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Renovables, primas y primos

Antonio Morales / Antonio Morales

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En las últimas semanas la incertidumbre se ha adueñado del sector de las energías limpias de este país después de que el ministro, más propenso a las nucleares que a las verdes, anunciara semanas atrás que su departamento estaba estudiando la posibilidad de recortar un 40% las subvenciones a las renovables, y en especial a las solares, con el fin de controlar a un sector que en el caso de las fotovoltaicas pasó de 24 a 3.463 MW entre 2004 y 2008 y en el de la eólica de 8.504 a 16.740 MW. Se trataría de restar 2.500 millones de los 6.000 concedidos en primas el año pasado. Y no solamente se ha pronunciado al respecto Sebastián. También Elena Salgado ha dejado caer que, antes del 30 de junio, los incentivos a las energías alternativas deberían ser revisados con el objeto de mejorar la contribución del sector energético a la competitividad y sostenibilidad de la economía. Parece ser que en este documento se baraja también la posibilidad de incluir cupos especiales de potencia para Canarias, donde como todo el mundo sabe andamos en la cola.

Jamás ninguno de ellos ha hecho referencia a las ayudas al carbón, 316 millones al año, un auténtico ejemplo por lo visto de energía limpia, ni a las nucleares a las que se ayuda con los seguros ante las reticencias de las aseguradoras y con la construcción de cementerios para sus residuos, caros, peligrosos y a cuenta del contribuyente. Por lo visto lo que sale caro es un sector que ha convertido a España en avanzadilla mundial y que está llamado a ser uno de los ejes en los que se vertebre ese nuevo proyecto de desarrollo alternativo y sostenible sobre el que se pretende pivotar el futuro incierto de este Estado y sus habitantes.

Lo que queda clarísimo es que las eléctricas se han movido con toda su artillería pesada para presionar a los responsables públicos españoles. Así hemos visto cómo últimamente han salido a la palestra, como si se tratara de una coral afinadísima, Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, afirmando que “sería preciso parar el crecimiento de las tecnologías renovables de mayor coste si no queremos incrementar sustancialmente el precio de la energía”; Rafael Villaseca, consejero delegado de Gas Natural-Unión Fenosa que advertía que de no actuar sobre las renovables “habrá una traducción directa sobre la tarifa al consumidor” y Antonio Brufau, presidente de Repsol YPF, que cuestionó el sistema eléctrico español por el alto coste de las primas a las renovables, “una factura muy cara que el consumidor debe pagar” y, aquí dejó ver más el rejo, mostró su preocupación “por el exceso de gas natural y la mayor ociosidad de los ciclos combinados de gas desplazados por la entrada de nueva capacidad renovable”.

Desde luego sería conmovedor observar la preocupación de estos señores por el aumento de los costes de las tarifas eléctricas si realmente fuera cierto que las primas a las renovables encarecen el recibo de la luz , si no supiéramos que detrás de todo está latente la verdadera intención de frenar un modelo energético que rompe su oligopolio y abre puertas a la democratización de la energía al ir a parar su generación a manos de administraciones públicas y pequeños y medianos empresarios y, sobre todo, que en 2010 la producción eléctrica con ciclos combinados (de gas y fuel), como los que pretenden introducir en Canarias, va a estar parada casi las tres cuartas partes de su tiempo, produciéndoles unas pérdidas considerables, fundamentalmente por el auge de las renovables..

Es absolutamente necesario que los responsables públicos que aceptan y asumen este tipo de presiones y sus consecuencias y los responsables de las eléctricas, nos expliquen cómo ganan tanto todos los años, y por qué pagan más las familias y las distintas actividades empresariales si producir la electricidad cuesta cada vez menos. Deberían explicarnos también con absoluta claridad algo que conoce muy poca gente y que tiene que ver con el pool del mercado mayorista que fija el precio de la energía en cada momento en una suerte de subasta en la que entran primero las nucleares que no pueden parar, le siguen luego las hidráulicas y las renovables y luego las centrales térmicas convencionales que son las que fijan el precio para toda la energía vendida. Un conchabo que garantiza las ganancias de las eléctricas a través de un déficit artificioso que Rodrigo Rato quiso convertir en déficit tarifario para no llevarlo a los Presupuestos y no aumentar la inflación. Como acaba de escribir días atrás en El País Martín Gallego Málaga, antiguo secretario general de la Energía, “conviene precisar que el ”déficit tarifario“ (precios del mercado menos tarifas) no es un déficit económico (ya que las tarifas cubren los costes del suministro) sino un déficit producido por la regulación”.

En realidad, aunque pretendan vendernos lo contrario mediáticamente, asustando a la ciudadanía, las energías renovables no están subvencionadas sino que reciben primas en función de su producción (se les da una compensación en función de la energía real que produzcan) ya que la bajada en el precio de la electricidad compensa las primas y no sólo no aumenta el déficit tarifario sino que provoca una disminución de los costes de generación energética. Es más, la energía eólica evitó la importación de más de mil millones de euros en combustibles fósiles, evitó la emisión de 18 millones de C02, dio empleo a 40.000 personas y exportó 2.500 millones en bienes industriales. Según Deloitte el ahorro propiciado por las renovables al sistema eléctrico español fue el año pasado de 4.919 millones de euros. Está claro que no sólo buscan cargar las culpas de las subidas pactadas de las tarifas a las renovables sino también quitarles mercados porque les hacen disminuir sus beneficios al bajar el precio de venta, en al menos un 30%, y quiebran su monopolio. No dicen tampoco que la cogeneración a gas natural se llevó 1.200 millones en ayudas y que en el coste de las renovables se incluye igualmente el coste de desmantelación de los parques, lo que no ocurre con la hidráulica o la nuclear.

Las mismas grandes eléctricas, agrupadas en torno a Unesa, a la que la Comisión Nacional de la Energía abrió expediente sancionador por haber pactado precios al margen de la legalidad, actúa ahora como un lobby de presión extraordinaria para vendernos, con la complicidad de los gobiernos, ahora del PSOE y antes del PP, un déficit tarifario que se fabrica a conciencia a golpes de BOE y con subastas altamente fraudulentas. Miren igualmente las últimas declaraciones de María Teresa Costa, presidenta de la CNE criticando la “opacidad” del recibo de la luz y el que “algo pasa” en el mercado liberalizado de la electricidad en el que las compañías están haciendo ofertas con “ahorros irrelevantes”, siempre de común acuerdo. Otra práctica dolosa. También es altamente sospechoso que hace muy poco se filtrara a la luz pública una noticia, que después resultó falsa, en la que se hablaba de una pretendida producción nocturna de electricidad en huertos solares, y suma y sigue?

Una apuesta decidida por las energías limpias, por la lucha contra el cambio climático, por un modelo económico alternativo, por la búsqueda de nuevos nichos de trabajo?, no puede pasar por una reducción drástica del apoyo a las renovables rebajando las primas ante la presión de las todopoderosas eléctricas, algunas de ellas extranjeras. Mientras, los primos seguiremos pagando los recibos de la luz según se les antoje.

*Alcalde de AgüimesAlcalde de Agüimes

Antonio Morales*

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