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Desazón y esperanza de la profesión periodística

Salvador García Llanos

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Luces y sombras. Desazón y esperanza. Avances e incertidumbres. Menos independencia y confianza, empeoramiento de las presiones, precarización en el empleo y debilidades del pluralismo en los medios. Estas son, en pocas palabras, las conclusiones del Informe Anual de la Profesión Periodística 2016, confeccionado por la Asociación de la Prensa de Madrid que ha encuestado para la ocasión a mil ochocientos treinta y tres periodistas.

Esa progresiva pérdida de la independencia editorial es percibida no solo por la ciudadanía sino por los propios profesionales de la información: curiosamente, ambas partes suspenden a la profesión con un calificación de 4,3. Sin embargo, tal circunstancia no ha acarreado una reducción de la confianza de los usuarios en los medios como lo prueba el que este indicador mejore unas décimas con respecto a 2015, situándose en 5,7 en una escala sobre 10.

De las respuestas procesadas se desprende que la crisis ha hecho mella en el sector, tal como se refleja en que las empresas tuvieron que recurrir a poderes económicos para financiarse y subsistir. Ello ha repercutido en la propia calidad del producto periodístico y hasta en la credibilidad de los profesionales de la información a los que se reprocha una cierta tendencia a convertir la información en espectáculo y una falta de rigor en su ejercicio. Eso incide en el rebrote del amarillismo y del sensacionalismo que propicia una más baja calidad de la información.

Llama la atención de las respuestas de los periodistas sobre el deterioro de la imagen de los periodistas. La televisión es el medio al que el 79,3% de los encuestados culpan de esta percepción, seguida muy de lejos (8,7%) por las redes sociales. Este dato concuerda con los hábitos de los ciudadanos para informarse sobre política, dado que el 72,6% recurre a este medio en busca de este tipo de información, seguido muy de lejos por la radio (35,4%) y la prensa (34,6%).

Destacamos al principio que empeoran las presiones para condicionar o manipular la información y que, a su vez, minan la independencia de los medios además de acentuar la autocensura. Veamos los registros que acreditan que esta situación se agrava en nuestro país año tras año. El 74,8% de los profesionales reconocen ceder a las presiones. En el Informe se señala que el miedo a las represalias por parte de los jefes o del propio medio es el mayor atenuante de la que conceptúa como “restricción de la libertad”. Los poderes políticos y económicos también tratan de aprovechar esta debilidad. El 32,9% de los encuestados con un contrato aseguran haber reducido presiones políticas, mientras que en el segundo caso el porcentaje representa un 30%.

Un mercado laboral difícilmente accesible. Esta es la realidad para licenciados y aspirantes a conseguir empleo. El paro, a pesar de reducirse por tercer año consecutivo, continúa siendo un 78% mayor que en 2008. En la actualidad, 7.890 periodistas están registrados como desempleados, siendo este número mucho mayor entre mujeres (5.029) que entre los hombres (2.861).

La presidenta de la APM, Victoria Prego, explica al respecto que “la pérdida de trabajos a chorro se ha reducido porque ya se han perdido tantos empleos que no se pueden perder más”. Precisa que “los mayores damnificados son los periodistas de más de 45 años, para quienes el panorama se presenta mucho más oscuro”. Este pesimismo se transmite a su vez a aquellos periodistas que buscan, como dijimos, un primer empleo. Así, un 53,6% de los encuestados creen que “será muy difícil” acceder al mercado laboral, frente solamente un 5% que aseguran estar “totalmente convencidos” de que encontrarán trabajo.

En este contexto, del Informe se concluye que la precarización ha pasado a ser uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el sector. El 52,2% de los encuestados consideraban el aumento del paro y la precariedad laboral que este provoca el mayor problema al que se enfrenta la profesión, seguido de una mala retribución del trabajo periodístico. De este modo, el nivel medio de ingresos mensuales se sitúa entre los dos mil y los tres euros euros, cobrando esta cantidad un 26,9% de los periodistas. No obstante, el grupo de aquellos que cobran entre 1.500 y 2.000 euros representa prácticamente la misma cantidad (25,6%), como sucede también con aquellos que cobran entre 1.000 y 1.500 (un 24,6% de los encuestados).

Finalmente, hay que referirse al incremento de la concentración de medios como uno de los riesgos más evidentes para el pluralismo informativo. Ello repercute en la captación de recursos publicitarios que acapara, principalmente, la televisión pues es el único medio que ofrece estimables niveles de audiencia y, por tanto, de difusión de los mensajes. Aunque no es el único problema, el Informe señala que “la falta de pluralismo está directamente relacionada con el peso de la televisión”. Esta apreciación, contrastada con otros estudios, permite afirmar que “en una escala que va desde riesgo despreciable hasta el 100% de riesgo, la situación en nuestro país era calificada con un 69%”.

Con estos datos y porcentajes, la profesión periodística presenta una realidad complicada, con luces y sombras. La incertidumbre laboral, según testimonio de la propia Victoria Prego, puede verse mitigada por la implementación de las nuevas tecnologías que alumbrarán nuevas tareas profesionales que desempeñarán los propios periodistas. Confía también la presidenta de la APM en que la necesidad de comunicar que tienen instituciones y entidades empresariales generará más opciones de empleo. Ojalá se cumpla su vaticinio.

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