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Pánico escénico en el PP

Rafael González Morera

Con la caída al abismo político y presumiblemente penal de Rodrigo Rato, el Partido Popular ha entrado en lo que podríamos denominar en lenguaje futbolístico, en un pánico escénico de considerable magnitud. Es una secuencia más, una imagen esperpéntica que enmarca al panorama político, económico y moral que estamos todavía por desgracia viviendo. Pero con la defenestración de Rato parece vislumbrarse el final de un ciclo para los partidos del régimen del 78 nacido de la monarquía franquista/borbónica. Rato ha representado mejor que nadie la quintaesencia de los grandes protagonistas del más duro neoliberalismo que emplea al sector público para beneficio del privado, de quienes consideran lícito y hasta estético socializar las pérdidas y privatizas las ganancias, estableciendo medidas financieras que emborracharon el consumo y facilitaron grandes orgías económicas y hasta muy mundanas, una época en la que los ricos ya no sabían en donde gastar la pasta que acumulaban a una velocidad de vértigo, con consumos morbosos y escándalos a los ojos de un pueblo cada vez más escéptico, asombrado y cabreado.

En todo este contexto del “ratismo” al que nos referimos, no hay que olvidar ¡manda trillos!, que Rodrigo Rato fue al terminar el ciclo del aznarizmo presidenciable al ser el propuesto en magnífico dedicidio por Aznar para sucederle. Pero Rato declinó la invitación de su jefe quizá porque veía en el ámbito privado mayores rendimientos que no en el oficialismo de La Moncloa. No vamos a relatarles otra vez a los amables y muy enterados lectores todas las barbaridades cometidas por Rodrigo Rato, desde las tarjetas black hasta las preferentes de Bankia, desarrollado todo esto con gran esmero por Miguel Blesa. Pero con la duda de siempre si el pueblo español va a seguir votando corruptos, creo que la temperatura política está cambiando a gran velocidad y todo parece indicar que los jóvenes votantes entre los 18 y 35 años pueden ser determinantes para cambiar el rumbo político, económico y moral de España. En la gran crisis del felipismo dijo Joaquín Leguina que “el jefe de los guardias, Luis Roldán, se fugó con el dinero, y al jefe del dinero, Mariano Rubio, lo vimos entre dos guardias”. Hay muchos politólogos y analistas que ven mucho parecido con ala gran crisis del PSOE de Felipe González, con el que vivimos ahora del Partido Popular que ya no se sabe si en el próximo futuro será de Aznar, Rajoy, o Soraya Saénz de Santamaría. La gran traca final de los conservadores españoles, con un Luis Bárcenas que acumuló 47 millones de euros en Suiza, que sus máximos dirigentes cobraban sobresueldos en “b”, y la financiación ilegal del partido, han sido datos finales de una época del ladrillo y la burbuja que parece terminar con la aparición de Podemos y Ciudadanos.

Pero con todo esto creo que el Partido Popular, el sector “marianista”, si pretendía con la detención “momentánea” de Rato era dar una imagen que iban contra la corrupción “sea el que sea”, se han equivocado estrepitosamente y en realidad se han pegado un tiro en el pie y ahora mismo todas las “familias populares” están con el hacha levantada tomando posiciones para la presentida sustitución de Rajoy que parece que se acerca a pasos agigantados, y el “sorayismo” va tomando cuerpo de una forma sutil pero firme, con lo que una posible “ucedización” del Partido Popular a partir de su posible debacle en las municipales se otea en el horizonte político. Ahora mismo el pánico escénico no sólo está en Génova y en La Moncloa, sino se ha extendido por toda la geografía española y ha alcanzado proporciones significativas también en la sede de la calle Albareda de Las Palmas de Gran Canaria. No ha acertado el dedo de Soria en la designación de sus mujeres candidatas para la cita del 24 de mayo, porque ni Australia Navarro da la talla para presidir Canarias, ni Mercedes Roldós es una aspirante con posibilidades para dirigir el Cabildo Insular de Gran Canaria, y encima Juan José Cardona, sin duda el de mayores posibilidades, está a la baja y no llega según las últimas encuestas a la mayoría absoluta, la única posibilidad de salvarse de otra derrota al igual que sus compañeras de viaje que creo que no van a llegar muy lejos.

Y además para completar el negativo panorama están tres ilustres imputados o si lo prefieren encauzados, que estarán presentes en las elecciones, el alcalde de Mogán, Francisco González, la alcaldesa de Telde, María del Carmen Castellanos, y la candidata a la presidencia del Cabildo de Fuerteventura, Águeda Montelongo. A estos tres “populares” habría que recordarles lo que dice el código ético de su partido, que señala que “recoge la obligación de demostrar la máxima ejemplaridad, rigor y exigencia en el desempeño de sus funciones, velando siempre por el interés público”, pero ya saben, el código ético lo tiene Rajoy en el cajón de su despacho junto al último número del diario “Marca”. El Partido Popular ha entrado a todos los niveles en un pánico escénico, y este mes que queda para llegar a las elecciones será de una lenta agonía de la cual va a disfrutar José Miguel Bravo de Laguna defenestrado por el amo Soria en una decisión que delató una vez más su carácter vengativo y políticamente esquizofrénico.

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