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Soria y Felipito el de Mafalda

Juan García Luján / Juan García Luján

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La historia política del líder del PP de las islas es una sucesión de capítulos de un culebrón cuyo galán siempre es PP Manuel.El primer capítulo lo vivimos cuando Nardy Barrios militaba en el Partido Popular, eran los felices años noventa. A Nardy la había fichado Bravo de Laguna.La memoria es débil por eso quizá Soria ha olvidado que llegó a la presidencia del partido gracias al intenso trabajo de Nardy Barrios y un grupo de gente cercana. Tardó unos añitos Nardy Barrios en conocer el lado oscuro de Soria. Cambió el siglo pero el galán del PP no cambiaba de actitud, él quería ser la estrella indiscutible del culebrón conservador. Por eso cuando vio que Nardy estaba sentada en la parte alta del Congreso de los Diputados comenzó a incordiarla, y los aplausos que Nardy recibía en Madrid se transformaban en silbatos en Gran Canaria. En el ayuntamiento el alcalde PP Manuel ninguneaba a su Primera Teniente de Alcalde, Josefa Luzardo. Y llegó el final de la primera parte del culebrón: Josefa Luzardo (todavía no se llamaba Pepa) y Nardy Barrios tiraban del galán de la serie: Josefa del brazo derecho y Nardy del brazo izquierdo. Soria pasó de las dos. Nardy expresó sus reproches y se marchó cinco minutos antes de que PP Manuel la echara de la serie. Josefa Luzardo lloró en silencio y siguió actuando en el culebrón.

La segunda tanda de capítulos finalizó en las últimas elecciones. El galán seguía siendo el mismo: Pepe Manuel. La despreciada Josefa pasó a llamarse Pepa y la nueva actriz era Águeda Montelongo. Soria despreció a Pepa por la derrota en el ayuntamiento y le echó la culpa de su fracaso en el cabildo. Llegaron las elecciones generales, Soria no dejó que Pepa fuera candidata al Senado, y en la lista al Congreso puso a Pilar González, la hija del Marqués de la Oliva. Después de las elecciones Águeda expresó sus reproches y criticó al Marqués porque no se atrevió a criticar a Soria. Águeda y sus seguidores están más fuera que dentro del partido, y Pepa se quedó dentro llorando en silencio.

La tercera parte tuvo ayer su último capítulo. Esta vez cambiaron las damas. El director de la serie Mariano Rajoy eligió como actores a Soria, María San Gil y a la dirigente catalana Alicia Sánchez-Camacho. Así PP Manuel Soria volvió a encontrarse entre dos mujeres. Por primera vez las damas no tenían que pedirle permiso para salir al centro del escenario. Pero cuando un actor se acostumbra a ser el galán de la obra le cuesta adaptarse a compartir protagonismo. Rajoy quiere llegar a la Moncloa y ha visto que el cuento de la España rota no le sirvió para alcanzar la meta. Por eso quería que en la ponencia política del próximo congreso del partido se apostara por un discurso más suave con los nacionalismos de derechas. A PP Manuel le interesaba ese discurso, porque le ha servido para seguir en el machito en las islas, con un coche oficial y guardaespaldas (y sin protesta sindical, oye). Soria escribió la ponencia política pensando en Paulino, y hablaba de llegar a la cama sin sexo, pero María San Gil pensaba en Ibarretxe y le sonaba todo a pornografía. Soria consultó con el director y Mariano le respondió que no cambiara el guión. Pepe Manuel obedeció, porque él con los hombres es muy obediente. Y volvió a repetirse la escena: María San Gil expresó sus reproches y la catalana lloró en silencio. María San Gil salió de la escena y nuestro galán canario conserva su papel en la serie. Pero hay una diferencia con los capítulos anteriores: María San Gil no es ni Pepa Luzardo, ni Nardy Barrios, ni Águeda Montelongo. Los reproches de María San Gil sí son escuchados por el núcleo duro del Partido Popular, por eso por primera vez en su trayectoria política a Soria no le saldrá gratis el “aquí mando yo, a chulo no me gana nadie”. Esto explica la actitud de nuestro galán que, por una vez que da una rueda de prensa en Madrid y acuden los grandes periódicos sin necesidad de tener que patrocinar el acto con dinero de las instituciones públicas, resulta que los muy canallas sólo quieren preguntarle ¿ y por qué no vino María San Gil? Y antes de responderles Pepe Manuel volverá a acordarse de Felipito el amigo de Mafalda: “¿por qué justo a mí tenía que tocarme ser yo?”

Juan García Luján

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