocúmulos (Ac): está formado por pequeños glóbulos que se extienden en forma de balsas e islas por el cielo. Puede adoptar diversas formas. El altocúmulo a menudo se encuentra donde las nubes frontales se disipan o quizás donde se desarrollan. No tiene importancia hasta que no se asocia con los altoestratos.

Cirro (Ci): tiene un aspecto desflecado y difuso en los bordes porque es una nube formada por cristales de hielo. Evidentemente las nubes de hielo son las más altas del cielo y por eso el aspecto fibroso de los cirros nos indica su altura. Sin embargo, la forma de los elementos de los cirros es también diferente a cualquier otra nube. En el centro de la parte alta vemos una densa “cabeza” de cirro con una “cola” que baja hacia un lateral. Las colas se denominan virgas, y a la izquierda de la imagen vemos una línea completa de cabezas de cirros con virgas que se agrupan formando una capa. Para reconocer los Cirros tenemos que acordarnos de mirar las nubes de cirros aisladas, porque frecuentemente lo más claro son las capas, o banderolas, qué puede parecer que pertenecen a otro tipo de nubes. Sin embargo, también en este caso existe una importante señal para reconocerlos, que nos ayudará. Debido a que son cristales de hielo (como la nieve), los Cirros son blancos y a la luz del sol no muestran sombras oscuras. En la imagen se puede ver el aspecto que presentan al atardecer o al amanecer.

Cirroestrato (Cs): es una nube con aspecto de velo lechoso formado por cristales de hielo que se extiende en el cielo de modo parecido al Cirro. Se reconoce fácilmente pues es el único tipo de nube que forma un halo en forma de anillo. Existen muchas formas de halo, pero el que solemos ver con más frecuencia es el que se observa en la imagen. Un anillo, cuyo radio es aproximadamente del mismo tamaño que la mano abierta con el brazo estirado, con un color muy tenue, se forma alrededor del sol o de la luna. Si vemos un halo en forma de anillo, es un Cirroestrato.

Cirrocúmulo (Cc): es una nube poco frecuente. Sin embargo, la imagen indica lo que tenemos que buscar, es decir, pequeños retazos blancos en forma de glóbulo dispuestos en grupos. A veces resulta imposible averiguar si las nubes son realmente Cirrocúmulos o pequeños Altocúmulos, aunque desde nuestro punto de vista esto no tiene mayor importancia, pues ninguna nube tiene un valor de predicción muy importante. Son bellas pero sin consecuencias. Al ponerse el sol, las sombras al borde de la Tierra caen sobre las nubes más bajas dejando las nubes altas brillando al sol.

Nimboestrato (Ns): es la nube oscura y cargada de lluvia del mal tiempo. Sólo si despegamos de un aeropuerto cuando está lloviendo y subimos a través de las tinieblas hasta llegar al sol por encima de ellas, podremos darnos cuenta de lo gruesos y compactos que suelen ser los nimboestratos. Bajo el cielo encapotado es difícil poder averiguar si la nube que vemos es un Nimboestrato o cualquier otra nube de capa. Sin embargo, si la nube produce lluvia más o menos continua, con toda seguridad podemos decir que es un nimboestrato. Desde un punto de vista práctico, cuando los Altoestrato se juntan y empiezan a producir lluvia, sólo hay que cambiar el nombre y llamarlos nimboestratos. Es la nube de los frentes y centros depresionarios y ocasiona la mayor parte de las lluvias del invierno, así como bastantes de las que tienen lugar en verano.

Cúmulonimbo (Cb): es la nube que produce los chaparrones y tormentas. Cada célula de Cb es un cúmulo que ha crecido demasiado, aunque con frecuencia las masas de células aisladas se agrupan para formar lo que podrían parecer horribles nimboestratos. Sin embargo, el secreto está en que cuando hay Cb la lluvia empieza a caer con fuerza y disminuye bruscamente hasta el siguiente diluvio. Esto es una diferencia fundamental con las demás nubes de lluvia: los Nimboestratos producen lluvia continua, y los Altoestratos llovizna, pero solo los cúmulos muy desarrollados en su dimensión vertical y los Cumulonimbos producen chubascos.En la imagen superior tenemos una célula de tormenta sobre el mar, con la cabeza aplastada contra la tropopausa y cirros rodeando la cima en forma de yunque. Alrededor de ella en el nivel bajo hay un grupo de nubes Cúmulo que, cuando están cerca, pueden ocultarla visión del verdadero monstruo que se esconde detrás. Hacia el centro de la masa de nubes podemos ver gránulos con aspecto de ubres. Ésta es una característica de los Cúmulonimbos grandes y técnicamente se denominan “mamas”.

