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Paulino no sabe medir

José A. Alemán / José A. Alemán

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Pero los hechos están ahí. Tenemos, como punto de partida, la escisión de CC y el nacimiento de NC. La ruptura fue total y sólo en el Congreso se mantuvieron unidos bajo la denominación de CC-NC que dejaba clara la pertenencia a fuerzas distintas. Una decisión discutible que justificaron por la conveniencia de actuar juntos en cuestiones de interés general, como la reforma del Estatuto. La situación se mantuvo hasta que el 27-M introdujo nuevos factores demandantes de relectura. En primer lugar, la contundencia del varapalo a CC y PP en Gran Canaria y Lanzarote obligaba a Román, como diputado provincial, a replantearse si debía continuar la línea de colaboración en el Congreso con un partido claramente rechazado. En segundo lugar, al basarse el grupo del Congreso en acuerdos concretos sobre la reforma estatutaria, Román no podía ignorar la disposición de CC a modificarlos para poder pactar con el PP, contrario al texto enviado a Madrid. De ayer es la noticia de que CC se allanó a las exigencias de rebaja estatutaria del PP. Como, además, los populares trataron de impedir que la Mesa del Congreso disolviera el grupo canario, es justo suponer que ya cuentan con CC frente a Zapatero. Román se limitó a rechazar la imposición de lo que ahora conviene a Paulino. Y si no puede llamársele tránsfuga al ser de CC, lo de traidor clama al cielo. Basta recordar a Paulino jurando que los términos de la reforma estatutaria eran irrenunciables e innegociables. Sin embargo, cedió a la primera ante los criterios restrictivos del PP para obtener una presidencia claramente condicionada por los peperos. Así, que llamar traidor a Román por no aceptar semejante maridaje con el PP y sus secuelas resulta, cuando menos, excesivo, imprudente, falto de una mínima noción autocrítica y de algún agua. El hecho cierto, en definitiva, es que Paulino modificó los supuestos en que se asentaba el grupo CC- NC y su cabreo indica que no midió las consecuencias. O si lo hizo y le dejó el muerto Ana Oramas, que lo sustituyó en el Congreso.

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