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¡Good Bye, Lenin!

Federico Utrera / Federico Utrera

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Siendo sus dirigentes los que más arrimados estuvieron al pueblo puro y duro, a la calle y a la intemperie, esos que lo defienden sin matices y sin ambages, los que sienten y padecen con más intensidad los embates a la clase obrera, perciben como ésta le ha vuelto la espalda ya que no pueden entenderse entre sí ni organizarse entre todos. Aquellos que más dura y sostenidamente resistieron y combatieron el franquismo se ven impotentes para articularse en democracia. ¿Por qué esta permanente frustración interna y externa del PCE y de IU? ¿A qué se debe ese tenaz esfuerzo por ahuyentar sus apoyos en lugar de fidelizarlos?

Siendo fieros republicanos, detrás de cada miembro de IU hay un rey que gobierna, pero no sólo a sí mismo, sino a los demás, no admitiendo vasallos o súbditos, jefes o superiores. Los valores de “disciplina, humildad, discreción, sensatez o renuncia” siguen sin incluirse en su ideario colectivo, para favorecer en cambio los más rotundos y maximalistas de “verdad, igualdad, libertad o fraternidad”. En cambio, se incluyen sin ningún género de dudas -¡ay de aquellos que nunca dudan!-, otros adjetivos tan pomposos como “irrenunciable, imprescindible, inagotable, incombustible, intolerable...” ¿Cual será el futuro de IU en España?

En Italia los comunistas se partieron en tercios (Partido Democrático della Siniestra, Rifondazione Comunista y Partido de los Comunistas Italianos) y ahora son un cero a la izquierda pero en Portugal con Jerónimo de Sousa y Alemania con el refundado “Die Linke” (La Izquierda) del ex socialdemócrata Oskar Lafontaine han aglutinado a todas las facciones. En Francia, como en España, el PCF se ha quedado sin grupo parlamentario pero al menos sigue unido. 800 delegados no han podido acordar el devenir de la coalición de izquierdas ni su liderazgo.

Quieren ser un movimiento asambleario, polifónico, donde la miseria electoral quede convenientemente repartida entre todas las facciones y autonomías y el desafinado reciba el mismo trato que el barítono. Nunca un movimiento tan romántico, utópico y necesario cayó más bajo y más en picado a causa de sus pequeñas y mezquinas ambiciones, sus sueños y delirios de grandeza. Izquierda Unida Canaria es en esto ejemplo nacional: 85.000 votos (1991), 40.000 (1995), 23.000 (1999), 12.000 (2003), 4.000 (2007)... Y lo peor es que esta sangría permanente la van a pagar los más débiles, los trabajadores y los obreros, justo en el peor momento de la crisis... ¡Good Bye, Lenin!

Federico Utrera

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