Estas pocas clases de nubes pueden darnos alguna indicación sobre el posible tiempo que se avecina. Por ejemplo, el crecimiento rápido de los cúmulos en la vertical puede indicarnos que en las próximas horas puede desencadenarse una tormenta. Por otro lado, la sucesión en el cielo de Cirros y Cirrostratos, seguidos poco después de Altoestratos y Altocúmulos nos indica que se acerca un frente cálido y que los Nimboestratos y, por lo tanto la lluvia, no tardarán en llegar.

Los vientos

Debido a que la mayoría de nosotros vivimos en una zona templada donde el tiempo está siempre cambiando, a veces resulta difícil darnos cuenta de que existen regiones no muy lejanas donde el tiempo apenas cambia. Estas zonas se encuentran en el centro de anticiclones permanentes y son los lugares donde se originan las masas de aire que originan la situación meteorológica. Una masa de aire es un extenso bloque de aire con las mismas características generales, que ha obtenido al mantenerse durante semanas o meses sobre una misma zona. De este modo adquiere calor o frío, sequedad o humedad en todo su volumen. Entonces, debido a que ningún sistema meteorológico es insensible a determinados cambios, es atraído fuera de su región fuente y transportado a veces a miles de metros para chocar con otra masa de aire de características diferentes. Como consecuencia del choque de masas de aire, se originan la mayoría de nuestras borrascas y frentes que son parte integral de las mismas.

El mensaje de los vientos

Aunque por lo general nos dicen que para averiguar el tiempo que va a hacer hay que mirar hacia la dirección de donde sopla el viento, con frecuencia los vientos en altura que arrastran la mayor parte de las nubes no tienen la misma dirección que los que soplan en superficie. Esto ocurre concretamente cuando el tiempo es inestable. En ese caso los vientos que empujan los cirros suelen moverse formando ángulos rectos con los vientos que empujan los cúmulos.

Mientras que la presión en la superficie suele ser de unos 1.000 milibares (mb), a la altura que se forman los cirros la presión puede llegar a ser de una tercera parte. Los mapas de isohipsas se dibujan a niveles estándar, siendo los de 500 mb y 300 mb los más importantes. La mayoría de los días el viento sigue un patrón definido. Éste se denomina variación diurna, y tiene lugar principalmente cuando la situación atmosférica es anticiclónica y los vientos son flojos o moderados. Las situaciones que modifican la variación diurna son normalmente la llegada de frentes o el desarrollo de tormentas.

También están los sistemas de vientos locales, como las brisas de mar y de tierra, y los vientos de montaña y de valle, donde éstos soplan. Asimismo se producen grandes tormentas con fuertes vientos locales originados en las células de tormenta. Éstos pueden ocasionar vientos cálidos bochornosos de varios km/hora antes de la tormenta, que repentinamente son barridos por vientos fríos de 60 – 80 km/hora soplando en dirección diametralmente opuesta.

Vientos por la mañana temprano

Supongamos que la noche está despejada o parcialmente nubosa. La tierra (pero no el mar) se enfría rápidamente por la noche debido a la radiación. Puesto que el aire del día anterior ha sido calentado en un considerable grosor, se produce una inversión (crecimiento de la temperatura con la altura) entre la capa de aire que está cerca del suelo y la capa de aire más alta. Esta inversión aumenta al llegar la noche y alcanza su mayor intensidad al amanecer. El efecto de la inversión es el de una tapadera que impide el ascenso del aire subyacente.

El viento que sopla debajo de la inversión lo hace con menos velocidad mientras que el de encima se intensificará para compensar. La inversión empieza al final de la tarde, por eso al llegar la noche el viento baja con velocidad. Éste puede subir de nuevo a media noche si se establece un viento nocturno y, a veces si hay montañas o colinas grandes detrás, este viento nocturno de tierra puede llegar a ser especialmente fuerte. Sin embargo, en la mayoría de los casos habrá caído al amanecer, y si estamos fuera en ese momento veremos que hace poco viento. Si hace más viento de lo que esperamos, tenemos que preguntarnos el motivo. Normalmente querrá decir que un fuerte gradiente de las isobaras está modificando la tendencia normal.

