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San Keynes bendito

José García Abad / José García Abad

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La sombra del gran economista ha planeado durante la reunión de los veinte más tres en un mundo que se ha hecho keynesiano. Hubiera sido un detalle por parte de los veintitrés gobernantes ? ellos se llaman “líderes” en el comunicado final ? que hubieran iniciado las sesiones elevando a los cielos la “Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero”, en reconocimiento a su autor, John Maynard Keynes, un personaje extraordinario ? Bertrand Russell reconoció que era el hombre más inteligente que había conocido ? del que todos nos sentimos deudores. Keynes no solo era un teórico y un sagaz diplomático sino un hombre que demostró que entendía los mercados financieros enriqueciéndose ? honradamente, por cierto, ? en la Bolsa de Londres: desde 1928 a 1945, a pesar de sufrir los efectos del crack del 29, logró un rendimiento anual promedio de sus acciones superior al 13 por ciento, cuando la rentabilidad media en el Reino Unido durante dicho periodo, fue ligeramente superior al cero.

El comunicado de la cumbre de Washington es poco preciso pero no tan ambiguo como para que no pueda percibirse un consenso crítico contra la autorregulación y a favor de fortalecer las instituciones mundiales como el Fondo Monetario y el Banco Mundial nacidos de Bretton Woods. Hay acuerdo aunque dicho con eufemismos de que el Estado debe intervenir en la economía tal como proclamaba John Maynard Keynes.

Sin embargo el hecho de que el Estado intervenga para garantizar el buen funcionamiento de los mercados no quiere decir optar por el proteccionismo. La globalización es un hecho irreversible y beneficioso si existen reglas del juego aceptadas por todos; restablecer los viejos esquemas de los proteccionismos nacionales sería un paso atrás y un factor de empobrecimiento general. Ambas cosas: libertad de mercado dentro de un orden, o sea con regulación, y condena de las tentaciones proteccionistas, han sido, en mi opinión, el eje esencial del G-20. Sin embargo, para ser consecuentes con un mundo globalizado y justo, habría que actuar contra todo tipo de proteccionismos sobre todo por el más injusto, el proteccionismo no declarado pero sumamente coercitivo que mantienen los países más desarrollados para defenderse de la competencia de los llamados países emergentes, los que ayer se llamaban subdesarrollados o más piadosamente en vías de desarrollo. La presencia de estos países en el G-20 ? China, Indía, Brasil etc ? ha servido por lo menos para que se oiga su voz.

No se podía esperar más de seis horas de debate pero, al menos, hay que reconocer que se han esbozado principios aceptables por todos, que se han logrado acuerdos de principio aunque sea en un mínimo común denominador bastante modesto; se han establecido prioridades y fechas de referencia para las decisiones más urgentes y se ha arbitrado un método para desarrollar los trabajos técnicos. No hay que olvidar que en Bretton Wood los trabajos se extendieron a lo largo de dos años, un tiempo del que hoy, sin embargo, no se dispone. Keynes solía decir: “A largo plazo todos estaremos muertos”. Mucho me temo que en estos tiempos acelerados que corren el largo plazo se ha acortado dramáticamente.

En lo que al capitulo financiero se refiere las soluciones deben ser globales y por tanto coordinadas, pero en el campo de la política económica son decisivas las actuaciones nacionales. Los estados de Europa ya no pueden actuar sobre el tipo de cambio o sobre la circulación del dinero pero si con políticas presupuestarias. Zapatero está dispuesto, diga lo que diga Solbes, a incrementar la inversión en obras públicas ? típica recomendación keynesiana - para activar la economía y el empleo aunque el déficit aumente. Buena falta hacía y para empezar habría que desbloquear la parálisis en la concertación de obras que están denunciando las empresas de obras públicas. Como decía el primer Barón Keynes: en una situación de desempleo y capacidad productiva no utilizada, solamente pueden aumentarse el empleo y el ingreso total, incrementando primero los gastos, sea en consumo o en inversión.

*José García Abad es periodista, escritor, director de El Siglo y analista político, en elplural.eselplural.es José García Abad*

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