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John Negroponte en China

Rafael Morales / Rafael Morales

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Negroponte, halcón belicista de toda la vida, exige transparencia militar a los demás: “Necesitamos una mejor comprensión de lo que China tiene en mente sobre su modernización militar y cuáles son sus verdaderas intenciones”. Pekín respondió con educación por medio de Jiang Enzhu, portavoz de la ANP, diciendo que sus gastos militares son muy inferiores a los de otros países occidentales “En 2005, nuestras partidas de defensa suponía sólo el 1.3% del PIB y el 7.3% de los gastos totales, mientras que en Estados Unidos representaban el 4.03% del PIB y el 20.04% de los gastos totales”. Las preocupaciones gringas con respecto a China tienen que ver, también, con su crecimiento espectacular y su expansión comercial (además de inversiones) en todo el mundo, con una mayor presencia en Asia, África y América Latina. Lo conocido hoy como una potencia emergente, es decir un competidor a medio y largo plazo con la única superpotencia realmente existente.Tampoco agrada mucho a Washington la lentitud de China en su adaptación interna al mercado mundial. Para el primer ministro Wen Jiabao, su país estará durante cien años en la “etapa primaria” del socialismo. La viceprimera ministra Wu Yi insiste: “La propiedad estatal permanecerá en el núcleo central de nuestro sistema económico”. Controlará siete sectores definidos como estratégicos, a saber, la industria de defensa y los sectores eléctrico, petroquímico y carbón, telecomunicaciones y aviación civil, transporte marítimo y fluvial. Estarán abiertos a la participación privada y bajo el control del Estado. A pesar de estas palabras y los deseos de que esta sesión de la Asamblea Nacional Popular ponga un freno al desarrollo de las desigualdades sociales, esta tendencia no parece tan sencilla de revertir o frenar. De hecho, entre crecimiento de la economía privada a costa de la pública (estatal y social) y el aumento de las desigualdades hay una relación probada de causa y efecto.Desde Deng Xiaoping, los líderes chinos anunciaron que conducirían cierta apertura económica al libre mercado, pero que la firme mano del partido comunista permanecería en la senda del socialismo. Eso dijeron. Pero la verdad parece más bien otra. Una cierta transición al capitalismo de forma absolutamente burocrática, sin apertura democrática que permita hablar a los trabajadores de la ciudad y del campo, realizar sus propias propuestas y defender sus derechos democráticos, sindicales y laborales. Puede suceder que los mismos burócratas del partido aprovechen las privatizaciones y de ahí nazca una nueva burguesía dominante que ya ha alcanzado un desarrollo notable. El 33% de los nuevos empresarios privados censados por el partido comunista ya milita en sus filas. El halcón John Negroponte tiene demasiadas prisas y desconfía de los líderes chinos. No porque dude sobre las perspectiva económica sino por el despegue chino como potencia competidora en las relaciones internacionales. Aguardará con mucho interés las conclusiones de la Asamblea Nacional Popular. Como todo el mundo.

Rafael Morales

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