Los vientos al mediodía

Por lo general, la velocidad del viento no suele aumentar significativamente antes de la hora de desayunar, ni tampoco suele producirse ningún cambio señalado en su dirección.

El viento debe fluir suavemente sin grandes variaciones, aunque enseguida todo eso cambia. Al elevarse el sol unos 30º sobre el horizonte, en primavera y verano, tendrá bastante potencia para originar corrientes térmicas. Estos paquetes de aire cálido no pueden subir demasiado debido a la inversión, pero a veces tienen suficiente fuerza para romperla y atravesarla. La primera señal de este hecho se produce cuando aparecen algunos cúmulos en las laderas de las montañas que están expuestas al sol. La desaparición de la inversión sirve para que el fuerte viento de arriba pueda bajar y mezclarse con el viento lento de superficie. El resultado es un repentino aumento del viento y a menudo también un cambio de dirección. El último será un giro en sentido horario. El viento se intensificará y seguirá haciéndolo durante toda la mañana y las primeras horas de la tarde. Sin embargo, el viento de la mañana es el más variable del día y. Al mismo tiempo que el viento aumenta hasta alcanzar su máxima velocidad por la tarde, irán disminuyendo los cambios de dirección. El viento será más fuerte, pero los cambios menos acusados.

Los vientos por la tarde

Durante las dos horas posteriores a la posición del sol sobre el meridiano (mediodía local) es cuando el viento sopla con mayor fuerza. Los cambios de viento dependen de su intensidad y del tipo de nubes que haya en ese momento. Si a pesar del aumento de velocidad previsto, el viento de la tarde es flojo se debe a que hay una capa completa de nubes bajas. Si no hay ninguna nube baja, puede que una gran inversión de subsidencia (inversión que se produce a cierta altura, no junto a la superficie, debido a que al descender el aire en el seno de un anticiclón se calienta, provocando una inversión) impida que se produzcan las térmicas y que se mezcle el aire para poder subir. Si las térmicas no pueden llevar hacia abajo los vientos más fuertes de arriba para animar un poco la superficie, el viento de abajo se queda adormilado. Asimismo, se producen cambios de dirección anormales. En lo que respecta a los vientos moderados, cuando hay Cúmulos el viento es bastante variable y si éstos no aumentan de tamaño, es que existe una inversión en sus cimas que les impide crecer. En este caso el viento no hará nada raro y descenderá por la noche al disiparse las nubes cumuliformes. Si el viento del día es fuerte por la mañana, lo será bastante más por la tarde, especialmente si rasga la capa de nubes. Si hay una capa completa de Sc o de otras nubes de capa, el aumento de velocidad por la tarde quizás no sea acusado, pero como las nubes de la tarde son cumuliformes pueden producirse fuertes rachas que afectarán a los navegantes.

Quizás no se produzca la brisa marina cuando el viento sopla moderado desde la tierra hacia el mar, aunque el choque de la brisa marina con el viento establecido puede hacer que por la tarde este último disminuya en lugar de aumentar. No obstante, si hace sol y hay nubes cumuliformes (o sólo sol) y el viento sopla desde el mar hacia la tierra, la suma de la brisa marina puede hacer que la velocidad del viento por la tarde sobrepase bastante el valor pronosticado. En ese caso grandes olas de rodillo llegan hasta la playa y hay que advertir a los niños que no se alejen demasiado. El viento de primeras horas de la tarde empezará a desaparecer una vez que se inicie la inversión. Esto suele suceder entre las 16 – 17 horas, perdiendo después gran parte de su fuerza. Después, intentará seguir los contornos de valles estrechos, valles y colinas, con algún cambio de dirección local. Estos cambios serán más acusados al ir aumentando el viento del día. Cuanto menor es la fuerza del viento, más cambiará de dirección siguiendo los contornos locales. Los vientos que soplan con nubes cumuliformes suelen pasar por encima de las pequeñas protuberancias del terreno, por eso el viento que sopla sobre las colinas no es muy diferente del que sopla en las planicies.

Los vientos de montaña

En áreas montañosas no es frecuente que se produzcan vientos de superficie que obedezcan las normas y que soplen a lo largo de las isobaras. Los efectos de los picos y valles siempre se perciben y sólo aquellos que viven en una determinada localidad conocerán del todo los vientos locales, y sus denominaciones.

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