Innovación en la jungla

Fue premiado por ser el auténtico precursor de la odontología en España justo antes de que decidiera convertirse en divulgador y realizador de documentales para radio y televisión. Utilizó siempre un lenguaje muy académico, mostrando un respeto absoluto hacia sus colaboradores. Un trágico accidente aéreo truncó su vida en 1980 mientras grababa un documental en Alaska. Su muerte conmocionó a nuestro país y a la comunidad científica mundial. Probablemente él es el gran responsable de que el lobo aún habite en la Península Ibérica gracias a su incansable lucha por protegerlo y evitar su extinción.

Treinta y un años después acaban de otorgar un Premio Ondas en la categoría de Premio a la innovación a Frank Cuenca, más conocido por Frank de la Jungla.

Cuatro ha encontrado un filón con un tipo que anda por los paisajes más inhóspitos de Thailandia, Komodo, Sumatra o Borneo con una chanclas rosas ?sí, esas que se usan para caminar por encima de las rocas que las corrientes marinas han dejado al descubierto en la Cícer-, unos calcetines blancos a juego, unas bermudas dejando sus piernas indefensas para que las picaduras y los arañazos se pongan las botas y, por último, una gorra blanca colocada del revés.

Iba para figura del tenis, pero un accidente de moto lo evitó. Sigue dirigiendo una escuela tenística en Thailandia, pero realmente se ha convertido en un fenómeno mediático por jugarse la vida mientras trata de dar a conocer el mundo animal.

Pero Frank no tiene nada que ver con Félix, salvo en la anecdótica coincidencia de la letra inicial de sus nombres.

Ha estado a punto de morir por la mordedura de una víbora primero y por el intento de estrangulamiento de una pitón después. Ha simulado estar muerto para evitar ser devorado por un tigre y sufrido el ataque de un enjambre de abejas.

En fin, este Indiana Jones nacional se ha convertido en un fenómeno televisivo con un toque friki.

Félix utilizaba un lenguaje correcto, a veces hasta excesivo. Frank utiliza tacos casi en cada frase que pronuncia y trata a Santi, su cámara, de una manera poco decorosa.

La verdad es que, amén del peligro que entrañan las escenas, las grabaciones parecen realizadas por dos amiguetes que quieren subir sus aventuras a You Tube?

Las familias de los 70 se reunían ante el televisor para ver “El Hombre y la Tierra” en la única cadena que existía en nuestro país. Era uno de los momentos cumbres de la semana televisiva. El timbre de voz de Rodríguez de la Fuente, lo novedoso de la realización en las imágenes captadas y el conocimiento del comportamiento de los animales hacían el resto.

Tres décadas después padres e hijos también se sientan en el sofá con el sano convencimiento de que van a aprender, pero también con esa inquietud morbosa que supone ver si será en esa entrega semanal en la que el bueno de Frank será atacado por un felino, devorado por un dragón de Komodo o engullido por un tiburón blanco. Para los adultos es un loco que se juega la vida. Para los niños, un nuevo héroe.

Tengo una enorme debilidad por este tipo de personajes un tanto histriónicos, que no pasan desapercibidos, que generan corrientes de opinión y que son amados por unos y odiados por otros. Desde luego innovador y diferente sí que es.

A tres días de que los españoles decidamos el futuro político de este país para los próximos cuatro años han surgido varias noticias en la caja tonta que han tambaleado el país: la Pantoja ha llorado de felicidad al enterarse de la noticia de que su hijo Kiko Rivera será papá, mientras los españoles debaten sobre la idoneidad en la elección de su pareja, Terelu Campos posa desnuda en Interviú, generando una controversia a nivel nacional sobre si la revista ha elegido bien a la musa de la portada de esta semana y Antonio Tejado está inmerso en la polémica de un presunto affaire con Bárbara Rey y el país discute si habrá elegido bien su partenaire cuando era prácticamente un adolescente.

En fin muchas deliberaciones en una semana que finalizará con una cita con las urnas en las que todos los que tenemos el derecho a votar deberíamos acudir.

Y ya lo saben, tengan cuidado: la televisión crea adicción.

Francisco Ramírez